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Ana María Parera: «La ilusión de mi hijo es dar a los niños la oportunidad que él tuvo»

La presidenta de la Fundación Rafa Nadal afirma que el deporte es la mejor vía para la educación y la integración

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Rafa Nadal tenía una ilusión cuando empezó a golpear la pelota con su raqueta: ganar, ser número 1, triunfar en Wimbledon. Pero sobre todo, disfrutar del deporte. Conforme alcanzaba sus metas, otras ilusiones comenzaron a surgir. No tan relacionadas con la raqueta, pero sí igual de personales y de pasionales como cuando entra en la pista. «Rafael, en un principio, lo único que se planteó es que quería trabajar con niños. Que él había disfrutado de unas oportunidades que otros no tenían y quería dárselas». Esa idea se fue cimentando poco a poco, como sus victorias en tierra batida y que desembocaron en la Fundación que lleva su nombre y que lleva en activo desde 2008. Todos con una marca muy reconocible.

«Llegamos a la conclusión de que la mejor manera para llegar a educar en valores era a través del deporte», explica Ana María Parera, presidenta de la institución.

Madre e hijo en la Fundación
Madre e hijo en la Fundación - ABC

El balear quería que el tenis, el deporte que lo ha hecho famoso, tuviera un enfoque personal, distinto al que está acostumbrado a vivir. «Crear una competición para niños pero inculcando unos valores que en otros torneos no se perciben. El ganar, por supuesto, siempre está ahí, pero enseñando a los chicos que no es el único fin. Que tienen que disfrutar de jugar con otros compañeros y de hacer amigos. La realidad es que no todos llegan a lo más alto, por lo que deben ser conscientes de que tienen que estudiar, afianzar una cultura y unos valores y, sobre todo, disfrutar del deporte con los demás», señala Parera, contenta con que el Rafa Nadal Tour by Mapfre haya llegado a su tercera edición con 2.300 participantes en toda España.

«Los padres deben ayudarnos a no ver el ganar como una prioridad»
Ana María Pareara

«Trabajamos con los niños y con los padres, que son los primeros que deben ayudarnos a no ver el ganar como una prioridad. Los monitores y profesores están aquí para colaborar, pero la base tiene que salir de la familia. Es una forma de educar que está gustando porque cada edición son más los que quieren llevar a sus hijos».

Importa ganar en la pista, pero también fuera. Una de las plazas que se reservan para el Master, el último torneo del tour, es para el niño que gana el trofeo de los valores: el más involucrado, el más colaborador, el que más se esfuerza. «Los monitores saben que estas cualidades se han de aprender también jugando. Estar con los chicos en una sala y tratar de inculcarles algo que no viven por ellos mismos no es el camino más efectivo. El deporte da unas pautas que no encuentras en otros sitios: cómo afrontar la presión, los nervios, las derrotas. Herramientas que sirven para la vida diaria».

Integración y afecto

Todo lo que se recauda de este Tour juvenil se destina a la Fundación y sus cinco proyectos en los que el deporte es la vía para la educación. Colaboran con Aldeas Infantiles y con Special Olympics, y desarrollan un programa de becas para que niños deportistas con buenas notas y pocos recursos puedan compaginar los libros y la raqueta. Y además, el centro de Palma de Mallorca y la escuela Anantapur de la India, donde las necesidades son más profundas. «Van dirigidos a niños con problemas de integración, pero con enfoques diferentes. En India lo principal es mantener una buena alimentación y una educación básica, pero el ambiente familiar es sólido. En España trabajamos con chicos que muchas veces vienen de familias desestructuradas, con problemas de adaptación, y carencias afectivas. Trabajamos con los directores de los colegios porque tienen la obligación de acudir a clase, y les damos un punto de apoyo educativo y de confianza, que sepan que tienen a alguien», analiza la presidenta, consciente de que hay muchos más de los que pueden entrar en la Fundación, pero contenta por los resultados que observa en los chavales. «Ellos no son los únicos que aprenden, nosotros, y también Rafael aprende mucho de ellos. Son los verdaderos campeones, ganan partidos mucho más importantes que en la pista».

Es la filosofía que Nadal siempre ha puesto en la pista y que ahora traslada a los que más lo necesitan. «Está detrás y pendiente de todo lo que hacemos. Visita todos los proyectos, no tanto como le gustaría porque ahora también tiene que centrarse en su trabajo, pero ha puesto a gente de su confianza porque son muy importantes para él. En el futuro podrá dedicarse más a ellos porque le encanta».

Por el momento, el tenista confía en su madre para llevar a buen fin sus propósitos más allá de la raqueta. Él se centra en preparar bien los Juegos Olímpicos de Río 2016. «Está entrenándose muy bien. Y es el abanderado, ha tenido esa suerte. Es otra ilusión grandísima para él. Si no tuviera esa ilusión por jugar, por entrenarse y por competir, no lo haría», responde Ana María Parera, ya como madre de un Nadal que se mueve por ilusiones. En la pista y fuera de ella.

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