Paris Hilton en el evento
Paris Hilton en el evento - Redes

Los millonarios y las estrellas conquistan Burning Man

La cita está decicada a la utopía de la igualdad, una ciudad que opera con la economía del dar sin recibir, donde todas las transacciones comerciales están prohibidas

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The Burning Man, el pop up urbano que surge cada año en el desierto de Nevada, acaba de quemar a su tótem mandando a sus utópicos residentes de vuelta a casa. Burning Man es un evento dedicado a la utopía de la igualdad, una ciudad que opera con la economía del dar sin recibir, donde todas las transacciones comerciales están prohibidas. Al menos así era desde 1986, año de su inauguración, hasta hace dos o tres años cuando los multimillonarios y las celebridades invadieron Burning Man. El sistema igualitario se alteró con las caravanas de lujo, los aires acondicionados, la música tecno y los modelitos de las estrellas. El Burning Man del milenio está poblado de jóvenes privilegiados que cambian por unos días su trabajo en Silicón Valley por el polvo de Black Rocky City.

Hoy, cuando las llamas han consumido el templo y, con él, los deseos de miles de admiradores que llenaron de mensajes la estructura, muchos se preguntan si con la quema del ídolo ha muerto también su espíritu. Cerca de 70.000 almas descienden al desierto de Nevada para vivir una semana en esta ciudad temporal. «Es una ciudad creada enteramente por sus habitantes, que participan activamente de la experiencia» reza en la página de internet de The Burning Man. Este año muchos aventureros famosos se desplazaron hasta allí, entre ellos destacaron; Paris Hilton, que ha llenado Instagram con fotos de su participación, Katy Perry, Cara Delevingne también muy activa en las redes, Jared Leto y She-Ra. De aquellos Burners originales, los creativos, los artistas, los anárquicos fieles que durante una semana se olvidaban de trajes, música y wi-fi, quedan pocos y los que vienen están indignados con el aterrizaje masivo de billonarios internacionales que han convertido Burning Man en su fiesta particular. No extraña que, por primera vez en su historia, una de las tiendas fuera destruida por varios Burners por no dejar entrar a todo el mundo. La traición al espíritu de autosuficiencia con que se creó Burning Man fue la excusa y un grupo de habitantes atacó el campamento White Ocean del DJ británico Paul Oakenfold y del hijo de un billonario ruso, por no asumir el espíritu de Burning Man.

Bianca Brandolini en el popular evento
Bianca Brandolini en el popular evento - Redes

Nadie niega que relativamente pocos son los viajeros que se desplazan a Burning Man con problemas económicos, ya que su organización opera gracias a las generosas donaciones de los ricos ‘burners’. Trabajadores en tecnología de Google, Facebook y otras startups son un porcentaje significativo de los invitados que, tras sus chalecos de cuero y sus gafas de metal, se mueven en bicicleta de un campamento a otro. Los Burners, denominación de los habitantes de esta ciudad temporal, disfrutan con la cultura subversiva, dando forma a nuevas ideas entre el polvo y bajo las estrellas del desierto, mientras intentan mantener la inmaterialidad de su universo pasajero. Katy Perry y Paris Hilton aparecieron con una docena de modelitos diferentes y utilizaron esta aventura para atiborrar con fotos sus páginas de internet. Sin embargo, ambas dormían en lujosos tráileres pues en realidad no tienen nada que ver con el espíritu, lo suyo es posar para los medios sociales sin renunciar en ningún momento a la comodidad de su vida en LA.

Aquí, en Burning Man, donde unos logos se cubren con otros, muchos artistas originales de los ochenta y noventa sufren la gentrificación en una urbe utópica, creada precisamente contra quienes han conquistado su reino pop up.

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