Ana Rosa Quintana: «Embarazada y feliz, mi vida dio un vuelco en 2004»

Para la presentadora, esta estación es sinónimo de bienestar, de «hacer todo lo que tenía pendiente»

Ena Rosa en una imagen del verano de 2004 Antonio Terrón

Carmen Aniorte

«Con casi 40 años de profesión, la que ya finalizó ha sido la temporada más dura de mi vida profesional. A veces se me quebraba la voz», asegura Ana Rosa Quintana (64 años), que el pasado 26 de junio despidió la temporada 16 de «El programa de Ana Rosa» , en Telecinco.

Un curso marcado por el Covid-19, el confinamiento y las consecuencias de la crisis sanitaria. «He compartido con los espectadores la impotencia y la rabia que hemos vivido durante esta crisis sanitaria, aunque siempre he intentado ofrecer también el lado más humano de esta pandemia», dice.

Ana Rosa Quintana ha estado «al pie del cañón» presentando desde el plató cada uno de los más de 100 días de confinamiento, exceptuando una entrega en la que tuvo que guardar reposo por una afonía. Sin olvidar lo pasado, ahora está tomándose un descanso para acometer la nueva temporada con energías renovadas.

Este verano de 2020 está siendo diferente para todos y la periodista es consciente de ello, aunque, como nos asegura, «todos los veranos son especiales, sobre todo después de terminar una temporada televisiva cargada de noticias, de prisas y de estrés. Este verano ha sido especialmente deseado tras la crisis sanitaria y el estado de alarma, donde nos hemos visto privados de libertades esenciales como viajar, ir a nuestras segundas residencias o ver a familiares de otras provincias. Este año yo soñaba con ver el mar . Imagino que será un sueño compartido con muchos miles de españoles que hemos vivido el confinamiento desde el interior del país».

Esta es la estación favorita de Ana Rosa. «Me gusta, porque tienes esa sensación de poder improvisar, de no tener la agenda llena durante toda la semana. Cuando llega el verano solo pienso en dormir y descansar; y, luego, en pasear, leer, sobre todo pasar tiempo con mi familia y mis amigos, y hacer todas esas cosas pendientes que dejo aparcadas durante el año».

Y en el momento de decantarse por uno, no lo duda: «El verano en sí siempre me reporta una sensación de felicidad , pero si hay uno que recuerdo especialmente fue el verano de 2004, porque mi vida dio un vuelco en lo profesional y en lo personal. En mayo me casé con Juan (Muñoz) y poco después estaba embarazada de los mellizos, Juan y Jaime, que nacieron rollizos y saludables en noviembre».

Cambio de cadena

«Aquel verano del 2004, firmé el cambio de cadena y aunque empezaría a trabajar después del nacimiento de los mellizos en enero, ya en esas fechas sabía que tenía un nuevo proyecto profesional entre manos. En la presentación que hizo la cadena de mí, yo estaba ahí, embarazada, tan feliz y con un futuro increíble por llegar », recuerda. Y recalca que ahora, 16 años después, «miro ese verano y veo las cosas tan maravillosas que me estaban pasando, lo que el azar me tenía reservado y solo puedo dar gracias por haberlo vivido. Fue un verano lleno de proyectos y de vida».

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