Roman Abramovich, Nicole Kidman y Andrew Lloyd-Weber
Roman Abramovich, Nicole Kidman y Andrew Lloyd-Weber
GENTE

Los «millonarios-topo» que horadan el subsuelo de Londres para agrandar sus mansiones

La autoridad municipal de Kensignton autoriza a Roman Abramovich a ampliar los bajos de su mansión con una piscina y sauna de 36 millones de euros

Londres Actualizado: Guardar
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En Londres, donde el precio del suelo en algunos barrios alcanza precios psicodélicos, han florecido las «casas iceberg», con más habitaciones bajo tierra que sobre la calle. En cinco años, Kensington y Chelsea han recibido 800 solicitudes de ampliación subterránea. Los promotores, los llamados «millonarios-topo», horadan para dotar su propiedad de gimnasio, piscina o incluso sala de cine. Entre quienes han creado una nueva mansión en el subsuelo se suele citar a Roman Abramovich, el magnate ruso dueño del Chelsea; la actriz Nicole Kidman o el compositor Lloyd-Weber.

Abramovich, de 49 años, 137 en la lista de multimillonarios de «Forbes» con una fortuna de 7.800 millones de dólares, ha conseguido que la autoridad municipal de Kensington y Chelsea le autorice a hacer obras para dotar a su mansión londinense –más bien palacio– de una piscina y sauna.

Según «The Times», la obra le costará unos 36 millones de euros.

El magnate ruso de ancestros judíos y su tercera mujer, la hermosa empresaria del mundo del arte Dasha Zhukova, de 34 años, con la que tiene dos hijos, podrán por fin hacer largos en casa tras superar una compleja batalla legal. Precisamente el pasado diciembre el burgo de Kensington y Chelsea acordó limitar el alcance de las excavaciones en las viviendas, por las molestias que se ocasiona a los vecinos. Westminster ha seguido su ejemplo y solo permitirá sótanos de una habitación, que no podrán superar el área del 50% del solar.

Entrada de la mansión de Abramovich
Entrada de la mansión de Abramovich - ABC

La imponente residencia londinense de Abramovich y Zhukova data de 1846 y antiguamente fue la embajada de Rusia. La compró en 2009 por 160 millones de euros. Se encuentra en Kensington Park Gardens, una vía atípica y un remanso de paz, salpicado de embajadas y mansiones de ensueño cuidadas al milímetro. La calle es paralela a la carretera de salida del Palacio de Kensington, donde viven ahora los Duques de Cambridge y el Príncipe Enrique. Aunque está autorizado el paso de peatones por Park Gardens, en realidad se trata de una calle privada y un guardia asiático, vestido casi con la pompa de un almirante, vigila para que los paseantes no tomen fotos de las dachas.

La piscina de los Abramovich se inspirará en el genio del arquitecto español Rafael Gustavino, que en la segunda mitad del XIX embelleció Nueva York con sus bóvedas de creación propia. En concreto, la zona de agua y vapor se inspirará en su trabajo en la estación de metro de City Hall.

No todos los plutócratas de Kensington Palace Gardens han tenido tanta suerte con la burocracia como Abramovich. Jon Hunt, de 62 años, es un triunfador hecho a sí mismo, que comenzó como simple agente inmobiliario y se ha enriquecido con su propia compañía, la distinguida Foxtons. Intentó también el truco del «millonario-topo». Pero esta vez el topo se topó con una revuelta diplomática. Sus planes para un sótano consiguieron una curiosa alianza de civilizaciones en su contra, que unió a las embajadas de Japón, Arabia Saudí, Francia, India, Rusia y Líbano. Los franceses, siempre un poco exageradillos, llegaron a invocar el artículo 22 de la Convención de Ginebra, que establece que no se puede perturbar la paz de las delegaciones diplomáticas. Hunt se quedó sin piscina.

Los vecinos de toda la vida son los mayores críticos de las obras que acometen los nuevos residentes de aluvión. La sempiterna actriz Joan Collins, de 82 años, residente en la cotizada Belgravia, no se ha cortado a la hora de criticar a los «millonarios-topo» de su barrio, hoy tomado por los jerarcas árabes: «Es indignante que esa gente cave para poner piscinas y boleras cuando luego solo viven aquí dos o tres meses al año».

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