Moda

Loewe y la ropa del futuro

Jonathan Anderson presentó una colección que anticipa la tendencia hacia la comodidad

«Look» visto en la pasarela de París LOEWE
María Luísa Funes

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«Lo más corriente se puede convertir en inquietante», comentaba ayer con misterio Jonathan Anderson al final de su desfile para Loewe en París. Y es que el director creativo de la casa madrileña ideó personalmente la decoración de los salones de la Unesco que, como de costumbre, utiliza Loewe en la ciudad del Sena. Se ideó un montaje de salones ovales en blanco inmaculado con peculiares alfombras colgadas de las paredes: en lugar de llevar dibujos geométricos, eran curiosas fotografías de tamaño gigante con desnudos masculinos, así como fotografías de la nueva campaña publicitaria de la marca: una serie de retratos de Steven Meisel, que protagoniza la modelo Vittoria Cerretti posando con distintas frutas partidas por la mitad colocadas sobre la boca.

En un entorno que asemejaba al de una galería de arte, circularon con dinamismo sorprendentes modelos que se anticipaban a lo que la moda -probablemente- nos depara en el futuro: un estilo cómodo , casi unisex , lleno de colores suaves , calzado confortable y pocos accesorios. Y tanto los bolsos como el calzado fueron los protagonistas. Las zapatillas de «fauno» , modelos deportivos con una punta extremadamente larga y levantada, que imitaba a las babuchas orientales o a los botines medievales del flautista de Hamelin, fueron el toque más futurista . Los botines «con cresta» parecían extraños dinosaurios. Se combinaron con sencillos pantalones con vuelta levantada hacia arriba, tanto en tejido vaquero como en telas de flores y modelos verdes, blancos y negro. Una tendencia que coloca en el futuro al sport más relajado, combinando blazers con pantalones remangados y zapatillas de deporte.

Gabardinas deconstruidas

Las gabardinas, deconstruidas, también hicieron acto de presencia, mezcladas con sombreros de estilo safari y bolsos en cuero natural . Vestidos camiseta largos y modelos de flores de inspiración inglesa se alternaron entre lo moderno y lo bucólico, conjuntados con deliciosos nuevos modelos de bolsos. Grandes y ovalados, la colección contaba con algún modelo rectangular en tela rústica de algodón azul que atrajo las miradas, o con sencillos y menos conseguidos bolsos de lona de corte escolar.

Las combinaciones de camisetas blancas con sencillos pantalones rectos y calzado semideportivo en tonos neutros son un indicio de cómo Anderson ve el futuro próximo en la moda, un futuro en el que el atuendo se «bajará del burro» con frecuencia para adaptarse al mayor de los lujos después del tiempo y el espacio: la comodidad . Y todo esto sin dejar atrás la creatividad, la innovación en materiales y formas -como los bajos hechos trizas de gabardinas y faldas-, la recuperación de lo antiguo -como la manta estribera de rayas llevada al hombro-, o el juego por el juego de la original punta de los sneakers del desfile, un cruce perfecto entre los botines de Peter Pan o los zapatos de leprechaun, duendecillos irlandeses que a buen seguro Jonathan tiene in mente.

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