Silvio Berlusconi vive una segunda juventud en la Italia poscovid

El exprimer ministro vuelve a dominar la escena pública e irradia felicidad junto a su nueva pareja y sus nietos

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En una Italia en crisis económica con un negro panorama por el coronavirus, el único que parece divertirse es Silvio Berlusconi . El país se encuentra en la fase 3 de la lucha contra el virus, pero el exprimer ministro, a sus 83 años -en septiembre cumplirá 84 -, es el único que parece vivir una nueva fase: una segunda juventud , en la que se divierte como en sus viejos tiempos cuando era un cantante en viajes de cruceros . Además, sin ningún empacho se presenta como un estadista, el único político carismático italiano. En un programa de televisión en el que se hablaba la semana pasada de líderes carismáticos, se entrevistó a Berlusconi, quien se hizo un estrepitoso autoelogio sin dejar espacio a la modestia: «Se ven muy pocos líderes carismáticos. El último que conocí construyó ciudades ajardinadas (en Milán), creó la televisión comercial, ganó las elecciones y presidió 3 veces las cumbres del G8», cuando entre los líderes mundiales asistía su amigo el presidente ruso Putin. Así, de un plumazo, el fundador de Forza Italia se quitó de en medio a los otros dos líderes del centro derecha que se creen carismáticos: Matteo Salvini y Georgia Meloni , que encabezan los dos partidos mayoritarios de la derecha, la Liga y Hermanos de Italia, respectivamente.

En Suiza y La Provenza

Antes de que el coronavirus hiciera su aparición oficialmente en Italia, el 21 de febrero, el magnate había hecho ya sus maletas y tomó las de Villadiego. Después de despedir a su novia , la napolitana Francesca Pascale (34) con un breve comunicado de prensa tras 12 años de noviazgo, y sustituirla por una más joven, Marta Antonia Fascina (30), diputada de su partido Forza Italia, se marchó en helicóptero a Bad Ragaz, en Suiza, a un lujoso resort. Y luego, huyendo del coronavirus, acabó con sus maletas en Valbonne , en la región francesa de Provenza, en la mansión de su hija mayor, Marina, que es su ojito derecho. Allí ejerció de abuelo. Uno de los hijos de Marina se llama Silvio y con él enloquece. Luego volvió para retomar la escena, incluso política . Se le ve divertido en las entrevistas e intervenciones en Zoom y Skype.

Para sus ratos libres, Berlusconi tiene también un juguete que le divierte: ha logrado que el Monza, modesto equipo de fútbol, haya ascendido a la serie B y espera conducirlo en la próxima temporada a la serie A. Sigue, como un tifoso más algunos desplazamiento del equipo. En uno de ellos, en Cerdeña, los aficionados del Monza lo aplaudieron a rabiar cuando tras saludarlos les soltó una de sus típicas frases picantes con fondo sexual, recogida en un video que se convirtió en viral: « Bueno, chicos, os dejo que me voy de putas ».

Parece claro que Berlusconi no ha olvidado el «bunga bunga», aquella diversión con jóvenes modelos que le costó varios procesos. Un escándalo que siempre retorna. En esta semana fue detenido Emilio Fede, un periodista de su confianza, exdirector del Tg4 en una cadena del magnate. Cinco carabineros lo detuvieron en un restaurante de Nápoles donde celebraba sus 89 años.

La resaca del Bunga Bunga

Fue condenado en el proceso del caso Ruby (la joven marroquí menor de edad amante de Berlusconi), con la acusación de favorecer la prostitución. El periodista llevó y presentó algunas jóvenes a las fiestas de su amigo Berlusconi. Fede está cumpliendo una condena de 4 años y 7 meses en arresto domiciliario, dada su edad, en Milán. El periodista avisó a los carabineros de su viaje a Nápoles, pero se marchó sin recibir la autorización del magistrado. Fue detenido por evadirse del arresto domiciliario. «Me han tratado como un boss, como un criminal», se lamenta.

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