Marcela Topor, la mujer de Puigdemont
Marcela Topor, la mujer de Puigdemont - Inés Baucells

Marcela Topor, de la Rumanía de Ceaucescu a la Cataluña independentista

La mujer del nuevo presidente de la Generalitat sufrió los últimos coletazos del comunismo. Ahora acusa a España de «frustrar las ambiciones catalanas»

Barcelona Actualizado: Guardar
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Su más fiel seguidora. En un segundo plano pero más que presente, Marcela Topor, la mujer del nuevo presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha acaparado ya muchas miradas en la primera semana de su marido como nuevo líder del independentismo catalán. Por carácter, ya se anticipa que será una primera dama de Cataluña discreta, pero con mucha presencia.

Topor, «Mars» para los amigos, tiene 38 años (15 menos que su marido) y aunque nació en Vaslui, una ciudad del norte de Rumanía de un tamaño similar al de Gerona, ha acabado instalada en Cataluña por amor. Nacida en 1978, no tuvo una infancia fácil en la Rumanía bajo la dictadura de Nicolae Ceausescu, que acabaría cayendo en 1989.

Se explica que, de niña, pasó muchas horas en las colas para obtener alimentos básicos del racionamiento.

Ya de adolescente, empezó a estudiar filología inglesa en la Universidad de Iasi, donde entró como segunda alumna con mejor nota y donde la recuerdan como una estudiante tenaz y diligente. Fue cuando tenía veinte años, en 1998, cuando apareció en la vida de «Puigdi», como conocen sus amigos al presidente catalán. Quienes los conocen dicen que lo suyo fue un flechazo. Ambos coincidieron en el Festival Internacional de Teatro Amateur de Gerona, al que ella acudió como actriz de una compañía universitaria. Además de ganar el trofeo a la mejor banda, Marcela conquistó a un joven Puigdemont.

Boda ortodoxa

Su relación avanzó viento en popa, pero esperaron a que ella terminara sus estudios. Tras idas y venidas entre Rumanía y Cataluña, muchas horas de teléfono y viajes de Puigdemont a otras ciudades en las que Marcela actuaba, dos años después ella lo dejó todo para venir a España. Al poco tiempo se casaron por lo civil en Rosas, un municipio costero del norte de Gerona. Repitieron más adelante el enlace en Iasi (Rumanía), siguiendo el ritual ortodoxo y bajo la mirada del alcalde, que le llegó a entregar la llave de la ciudad al nuevo presidente catalán.

El matrimonio tiene dos hijas, Magalí, de 8 años, y María, de 6, y los cuatro viven en un piso de alquiler en el centro de Gerona. Los padres de ella, que tienen a su otra hija viviendo en Londres, se trasladaron hace unos años en Cataluña para ayudar a su hija a criar a las niñas. Según dicen fuentes de su entrono consultado por ABC, están encantados con su yerno. «Quiere mucho a Marcela», explicaba recientemente Andrei, su padre, a un medio rumano.

Las niñas estudian en un colegio público de la capital gerundense y los fines de semana es frecuente que acudan a actos infantiles con ellas. Acostumbrado a viajar a Barcelona en el AVE que tanto costó que llegara a su Gerona, se desconoce todavía si «Puigdi» se planteará tener un piso en Barcelona o si seguirá viviendo en la capital gerundense (a una hora en coche o a unos 40 minutos en AVE). Lo que se duda que cambie, a pesar de su reciente popularidad, es su destino vacacional: la pareja sigue viajando cada verano a Rumanía a pasar unos días, y «Puigdi» siempre aprovecha para preparar «paella» -un exotismo allí- a su familia política.

Si en el amor todo le fue rodado, Mars tampoco puede quejarse de su trayectoria laboral. Al aterrizar en Gerona trabajó como traductora y al poco tiempo su marido impulsó el «Catalonia Today», un diario hecho en inglés y pensado para los extranjeros residentes en Cataluña en el que ella empezó a redactar y del que actualmente es editora. Además, Topor colabora en la televisión de El Punt Avui realizando entrevistas a extranjeros residentes en Cataluña, en un espacio llamado «Catalan Connections».

Poliglota e independentista

Si un hecho destacan a ABC los allegados de la pareja es la capacidad de integración que Topor ha tenido. Su facilidad para los idiomas ha permitido que ya hable catalán sin ningún problema, idioma que, de hecho, lo aprendió antes que el castellano. Además, se encargó rápido de que Puigdemont aprendiera también rumano. Su currículum, además de su idioma nativo, incluye un inglés y francés perfecto.

La pareja ha fomentado la interculturalidad más allá de la lengua. De hecho, además de su doble boda para cumplir con todas las tradiciones, se sabe que la pareja celebra también las fiestas navideñas por el rito ortodoxo. De aquí que Puigdemont y sus tres mujeres acudan cada año por Navidad a la celebración religiosa de la comunidad rumana de Gerona. Algo similar pasa por Semana Santa, cuando pintan huevos de Pascua.

Amante de la buena cocina, igual que su marido, disfrutan visitando restaurantes en cuanto pueden. De aquí que hayan recorrido locales de cocina rumana, como el restaurante La Taula (en Barcelona), en donde conversaron animadamente con los propietarios, compatriotas de Marcela.

Aunque de momento Mars no ha tenido ninguna intervención pública, sí que ha trascendido su opinión política gracias a un editorial en «Catalonia Today». Allí, la primera dama mostró recientemente en un artículo su alegría sobre la evolución del proceso secesionista, algo que parece que le ha inculcado su marido. «El pronóstico se ha hecho realidad», apuntaba en el artículo. «Con el gobierno español decidido a frustrar las ambiciones catalanas, y las dificultades para ponerse de acuerdo sobre un nuevo presidente, no dudamos en que vamos a ver más actividad política en 2016 mientras Cataluña continúa con su apuesta por la independencia», comentaba a principios de diciembre. Quién le iba a decir que un mes después, su marido sería ese nuevo presidente.

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