Lorenzo Carprile
Lorenzo Carprile - ABC

Los vestidos de Lorenzo Caprile conquistan la escena berlinesa

Ha creado el vestuario del ballet «Jewels» con el Staatsballet de Nacho Duato

MADRID Actualizado: Guardar
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Hace solo unos días, nos alegrábamos al saber que la obra de Mariano Fortuny y Madrazo se incluía en la actual exposición del MET en Nueva York. Fortuny –hijo del pintor homónimo–, fue un verdadero hombre del Renacimiento que se hizo conocido por sus vestidos, como el «Delphos», pero que también creó colecciones de lámparas, muebles, cuadros, fotografías… y tuvo especial predilección por la escenografía, la luminotecnia, el diseño textil y la creación de vestuarios para teatro.

Como Fortuny, Lorenzo Caprile también ha nacido en el seno de una familia culta y no ha dudado viajar, formarse y estar siempre en constante aprendizaje. Al famoso taller de Caprile, que ha vestido a las mujeres más importantes de nuestro país, entre ellas Doña Letizia y las Infantas Elena y Cristina, se le unen nuevos proyectos.

Si desde hace tiempo crea el vestuario de diversas obras de teatro con éxito, en esta ocasión se ha decantado por estrenarse en el ballet y se ha lanzado al extranjero.

Caprile hizo el contacto con el ballet de Berlín a través de Nacho Duato, director artístico de la compañía Staatsballet desde 2014. Duato pensó recrear el ballet «Jewels», una obra ideada hace décadas por George Balanchine con música de Fauré, Igor Stravinsky y Tchaikovsky. Se cuenta que Balanchine se inspiró en la visión nocturna del escaparate de una grandiosa joyería neoyorquina de la Quinta Avenida. Y el ballet «Jewels» («Joyas» en inglés), se ha estrenado de nuevo esta semana en la capital alemana con la escenografía de Pepe Leal y el majestuoso vestuario de Caprile.

—¿Cuál ha sido el mayor desafío de esta nueva experiencia?

—La dificultad de este ejercicio ha estado en la particularidad de «Jewels»: su creador, Balanchine, dejó protegidos por su fundación detalles tan concretos como el largo de los tutús o los detalles de los escotes, con lo cual crear algo nuevo ha sido un verdadero reto.

—¿Su experiencia le ha aportado los conocimientos necesarios para desarrollar vestuario de ballet?

—Los vestidos de ballet requieren una enorme flexibilidad. Yo había hecho ya mucha ropa para teatro e incluso prendas para el show afrogitano de Curro de Candela, pero esto no ha tenido nada que ver. Se trata de ballet clásico y como las prendas no se habían renovado desde hace 48 años, necesitaban actualización. Ha sido en el vestuario masculino en el que más cambios he introducido, retomando las casacas militares y los calzones blancos de gala, al estilo de la época de Napoleón y de los zares rusos.

—¿Cómo ha gestionado la logística de la creación de tantas prendas?

—En realidad, cada miembro del ballet –incluidos los sustitutos y los personajes de fondo de escena– tenía su propio vestuario, con lo cual se han elaborado a medida cientos de prendas. Yo no podía hacerme cargo de todo esto desde Madrid, por lo que me encargué de hacer los prototipos, los diseños e incluso llevar muestras de bordados, para que se elaborase todo allí . Y cuando digo diseños, me refiero a ideas; ya sabes que no soy muy de dibujar.

Y es que Lorenzo Caprile prefiere trabajar como en su día hicieron la gran madame Grès –con croquis sueltos de detalles que luego se ensambla en directo sobre las modelos– o bien como la genial Madeleine Vionnet, que no dibujaba y solía trabajar directamente sobre un maniquí de madera en miniatura, en el que modelaba y drapeaba los tejidos.

El éxito de «Jewels» ya queda atrás en los empeños diarios de Lorenzo Caprile, que está trabajando en su siguiente proyecto: «Ricardo III», montaje dirigido por Eduardo Vasco San Miguel, que se estrenará el 9 de junio en el Teatro Cervantes de Alcalá de Henares.

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