Juan Betancourt, en un momento de la entrevista para ABC
Juan Betancourt, en un momento de la entrevista para ABC - ISABEL PERMUY

Juan Betancourt: «He pasado de jugar al fútbol sin zapatillas a desfilar con zapatos de 3.000 euros»

El modelo habla con ABC sobre el paso del tiempo, su Cuba natal y la relación que mantiene con Rocío Crusset. «Nos estamos conociendo, es encantadora y me llevo genial con ella», dice sobre la hija de Mariló Montero y Carlos Herrera

MADRID Actualizado: Guardar
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Nueve años han pasado desde que Juan Betancourt hizo las maletas, salió de Cuba y llegó a España. Fue entonces cuando empezó a hacer sus primeros pinitos como modelo. Se convirtió en uno de los fichajes estrella de Tom Ford y desde entonces ha trabajado con modelos de la talla de Irina Shayk y ha compartido focos con Amaia Salamanca. Aunque por su trabajo no para de viajar, Betancourt tiene su campamento base en Madrid. En El Corte Inglés de la Castellana recibió la semana pasada a ABC para hablar sobre Panos Emporio -la firma de bañadores de la que es imagen-, las próximas vacaciones de verano y sobre su Cuba natal. ¿Ha vuelto desde la muerte de Fidel Castro? «Sí, y sigue todo igual.

Irá cambiando poco a poco, pero todavía faltan bastantes años para que cambie de verdad», responde. Y añade: «Tienen que renovar la isla completamente. Están rehabilitando algunos edificios y dando algunas libertades a la hora de crear negocios, pero todavía falta muchísimo».

Betancourt dice que allí es donde más descansa: «No tengo internet ni contacto con nadie. No te queda otra, o desconectas o desconectas». Por eso este verano le quiere regalar «a una amistad un viaje a allí» para recorrer la isla «de punta a punta». ¿Su acompañante será la modelo Rocío Crusset? «Bueno, no se sabe -dice, mientras esboza una tímida sonrisa-, Rocío es una amiga muy especial». Hace unos meses, la revista «Corazón TVE» publicó unas imágenes donde aparecía dándose un apasionado beso con la hija de Mariló Montero y Carlos Herrera. «Nos estamos conociendo, es una chica encantadora y me llevo genial con ella. Obviamente no voy a negar que no pasa nada, pero no tenemos una relación formal. Si fuera algo serio lo hubiéramos contado ya», apostilla. Se conocieron al poco tiempo de que él llegase a España, en Gran Canaria Moda Cálida, pero no interactuaron mucho. «Con el paso del tiempo hemos empezado a tener más contacto».

«Cuando llegué se Cuba, el tema del topless me impactaba mucho»

La prenda de baño que presenta tiene una peculiaridad: unos botones que permiten acortar el largo hasta convertirlo en un slip. ¿Con estos trajes de baño se acabaron las playas nudistas? «Pues casi casi», señala riéndose. «Nunca he ido a una playa nudista. En Tenerife -donde vivía mi padre-, había unas cuantas escondidas, pero nunca he ido. Cuando llegué de Cuba, el tema del topless me impactaba mucho, ni te cuento las playas nudistas», apunta. Y recuerda: «No era algo que viera normal porque en Cuba el nudismo se ve muy muy poco. Ahora igual es más normal, pero hace nueve años era impensable». Ahora lo ve «súper normal» y le «da igual». Sobre todo después de cambiarse «de ropa en plena Rambla de Cataluña o Gran Vía para un shooting delante de 2000 personas». «El tema del nudismo ya lo llevo bien, o grabar algo sin camiseta delante de mucha gente... me he tenido que acostumbrar». ¿Y a los piropos ya se ha acostumbrado? «A todos nos gusta que nos digan cosas bonitas, pero a mí me cuesta a la hora de responder porque muchas veces no sabes qué decir y a mí me da un poco de vergüenza. Obviamente me gusta que me digan "qué chico más guapo" o "qué guapo eres", pero muchas veces no sabes qué decir. Yo doy las gracias», reconoce con una mueca incómoda.

«Cuando era pequeño mi sueño era ver un partido de fútbol en un estadio»

Cualquiera que conozca la trayectoria de Betancourt puede pensar que el éxito le ha nublado la mente. Sin embargo, él no olvida sus orígenes y todavía se sorprende cuando echa la vista atrás y repasa todo lo que ha conseguido a nivel profesional. «Ayer lo hablaba con un amigo de la infancia de Cuba, ahora vive en Miami y ha venido a verme unos días. Todas las cosas que he conseguido ni me imaginaba que fueran a suceder. Mis sueños eran súper pequeños y ahora son inmensos», apostilla. «Mi sueño cuando vivía en Cuba era ir a ver un partido de fútbol al estadio. Iba con mis amigos y no nos dejaban entrar en los hoteles para ver el partido, lo veíamos desde una ventana pequeñita que estaba rota. Nos turnábamos para mirar a través de la ventana y ver esa tele pequeñita a lo lejos». Y el otro día le invitaron a un palco VIP y al lado tenía a Josep Maria Bartomeu, el Presidente del Fútbol Club Barcelona. «Y me trataban como uno más», cuenta.

«He pasado de jugar al fútbol sin zapatillas porque no teníamos, a caminar por pasarelas con zapatos de 3.000 euros», dice. «Son cambios muy bruscos. Esto me ha ayudado mucho a apreciar y cuidar lo que tengo, pero sobre todo a mantenerme como siempre: con mis amigos y mis principios». ¿Y cuando comienza a levitar, quién le pega el tirón y le baja a tierra? «Mantenerte con los pies en la tierra tiene que estar en tí mismo. A día de hoy tengo amistades en este mundo que son famosos y tienen influencia. Cada vez me rodeo más de este tipo de gente por los sitios que voy y los eventos que tengo por trabajo, pero yo nunca he perdido el contacto con mis amigos y siempre vuelvo a ellos».

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