ENTREVISTA

Rubén Cortada: «No puedo estar disculpándome por mi físico»

Ingeniero de Telecomunicaciones y modelo reconvertido en actor, se prepara ahora para meterse en la piel de Ramón Serrano Súñer, el «cuñadísimo» de Francisco Franco

Madrid Actualizado: Guardar
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En los últimos tres años este actor de origen cubano se ha convertido en uno de los más reclamados de nuestra televisión. Tras el éxito de la teleserie «El Príncipe», donde encarnaba a un jefe del narco, cambió radicalmente de registro y pasó a co-protagonizar, junto al popular Pepe Viyuela, «Olmos y Robles», en un papel atípico: un guardia civil tan eficaz como asocial. Una vez finalizada la primera temporada, está a punto de comenzar el rodaje de otra serie, en esta ocasión sobre la historia de amor entre Ramón Serrano Súñer, ministro de los primeros gobiernos de Francisco Franco y conocido como «el cuñadísimo», y Sonsoles de Icaza y León, marquesa de Llanzol.

-«Olmos y Robles» ha cerrado su primera temporada con éxito, ¿qué tal le ha sentado su personaje?

-Me venía bien estar al otro lado de la ley, porque se trataba de encarnar a alguien totalmente diferente del delincuente de «El Príncipe». Son dos maneras de mirar la vida, aunque han salido del mismo punto.

-¿Qué le debe a «El Príncipe»?

-Le debo todo. Debuté en España con «El tiempo entre costuras». Se trataba de un papel pequeño, el de un cabrón, el tío que se aprovecha de la mujer, de la prota. Pero «El Príncipe» me ha regalado propuestas de trabajo y popularidad, aunque mi objetivo no es el ser famoso sino el de trabajar como actor. El hecho de ser conocido te da acceso a papeles cada vez más importantes, aunque no a los que a mi me gustaría llevar a cabo. Pero esa es otra historia.

-¿Qué tipo de papeles le gustaría hacer?

-El mundo de la esquizofrenia me encanta. Me parece atrevido y difícil hacer una incursión en él. Es importante todo lo que es anti-estructura, lo que no es obvio. Todo lo que el espectador no espera.

-¿Le molesta que le vean como un galán?

-Yo no tengo problemas para interpretar galanes, pero sé que el físico no es la base. Es un plus, pero no es la base. Y si la gente lo ve como la base de todo, será un problema de ellos. Como soy se lo debo a mi padre y a mi madre. Bueno, más a mi madre porque creo que fue ella la que eligió. Se lo agradezco mucho y no tengo nada que decir al respecto. Un narco, aunque sea guapo, no tiene porqué comportarse como un galán y lo mismo sucede con un teniente de la guardia civil. No puedo disculparme por mi físico. Además de actuar, he estado en otros terrenos en los que el reconocimiento no viene por ser más o menos guapo. Fui jugador de tenis hasta los 15 años y en ese mundo la belleza no cuenta para nada. Después, en el instituto o en la universidad al que más sabía de matemáticas y física era el que tenía éxito. La belleza no es mi medio. Por eso me choca un poco todo lo que sucede relacionado con este tema.

-¿Cómo fueron sus inicios artísticos?

-Siempre me había interesado el mundo del cine y de la interpretación en general. Estaba en Los Ángeles, donde trabajaba como modelo porque me permitía viajar por todo el mundo, además de cobrar mucha para para seguir viajando y estudiando. Me parecía más interesante viajar trabajando de modelo que poner copas. A veces, cuando estaba en Nueva York, me metía en un cine y hacía un maratón por todas las salas.

-Tenía clarísimo que quería ser actor, ¿no?

-No, eso se fue metiendo poquito a poco. Yo estudiaba Ingeniería de Telecomunicaciones en Cuba, en la rama de Automática, aunque no terminé la carrera.

-¿No tuvo problemas para salir de Cuba?

-No, en aquellos momentos no había problemas si tenías un contrato te permitía viajar. Agradezco mucho al mundo de la moda el haberme permitido viajar gratis a Italia, Alemania, Inglaterra... A mí me pone viajar, me parece maravilloso.

-¿Cómo surgió su primer trabajo como actor?

-Empecé a hacer teatro en Cuba. Montamos la obra «Réquiem por Yarini», que es un personaje de los años 20. Fue un proxeneta cuyo entierro fue el más grande que se ha celebrado nunca en la isla. Cuba es así. Tuve la ocasión de trabajar con el profesor Humberto Rodríguez. Luego, mi primer trabajo en España fue en la serie «Bandolera», en la que todavía estaba muy verde. El problema es que yo no estaba preparado para estudiar un guión diario. No sacaba tiempo para aprenderme los textos. Hice, paralelamente, «El tiempo entre costuras». En cuanto pude invertí tiempo en prepararme. Hasta ahora en todos mis trabajos siento que estoy a prueba, pero van saliendo adelante las cosas. Voy subiendo de nivel, aunque cada día me someto a pruebas más complicadas. Por lo menos he pasado de no existir a jugar en primera división.

-¿Qué tipo de trabajos le gustaría hacer en el futuro?

-Me gustaría hacer drama, me divierte mucho la comedia pero me inclino más por el drama. Por supuesto, un actor tiene que ser capaz de hacer cualquier tipo de papel.

-Ahora que está a la espera de meterse en la piel de Serrano Súñer, ¿qué opinión tiene del personaje?

-Como ser humano me parece un tío muy inteligente, que estuvo en un momento muy significativo de la historia de España. Supo bailar entre dos aguas. Fundó la ONCE en 1938 y eso me parece maravilloso. Trabajaré con Javier Gutiérrez, Emilio Gutiérrez Caba y Blanca Suárez, que interpreta el personaje de Sonsoles.

-¿Qué ha sido de su acento cubano?

-Traté de quitármelo. Hasta hace tres años tenía un acento cubano muy cerrado, pero por exigencias del papel de Faruk («El Príncipe») empecé a ir a un logopeda y al final terminé en una clínica. Aún hoy en día sigo trabajando para quitármelo.

-¿Qué tipo de cine le interesa?

-Me gusta mucho el francés y el argentino.

-¿A qué meta se ha propuesto llegar?

-A interpretar personajes imprevisibles. Pero lo importante es que soy un privilegiado porque estoy trabajando, los personajes ya llegarán.

-¿Qué importancia da al físico en general?

-Vengo de un sitio donde no se da ninguna importancia al físico, en ningún sentido. En Cuba la palabra guapo no existe, no se tiene en cuenta cuenta. Aquí, en España, sí cuenta mucho y puede potenciar mi trabajo. Entiendo que es un valor añadido para todo. Yo creo que me viene de perlas no creérmelo, aunque agradezco a todas las personas que me ven guapo. Es una realidad que tengo que asumir para bien y para mal. Ya lo tengo superado, pero al principio,, cuando me había currado el acento, cuando me había preparado tanto y que luego todo se resumiera en «¡que bonitos ojos tienes!». Supongo que esto con el tiempo irá pasando. Ahora lo importante es seguir viviendo.

-¿Qué tipo de mujer le guata?

-La mujer con sentido del humor. La belleza es relativa. Me gusta la simetría.

-¿En qué emplea su tiempo libre?

-Tenis para relajar y a veces me da por retomar actividades como la Programación. Estoy en la Escuela de Cine, participo semanalmente con un grupo de teatro... Por supuesto, sigo preparándome.

-¿Qué actores le gustan?

-Glenn Close, John Malkovich, Vigo Mortessen, Harvey Keitel, Peretti... Y en España, Juan Diego y Luis Tosar. Me gustan muchos actores.

-¿Cuál es su meta?

-¿Le soy sincero? La libertad. Escribir, dirigir, interpretar...

-¿Qué le pide a la vida?

-Salud. Me gusta mucho la vida y aguantaré todo lo que pueda.

-¿Y el dinero?

-El dinero te da la oportunidad de llegar más fácil a lo que tu quieres. En mi caso es viajar. El dinero compra tiempo.

-¿Es caprichoso?

-Sólo en lo referente a comida y viajes.

-¿Y qué hay del amor?

-Me gusta mucho el amor, que no me falte el amor.

-¿Está enamorado en estos momentos?

-Sí, tengo un gran amor.

-¿Está casado?

-Prefiero no entrar en ese terreno. No, no estoy casado.

-Dicen que le gusta pasar desapercibido

-Claro, a mí lo que me gusta es observar, no que me observen. Yo preferiría pasar desapercibido a pesar de estar en esta profesión. Yo no quiero llamar la atención. Me asfixia ser el centro de las miradas. Entiendo a las personas que se acercan a pedirte un autógrafo, lo hacen desde el cariño y por eso lo acepto. Les sale de dentro. No pasa nada, pero a nivel personal prefiero pasar desapercibido. Vivir en el anonimato es maravilloso. Eres un perro en la calle. Y creo que en la calle, cuando estoy solo, paso bastante desapercibido.

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