ABC ACCEDE EN EXCLUSIVA A LA HERENCIA

En el testamento de Miguel Boyer no hay brillantes ni sorollas

El hermano y albacea del ministro, Christian Boyer, habla con ABC: «Tan solo hay recuerdos y libros de Economía»

MADRID Actualizado: Guardar
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En la gira por las Américas que están realizando Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler, ayer tocó recalar en Brasil. La promoción de la última novela del Premio Nobel ha obligado a Isabel a olvidarse de su apacible vida en su casa de Puerta de Hierro y estar todo el día con la maleta a cuestas acompañando a su pareja, con el que todo indica que acabará casándose en cuanto se firme el divorcio de los Llosa.

Pero mientras los novios más famosos del momento a nivel internacional visitan São Paulo, en Madrid quien trabaja a conciencia para tener todo en regla es el cuñado de Isabel, Christian Boyer, a quien el difunto Miguel Boyer nombró en su testamento albacea y repartidor de su legado que, como figura en ese documento, se repartirá por igual entre sus tres hijos, Miguel, Laura y Ana y el usufructo para Isabel.

En conversación con Christian Boyer, lo primero que aclara es que «estoy trabajando intensamente para poder solucionar esta herencia cuanto antes, pero todo el tema de tasaciones y papeleo lleva un tiempo muy pesado. Aunque mi hermano dejó un plazo de cinco años para resolver todo, yo no voy a tardar tanto, pero tampoco voy a apurarlo ya que quiero hacerlo bien. Es una lata estar así. Lo más complicado es ver el valor real de los libros que tenía, ya que aquí no hay fortunas sino recuerdos personales como ropa y cosas así».

La biblioteca del ministro

La polémica que levantó hace unas semanas el asunto de la herencia de Boyer lanzó algunos titulares como que el ex ministro tenía desde una botonadura de brillantes a un cuadro de Joaquín Sorolla de su padre. «Nada de eso es cierto. Además, yo es que ni me imagino a mi hermano con una botonadura de brillantes, no le pegaba nada y jamás la he visto. Tampoco tenía un Sorolla como alguien ha comentado. Insisto que lo que deja es una biblioteca donde tampoco hay ni incunables ni primeras ediciones. Hay que ver lo que valen en el mercado y luego decidirán sus herederos si quieren donar la biblioteca o si se la quedan. Pero no hay más: ni propiedades, ni tampoco seguros de vida, tan solo uno por si sufría un accidente laboral que no ha sido el caso», asegura el albacea.

Boyer se muestra cauto en sus respuestas pero le sorprende que digan que va mucho a casa de Preysler. «Cuando mi hermano estaba enfermo sí le visité en distintas ocasiones pero desde que falleció solo he ido una vez a cenar con Isabel». A raíz de los comentarios que llegaron del entorno de sus sobrinos mayores, Christian prefiere no opinar nada aunque asegura que apenas tiene contacto con ellos.

«Estoy deseando acabar con este encargo, pero tal y como se han puesto las cosas, en vez de hacerlo como tantas familias, de una manera privada, tengo que dejar perfectamente documentado y tasado todo porque no quiero que luego nadie vaya diciendo que se ha beneficiado alguno en particular», dice el custodio de la herencia de Boyer.

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