Margarita y Enrique de Dinamarca con Enrique Peña y su mujer
Margarita y Enrique de Dinamarca con Enrique Peña y su mujer - GTRES

La última rebeldía de Enrique de Dinamarca: renuncia al título de consorte

El Príncipe, que anunció su jubilación en enero, ya no tendrá obligación de acudir a actos oficiales

MADRID Actualizado: Guardar
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Al Príncipe Enrique de Dinamarca lo hemos visto disfrazado de oso panda en una gala del Fondo Mundial para la Naturaleza, paseando por un asentamiento de Copenhague donde se vende hachís o defendiendo la ingesta de carne de perro, a pesar de su amor incondicional por estos animales. Éstas son sólo algunas de las excentricidades protagonizadas por un hombre humillado que nunca aceptó su rol de segundón al que fue relegado tras su matrimonio con la Reina Margarita y que a toda costa ha buscado llamar la atención. «Hoy, a la mujer de un rey se le da el título de reina, pero el marido de una reina no se convierte en rey al casarse», se quejaba amargamente, en 2007, durante una entrevista.

La pasada Nochevieja, durante el Mensaje de Año Nuevo, la Reina anunció que su marido se jubilaba a los 81 años. Ahora, Enrique de Dinamarca ha dado un paso más renunciando a su título de príncipe consorte. Así lo confirmó ayer la Casa real danesa. «Ha sido una decisión propia de Su Alteza Real la de cambiar su título al menos formal de Príncipe Enrique» dijo Lene Balleby, jefa de comunicación. Y añade: «el Príncipe Enrique cree que así está mejor y de acuerdo con su situación tras su jubilación».

La renuncia al título de «prinsgemal» (príncipe consorte) constituye una clara maniobra para ausentarse de forma definitiva de todos los actos oficiales a los que su esposa debe asistir, como el encuentro de ayer con el presidente de México, Enrique Peña, y su esposa, Angelica Rivera, quienes se hallan de visita oficial en Copenhague.

Enrique de Dinamarca ya no habrá de dar explicaciones ni tendrá la obligación de acudir a esos encorsetados eventos de los que siempre rehuyó. Sonada fue su ausencia hace apenas un año, cuando un presunto y monumental gripazo le impidió acompañar a su esposa en los fastos organizados con motivo de su 75 cumpleaños, a los que acudieron miembros de toda la realeza europea. Esos días, las cámaras le captaron, surcando los canales de Venecia en compañía de unos amigos. No era el primer plantón que daba a las Casas Reales. Hace una década, se perdió la boda de Guillermo y Máxima, entonces príncipes herederos de Holanda, y obligaba a la Reina Margarita a acudir sola con cara de circunstancia. Ese mismo día concedía una entrevista al diario danés BT en la que aseguraba sentirse «inútil y relegado». Ahora, por fin podrá volar solo y recluirse durante largas temporadas en su castillo de Caix, al sur de Francia, sin dar discuentos.

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