MAYA BALANYA

Raquel Sánchez Silva reivindica una «ley férrea» que proteja al menor

«Me duele que el hombre que fotografía a mis hijos se lleve a casa esas imágenes», dice a ABC

MADRID Actualizado: Guardar
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Quizá sea un topicazo decir, escribir o pensar que después del peor momento de tu vida solo puedes ir hacia arriba, que coges fuerzas, que te recuperas… No importa el tiempo que transcurra –uno, seis, diez meses… o incluso cinco años–, porque al final todo pasa. Lo sabe bien Raquel Sánchez Silva (43 años), que en los tres últimos años ha tenido que lidiar con el duelo por la muerte de su marido, Mario Biondo, en trágicas circunstancias. Afrontó el acoso de la prensa y de la familia del cámara, empeñada en reabrir un caso que ya había sido cerrado en España.

Ahora todo ha cambiado. El próximo mes de diciembre, sus hijos Bruno y Mateo –fruto de un tratamiento de reproducción asistida–, cumplirán un año y, aunque prefiere no hablar abiertamente de ellos para no exponerlos mediáticamente, que los pequeños le han cambiado la vida es un hecho.

También lo ha sido su relación con el productor Matías Dumont y presentar «likes» en el canal #0 de Movistar+. ¿Ha llegado el momento en el que puede salir tranquila a la calle? «Ahora está todo más calmado. Tengo más libertad y lo agradezco. Mi alivio total llegará el día en que haya una ley férrea que proteja al niño y a los menores», cuenta. Y confiesa: «El hombre que fotografía a mis hijos, aunque luego se pixelen, se está llevando a su casa esa imagen. A mí eso me produce dolor, por eso cuando salgo a la calle y no hay alguien, me siento feliz».

Consciente de que está en su mejor momento, ha querido formar parte de la Generación 43, un grupo de gente que trabaja duro por conseguir un objetivo y que ha alcanzado esa madurez suficiente como para disfrutar de la vida siendo consciente del momento en el que está. El pasado viernes, Licor 43 la reunió junto a l resto de este movimiento, todos profesionales del mundo de la decoración (Guillermo García-Hoz, Andrea Zarraluqui, Eduardo Boillos, Carlos Troya o Alicia Martín), en el madrileño marketplace El Paracaidista.

¿Qué siente un periodista al estar al otro lado? «Prefiero estar donde estás tú. Detesto dar lecciones de nada. No considero que yo le tenga que enseñar nada a nadie», responde. Sin embargo, sí cree que a su vida ha llegado la paz y la estabilidad: «No sería capaz de etiquetar algo como ‘el mejor momento’, porque eso significaría que después no habrá más. Siempre he creído que el mejor momento anticipa otros todavía mejores». Ya lo dijo David Bisbal en «OT: El Reencuentro», que cuando «cumples un sueño te salen cinco más». Raquel asiente. «Ahora que estamos tan acostumbrados a las series, estar esperando el siguiente capítulo te dota de una ilusión fresca y potente que hace que ese mejor momento esté mucho más presente». Lo que no es un sueño pero sí un propósito para ella es publicar un libro en 2017. «Tengo que estar muy armada para abordarlo porque parte de algo muy contrario al momento que estoy viviendo, con personas que son más oscuras. Hay días que pienso que a lo mejor no quiero hacerles hueco ni en una novela». Habla de toda la problemática que ve en las redes sociales, de temas tan sesudos como el machismo entre adolescentes. «Me apetece porque soy curiosa, pero a veces me parece poco práctico porque en algún momento me puede hacer sufrir. Sería un poco estúpido ponerme a mí misma en esa situación ahora».

Para cumplir sueños, para ser conscientes del estado de felicidad y plenitud presente, Raquel afirma que es muy importante «saber rodearse de gente inquieta, que piensa, que no se conforma, que no piensa solo en el ‘aquí y ahora’». Y añade entre risas: «Si algo he aprendido con el tiempo es que todas las afirmaciones que hagas, las pondrás tú mismo en duda dentro de diez o quince años».

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