Paris Hilton
Paris Hilton - PABLO DASS

Paris Hilton: «Quien piense que soy frívola no me conoce»

La Dj desembarca hoy en Ibiza para inaugurar la nueva temporada de «Foam & Diamonds» en la discoteca Amnesia

MADRID Actualizado: Guardar
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Durante las dos últimas décadas, Paris Hilton (Nueva York, 1981) ha interpretado con maestría el papel de una millonaria excéntrica, amante de los diamantes y las fiestas bañadas en champán, sin más preocupación que elegir su esmalte de uñas y mantener su rubio platino siempre a punto. Un papel que le ha funcionado a las mil maravillas para convertir en oro todo lo que toca. Pero detrás de esa pose permanente, no hay un pelo de tonta. La bisnieta de Conrad Nicholson Hilton y heredera del gran imperio hotelero podría haberse entregado al dolce far niente eterno como otras niñas mimadas de su generación con apellidos rimbombantes. No ha sido así. A Paris no se le puede negar su condición de empresaria de éxito.

Su negocio comenzó en 2004 con una línea de perfumes, tanto para mujeres como para hombres, más tarde se abrió paso en la industria del diseño, primero con la creación de bolsos, luego vinieron las joyas y la ropa, sin olvidar por supuesto su línea de hoteles con su nombre en Dubái, Los Ángeles o Nueva York. A todo ello se suma su incursión en la música como una cotizada Dj. Hoy, por quinto año consecutivo, desembarca en Ibiza, para arrancar la temporada de «Foam & Diamonds», una fiesta hecha a medida de su icónico universo, en la emblemática discoteca Amnesia. «Estoy muy contenta de regresar a España, un país que amo por su gente llena de vida, sus preciosas ciudades y su gastronomía», declara la celebridad a ABC.

Sus honorarios como pinchadiscos, por supuesto, son un misterio. Algunos medios, como el estadounidense «TMZ» han publicado que percibe más de 300.000 euros por sesión, pero nunca se ha confirmado. De su boca rara vez sale una cifra. Le resulta demasiado vulgar hablar de dinero. «No sabría decirte qué es lo más caro que tengo en mi casa, pero sí tengo claro que lo que más valoro es a mi familia. El dinero no puede comprar la felicidad, pero sí ayuda en ciertos aspectos», puntualiza haciendo gala de su lado más diplomático. A Paris le pesa la etiqueta de niña mimada y frívola. «Yo me veo como una mujer de negocios y como una marca. Amo lo que hago, desde ponerme en la mesa de mezclas a diseñar productos para mis fans. Quien piense que soy una frívola es porque no me conoce realmente», recalca la joven, cuyas hazañas son seguidas a diario en Instagram por más de siete millones de seguidores.

Paris niega que en la vida todo le haya venido dado simplemente por nacer en el seno de una familia multimillonaria. «He conocido a muchos niños que han nacido en entornos privilegiados y luego no han hecho absolutamente nada. Lo que sí he heredado es la visión para los negocios que siempre ha existido en mi familia y su capacidad para emprender. Pero yo he hecho todo por mi cuenta y he levantado mis negocios».

Este verano, entre sesión y sesión en el club de fiesta ibicenco, Paris podrá retozar en las playas de la isla pitiusa junto a su novio, el actor Chris Zylka. «Nunca he sido tan feliz. Él es mi mayor apoyo y la persona en la que más confío ahora mismo. Chris ha traído muchísima felicidad y estabilidad a mi vida». La pareja oficializó su relación el pasado mes de febrero y desde entonces no han dejado de pasear su amor por las redes sociales y las alfombras rojas de Europa y EE.UU.. El viernes eran fotografiados juntos en el aeropuerto de Los Ángeles para tomar un avión rumbo a Londres, donde han pasado el fin de semana, antes de aterrizar hoy en Ibiza. A Paris nunca le ha incomodado la constante persecución de los objetivos de los paparazzi. Más bien se crece ante ellos. «Llevo tanto tiempo en este negocio que estoy acostumbrada, forma parte de la industria». Sabe bien que sin ellos su show permanente no tiene sentido.

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