Thalía: «No vivo la vida en números ni en calendarios»

La mexicana pasará los días de Navidad en Nueva York, junto con su marido y sus hijos

Thalía El Universal

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Pocas presentaciones necesita Thalía Sodi . Su larga trayectoria en el mundo de la interpretación y la música desde bien pequeña, avalan a esta incombustible artista y la convierten en una de las latinas más influyentes del mundo. El próximo año cumplirá los 50 años y sigue teniendo las mismas ganas -o incluso más- de reinventarse y seguir contagiando su alegría. «Me levanto cada día con la oportunidad de conocer cosas nuevas. No vivo la vida en números ni en calendarios, sino en momentos que puedan llenar mi alma de amor, luz y positivismo», cuenta Thalía a ABC. Esta filosofía la ha llevado a probar suerte con casi todo. Incluso bromea con la idea de montar un puesto de tacos aunque, por el momento, amenizará estas fiestas navideñas con una versión bailable del clásico «Feliz Navidad» de José Feliciano .

Pasará estas fechas en su casa de Nueva York junto a su marido, Tommy Mottola , y sus dos hijos: Sabrina Sakaë , de 13 años, y Matthew Alejandro , de 9. «Crearemos sueños, historias lindas y cocinaremos. Mi familia tiene esas dos culturas (la italiana y la mexicana), y nuestras navidades son muy divertidas: entre Frank Sinatra , Vicente Fernández , la pasta, el mole, Santa Claus y los Reyes Magos... todas las tradiciones son válidas», asegura la artista, que ha vendido más de 40 millones de discos.

Aunque le encanta experimentar, tiene claro que para los fogones mejor su esposo: «Prefiero verle cocinar, yo soy muy buena mixóloga. Nos complementamos». Esa faceta culinaria del empresario fue algo que enamoró a Thalía, pues como reconoce, se la conquista por el estómago. Bien lo sabe Mottola después de celebrar 20 años de matrimonio. «Ha sido una aventura fantástica, hemos crecido juntos. Somos padres de dos pequeños fantásticos que son la mejor versión de nosotros. Estoy agradecida a Dios que me ha permitido encontrar el amor de la mano de mi Tommy», afirma. Llegó a su vida después de varios fracasos sentimentales, un sinfín de rumores de romances -entre ellos con Luis Miguel y Maradona -, y la pérdida del que fue uno de sus grandes amores: Alfredo Díaz Ordaz .

Con Mottola superó la muerte de su madre en 2011 y la enfermedad de Lyme, que casi le cuesta la vida. La llegada de sus hijos fue el broche de oro a su relación, aunque no seguirán sus pasos: «Tienen el lado creativo mucho más desarrollado en cuestión de animación, digital, programación... Tal vez dirijan sus propias películas».

Lejos de poner en pausa su vida durante el confinamiento, como otros artistas, ya tiene nuevos proyectos y otros dos en la cabeza, como mínimo. Está en sus genes. Puede que dentro de poco acepte por fin protagonizar alguna de las muchas ofertas para hacer su biopic. «Hay muchas facetas mías y mucha historia, y todavía no estoy preparada para hacerlo», admite. Mientras tanto, seguirá ampliando su aura de diva, con el convencimiento de ser la Thalía de siempre: «Queda esa esencia de esa niña tímida, silenciosa, traviesa y extrovertida, curiosa... Todas esas facetas siempre serán parte de mí aunque hay cosas que he desechado de mis patrones de conducta».

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