El paraíso perdido de los Onassis

Skorpios será un complejo turístico de gran lujo. La familia Rybolóvlev, actual propietaria de la isla griega, comienza las obras en unas semanas

La isla de Skorpios, en el mar Jónico, tiene una longitud de 1,2 Kms y una anchura de 1,24 Kms

Begoña Castiella

Fue en abril del 2013 cuando la familia del billonario ruso Dmitri Rybolóvlev (51) adquirió la célebre isla de Skorpiós, en aguas del mar Jónico. En realidad, la «alquiló» a la multimillonaria heredera Athina Roussel Onassis (33), bajo un contrato que se extinguirá en cien años y por una cantidad cercana a los 105 millones de euros. Era su particular regalo a la mayor de sus dos hijas, la atractiva Ekaterina Rybolovleva (29), empresaria, amazona y socialité. Sin embargo, el «paraíso perdido» de los Onassis, emblema de la inmensa fortuna del legendario armador -cuyos restos, como el de sus hijos Christina y Alexandros, descansan bajo sus pinos- va a cambiar pronto de aspecto: los Rybolóvlev han conseguido todos los permisos pertinentes de las autoridades griegas para convertir la isla de Skorpiós en un lujoso resort.

Iversión de 180 millones de euros

A finales del pasado año, el Comité Interministerial de Inversiones Estratégicas, dependiente del Ministerio de Economía, dio el visto bueno para una inversión de 180 millones de euros, que incluye la construcción de instalaciones para alojar invitados vip . Es decir, un pequeño hotel para 48 personas, algunas villas de lujo, un spa, restaurantes y piscinas, así como una mejora de su puerto y un campo de fútbol. Todo ello en una extensión de 10.000 metros cuadrados, siguiendo el proyecto creado por la compañía Denniston International Architects & Planners, con sede en Malasia. Eso sí, la familia del magnate ruso y propietario del equipo de fútbol de Mónaco -su fortuna se estima en unos 7.400 millones de euros-, a través de la persona que se ocupará de las obras -que comenzarán este mes de octubre y durarán cuatro años-, insiste en que se trata de mantener «una isla ecológica con el máximo aprovechamiento del paisaje y la estructura existente», al tiempo que asegura que «Skorpiós permanecerá tan verde como lo es ahora».

Ekaterina RybolovLeva, de 29 años, es empresaria y amazona EFE

Se ha dejado bien claro que el personal de obra será en su mayoría de nacionalidad griega y, sobre todo local; es decir, de la isla de Lefcada y otras cercanas. Lo poco que se sabe sobre los detalles del proyecto inmobiliario se ha filtrado al presentarse el estudio técnico que realizó la empresa Micenas SA -la «propietaria» de Skorpiós, por decirlo de manera eufemística- ante el departamento de Urbanismo del la municipalidad de Lefcada.

Por su parte el vicegobernador regional de las Islas Jónicas, Spyros Galiatsatos , ha declarado que «tan pronto (los inversores) cumplieron con los términos ambientales y se siguieron todos los procedimientos legales necesarios, se dio luz verde a esta gran inversión». Galiatsatos también ha subrayado que esta inversión «traerá mucho capital, se empleará gente de la región, se crearán puestos de trabajo y, en la vecina isla de Lefcada, se abrirán más comercios de calidad para los ricos visitanes de Skorpiós».

La isla que compró Onassis por 11.000 euros

Desde 1962 esta isla privada había pasado a ser propiedad de la familia Onassis, ya que fue el propio Aristóteles quien la adquirió, por aquel entonces, por tres millones y medio de dracmas -equivalente ahora a unos 11.000 euros-. Onassis se hizo con esta isla con forma de escorpión (de ahí su nombre en griego, Skorpiós) y con la vecina, Sparti, por muy poco dinero: eran islas áridas, sin agua, en las que no había más que unos pocos olivos. Fue él mismo quien pagó para hacer llegar agua -y, de paso, conseguir que la mitad de la vecina isla de Lefcada pudiera también tener agua corriente- y para convertir Skorpiós en su paraíso particular . Un edén con pocas y discretas edificaciones, una granja y, con el tiempo, una frondosa vegetación, con muchas de sus plantas provenientes de las Islas Canarias.

Dmitri Rybolóvlev es el dueño del Mónaco EFE

Aristóteles quiso tanto este lugar, que lo visitaba con mucha frecuencia allá desde dónde estuviera, en cualquier rincón del planeta. Allí celebró su segunda boda, con Jacqueline Kennedy , en 1968. También fue allí donde se enterró a su primogénito, Alexandros, muerto en accidente de aviación en 1973; y donde él mismo reposa desde 1975. Su hija Christina, quien heredó Skorpios, en verano se instalaba en la isla con su familia y sus amigos; allí bautizó a su única hija, Athina, en el verano de 1985. Tras su fallecimiento en Buenos Aires, en 1988, Christina recibió sepultura junto a su padre, su tía Aremis Garufalidis y su hermano Alexandros.

La única heredera viva de los Onassis, Athina, tras la muerte de su madre tan solo visitó Skorpiós tres veces, una de ellas para poner flores sobre su tumba. Cuentan que, al desconocer el griego, preguntó cual era el sepulcro de su progenitora.

La isla se quedó vacía, con el personal mínimo (dos habitantes), sin visitas, sin fiestas... hasta que Ekaterina Rybolovleva, buena amiga de Athina a través del mundo de la hípica, se interesó por este lugar, que finalmente consiguió para ella. La familia Rybolovlev encargó rápidamente una limpieza y mejora de todos los edificios, de sus carreteras e instalaciones, celebrando grandes fiestas en los siguientes años: entre ellas un cumpleaños de Ekaterina y su boda, en 2015, con el adinerado empresario uruguayo Juan Sartori .

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