El regreso de Sergi Arola a Madrid en su versión más canalla

El chef catalán ejerce como asesor gastronómico de la sala V de Vegas con un espectáculo de vodevil inspirado en «The Greatest Showman»

Sergi Arola, en las cocina de la sala V de Vegas en Madrid ABC
Ana Mellado

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Tras dos años de ausencia en la capital, Sergi Arola vuelve a Madrid más canalla que nunca y de la forma más original . El chef catalán pone su sello personal a la carta de las sesiones V Club de jueves a sábado , que cuenta con actuaciones de estilo circense y vodevil como el llamativo «The Greatest Showman» con una increíble decoración que sumerge de lleno en un casino al más puro estilo de Las Vegas. Acróbatas, una mujer barbuda y varios bufones deambulan entre las máquinas tragaperras de la sala V de Vegas (Caunedo, 4) manteniendo al público completamente hechizado.

Con este proyecto tan rompedor, Arola pone fin a una temporada complicada. A principios de año se formó un revuelo mayúsculo después de que fuera fotografiado una gélida mañana de invierno acudiendo a un chequeo médico. En seguida, comenzaron a correr los titulares de que se hallaba en la ruina y que incluso tenía problemas de salud. Unas informaciones que el propio chef desmintió a ABC. «Me han dado por muerto, cerrado y hundido tantas veces...» , relataba con su peculiar ironía.

Durante los últimos meses ha vivido a caballo entre Madrid y Sintra, donde trabaja en el restaurante LAB by Sergi Arola , en el lujoso Hotel Penha Longa. Desde el verano colabora también con restaurante Cormorán en Santander y ahora suma un proyecto más en la sala V de Vegas de Madrid.

Entre los platos no fallan algunos de sus inconfundibles: las famosas patatas Bravas de Arola, su Bomba Barceloneta, el Bocata de calamares con pan de tinta o sus Alitas fritas con salsa kimchi y cebolleta tierna. También habrá otros entrantes como el Salpicón de buey de mar con tostas de pan de algas o su Ensaladilla rusa «a bocados«. Imprescindible saborear sus albóndigas guisadas con chimichurri y fondue de queso Treviso. Opciones para todo tipo de comensales: desde los más exigentes y sibaritas, como el Chateaubriand «V Club», hasta los más modernos que prefieran practicar el finger food con sus Mini burgers de vacuno, foie, queso y jugo reducido. Y para terminar con algo dulce, Arola ha pensado por ejemplo en unas Natillas con terciopelo de galleta y helado de mandarina, imaginación y vanguardia para poner la guinda a la velada.

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