Loewe, meninas y volantes

La colección, presentada ayer en la capital francesa, retoma su impronta española con un aire de absoluta modernidad

J.W. Anderson presentó la primavera de 2020 para mujer con una delicada y etérea puesta en escena AFP
María Luísa Funes

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Entre las muchas virtudes de Jonathan W. Anderson , director creativo de Loewe desde hace unos años, está la de no copiar a su competencia. Su originalidad y creatividad prevalece en un sector lleno de plagios y refritos, no ya solo en el mundo del fast fashion, sino también en el de la alta moda. El pasado vienres en París, el norirlandés dejó que su modernidad ultra-chic se empapase de españolismo.

Como de costumbre, el desfile de Loewe tuvo lugar en la sede principal de la UNESCO, escenario austero y futurista en un clásico París. J.W. Anderson presentó la primavera de 2020 para mujer con una delicada y etérea puesta en escena en la que todo era blanco y crema, con cortinas ligeras interrumpidas por monolitos de amatistas y algunas plantas.

Anderson «deconstruyó» el estilo español como Ferran Adrià la tortilla de patatas. Los vestidos de estilo «Menina», acertadamente escogidos en amarillos y malvas, retomaban el archiconocido «guardainfantes» que visten las protagonistas del cuadro de Velázquez , aunque al estilo «Giacommetti», con una forma longuilínea y estrecha. No se puede ser más castizo.

J.W. Anderson puso una mirada velazqueña (izq.) a algunas piezas de su colección AFP

Los trajes de pantalón acababan en godets que daban la impresión de ser volantes; las chaquetas y los bolsos se cubrieron de flecos como si de mantones de Manila se tratara y todo esto se llevó a cabo con medida, sutileza y pocos tonos. Predominaron el negro y el blanco, los vestidos cruzados y la mezcla de inocencia y raciocinio en muchos de los vestidos blancos.

Señoras del siglo XIX

Las transparencias en vestidos, faldas y tops se remataron con ribetes marcados y -de nuevo en un guiño a lo español- aparecieron las capelinas de punto tal cual las llevaban en el siglo XIX las señoras mayores, los ponchos con mangas excesivas y las cuentas de madera decorando los escotes.

Entre los accesorios, el nuevo «Balloon bag», un cubo presentado en tres tamaños. Para la noche, minaudières en cueros exóticos rematadas con plumas de marabú y broches de cristal. Se revisitaron los bolsos icónicos en distintos materiales y tamaños y predominó una interesante letanía de detalles en organdí, guipur y satén japonés.

Una curiosa serie de botas, botas altas, zapatos y zuecos inspirada en los mocasines femeninos con tacón grueso de la Europa de los años 60 dominó la escena. Se trataba del modelo «Penny» -de punta cuadrada- en todas sus versiones. Meninas, capas, flecos y volantes para una colección de impronta española revisada por la aguda y vanguardista mirada de J.W. Anderson.

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