El verano de mi vida

Mercedes Milá: «En el Mediterráneo tengo paz y todo lo que me gusta»

La presentadora recuerda, desde Mahón (Menorca), tiempos de pesca y fideuá para chuparse los dedos

Mercedes Milá ABC

Carmen Aniorte

Omnipresente e incombustible desde que Fernando García Tola le abriera las puertas de la televisión en 1978 para presentar, junto a Isabel Tenaille, el espacio de entrevistas «Dos por dos», en la primera cadena de TVE, Mercedes Milá (69 años) sigue moviéndose como pez en el agua ante las cámaras. «Buenas noches», «De jueves a jueves»... y, durante 15 años, alma mater de ese experimento sociológico que se llamó (y se sigue llamando), «Gran Hermano» que ya es historia de la televisión. Además, continúa su intensa actividad como librera en la barcelonesa +Bermat. Hace unos años, tras un bajón emocional, explicó en el programa «Salvados» que una depresión fue el verdadero motivo de su salida de de «GH». Al hacerlo público, quiso dar visibilidad a un mal que puede considerarse como la otra gran pandemia del siglo XXI. Y en 2018 y de la mano de Zanskar (la productora de Jesús Calleja) anunció su vuelta a la arena con «Scott y Milá», un espacio que ella define como un personality, en el que comparte experiencias junto a su perro Scott en #0 (Movistar+).

Tras ser testigo de la explosión de la epidemia del Covid-19 en Europa, durante un viaje por Italia junto a sus amigas, y que interrumpió apresuradamente, Mercedes Milá se encuentra en «momento relax» en su bien amada Menorca. Y nos comenta que, para ella, «el verano siempre es azul. Hace ya muchos años que tengo la inmensa suerte de pasar esta estación en esta isla, concretamente en el puerto de Mahón». ¿El motivo? « Aquí hay todo lo que más me gusta : naturaleza, paz, comida rica, amigos y deporte. Eso es el verano en el Mediterráneo de toda mi vida, este mar que cantó Serrat y que, como él siempre dice, también se ha convertido en tumba de tantas personas que huyen del horror en busca de un trabajo y su libertad».

A la hora de echar la vista atrás, recuerda «aquellos veranos con mi marido , José Sámano , santanderino fiel a su tierra que cambió por Menorca, donde fue muy feliz. Pescaba durante horas y con esos serranos y doncellas, los pescaditos de roca, yo hacía una fideuá para chuparse los dedos, con perdón».

Desde este lugar de paz, Mercedes Milá quiere dejar constancia de que «este año no va a ser fácil para mucha gente. Son momentos muy difíciles que anuncian dolor y preocupación por nuestra salud y la vida de empresas y negocios. Los turistas han desaparecido prácticamente y en estos lugares son la base de subsistencia de las familias. Cada tienda que se ve obligada a cerrar es una herida en el alma. Sí, será un verano muy diferente, pero seguirá siendo un verano azul cargado de esperanza , de esa que jamás debemos perder, como ha pasado antes tantas veces en la historia».

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