Rocío Jurado vuelve a Chipiona trece años después de su muerte

La familia, a excepción de su hija Rocío, acude hoy a la presentación de un libro sobre su vida

Portada del libro «Canta, Rocío, Canta»

Antonio Jiménez

Una de las periodistas que mejor conocían a Rocío Jurado , la sevillana Marina Bernal , presenta hoy en Chipiona (Cádiz) su libro «Canta, Rocío, Canta», una obra editada por SevillaPress que desvela aspectos desconocidos de la cantante chipionera y que ha despertado gran expectación en la localidad gaditana. Toda la familia de la artista se dará cita hoy para recordar a la cantante trece años después de su muerte, a excepción de su única hija biológica, Rocío Carrasco , enfrentada con el resto de los Jurado y quien no ha vuelto a pisar la localidad natal de su madre desde que ésta falleció.

En el libro, no solo Bernal evoca a quien fuera conocida como «la más grande». Trece personas muy vinculadas a Rocío Jurado cuentan su relación con la cantante al cumplirse trece años de su fallecimiento, el 1 de junio de 2006 a causa de un cáncer de páncreas. Diez de ellos son periodistas -Jesús Quintero, Carlos Herrera, Luis del Olmo, Antonio Burgos, Javier Osborne, Javier de Montini, Tico Medina, Isabel Gemio, Nieves Herrero y Rosa Villacastín- y otros tres familiares. José Ortega Cano rememora cómo se conocieron y confiesa que antes de que fueran presentados en la consulta del doctor Claudio Mariscal , una vez la vio por la calle en Madrid y la estuvo siguiendo durante toda la tarde, incapaz de decirle nada. Amador Mohedano rememora los años en que acompañó a su hermana integrado en el equipo , y cuenta una anécdota que revela el carácter de la Jurado: en una ocasión, estando en un semáforo de Nuevos Ministerios, vieron desde un coche cómo una pareja discutía y el hombre empujaba a la mujer; sin dudarlo, Rocío se bajó del vehículo para ayudar a la señora y reprender al agresor. Por último, su hermana, Rosa Mohedano , resalta la generosidad sin límites de la cantante y su devoción por la Virgen de regla de Chipiona.

Rocío Jurado

En el libro, Marina Bernal revela aspectos desconocidos de la cantante gaditana. Repasa su infancia en Chipiona, donde de jovencita ayudaba en la zapatería de su padre -era la mayor de los tres hermanos- y se formó como bordadora. Huérfana de padre a los 12 años, tuvo que hacer una huelga de hambre para que su abuelo la dejase cantar, ya que éste era muy estricto y consideraba inadecuado que su nieta quisiera ser artista. Tras trasladarse a Madrid, es descubierta por Juan de la Rosa e Hilario López Millán cuando actuaba en El Duende, un tablao de Madrid. Bernal destaca el gran corazón de Rocío Jurado y su buena relación con su primer marido y padre de su hija, Pedro Carrasco , hasta el punto de permitir que el padre del boxeador siguiera viviendo en su casa después de la separación de la pareja, para que pudiera estar cerca de su nieta.

«Canta, Rocío, canta», que toma el nombre de un poema que Rafael Alberti dedicó a la cantante, incluye 150 fotografías, la mayoría de ellas inéditas, de momentos profesionales y familiares de la cantante.

Portada del libro
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