Sergi Arola se va a Bogotá tras romper con Silvia Fominaya

El chef catalán se «echa a un lado» en su relación sentimental y se concentra en su desembarco colombiano

Madrid Actualizado: Guardar
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La historia del éxito de este chef nacido en Barcelona (1968) comenzó con su desembarco en Madrid. En 2000 Sergi Arola abrió el restaurante La Broche, en el hotel Miguel Ángel, uno de los cinco estrellas más emblemáticos de la capital. Junto a él, como jefa de sala, oficiaba una joven minuciosa y espigada, Sara Fort, su mujer por aquel entonces.

Su ascensión en aquel bullicioso panorama gastronómico madrileño fue imparable. Se asentó en la cima, dejó La Broche y abrió otros negocios en la capital, al tiempo se hacía cargo de la cocina del Hotel Arts de Barcelona, la apertura de Pearls & Caviar en Abu Dhabi... Paro también llegaron los sinsabores, el divorcio de Sara, la crisis que atizó a todos...

Ahora, Arola da un paso más en su carrera, aunque muy lejos de España, en Colombia, donde está a punto de abrir un restaurante ubicado en los pisos del 58 al 61 de la torre más alta de Bogotá.

Agridulce

Este proyecto llega como agua de mayo en un momento que, según precisa el propio cocinero, tiene «un sabor agridulce… Pero los sabores agridulces, los sabores amargos, son los más complejos e intensos, los que no sabes entender y que no sabes consumir hasta que tienes una determinada edad. Y yo ya he llegado a la edad de empezar a disfrutar más de los sabores más amargos, más agridulces».

Este discurso sobre la amargura no viene a propósito de sus gustos culinarios, sino de la reciente ruptura sentimental con la modelo Silvia Fominaya (40), madre de dos hijos menores de su matrimonio con Pablo González, a quien su día denunció por malos tratos. Sin embargo, lejos de resultar resentido, en su conversación con ABC Sergi Arola solo tiene palabras de cariño para su expareja. «Silvia es una mujer maravillosa. Cuando quieres a una persona, hay veces que debes dejar la obsesión a un lado y ver dónde eres más útil. Y en este momento de su vida lo mejor, por el amor inmenso que siento hacia ella, es que dé un paso al lado y que la apoye en la manera que pueda, como amigo. Me aparto para que respire y se enfrente a todo lo que tiene», cuenta Sergi.

Y añade: «A mí me tiene para todo lo que necesite. Cuando quieres a una persona no hay un click con el que desconectes y ya está. Nuestra relación ha estado condicionada por factores externos que no tienen nada ver con ella o conmigo. La relación entre nosotros es muy sana y si para preservarla tengo que alejarme, yo me alejo y no por ello la quiero menos, la respeto menos… Al contrario».

El remedio

Ahora, para el chef barcelonés el trabajo es el mejor remedio para curar las heridas emocionales. «Me aferro a ello. Me concentro en la cocina, en la creatividad, en desarrollarme profesionalmente… En realidad, cocinar siempre ha sido el remedio para todo», asegura. Si por algo se conoce a Sergi Arola, es por la pasión que siente por su profesión.

Puesto a hacer memoria, recuerda su primer plato: haciendo albóndigas junto su abuela. Admite que no sabe desconectar de su rutina diaria, pero encuentra un momento para montar en moto o tocar la guitarra. No en vano, soñaba con ser músico de rock.

Altamente influenciado por la cocina francesa y española tradicional, Sergi encara con buen ánimo su aventura colombiana. « Es un reto. Colombia es un país increíble, que está creciendo y con ganas de hacer cosas. Y eso es un gran estimulo. ¿La filosofía? Será a base de pica-pica ilustrado. Vamos a crear una experiencia impresionante».

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