Jefa exigente o matona, el informe que amenaza a la protegida de Boris Johnson

Priti Patel, ministra de Interior, es acusada de acoso laboral por numerosos funcionarios

Priti Patel EFE
Ivannia Salazar

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Priti Patel es uno de los pesos más pesados del gobierno de Boris Johnson , y también uno de los más controvertidos. Los amores y los odios que genera solo se comparan con los del propio ministro, con detractores y adoradores a partes -más o menos- iguales. Más fácil lo tienen personajes como Dominic Cummings , a quien pocos parecen soportar, ya que al menos no tiene que lidiar con las pasiones encontradas de sus seguidores, de las redes sociales y de los medios. En los últimos tiempos, la ministra del Interior además tiene sobre su cabeza los focos, una atención que si no es mayor es solo debido al influjo de la pandemia de coronavirus que opaca casi todo lo demás. Pero lo suyo podría ser un escándalo en toda regla, con personajes como Lord Evans de Weardale , exjefe del MI5 y actual asesor del premier, exigiendo la publicación de un informe sobre ella, investigada durante los últimos ocho meses por la Oficina del Gabinete por denuncias de que había acosado a funcionarios públicos en el Ministerio del Interior, así como en otros departamentos en los que trabajó anteriormente.

Priti Patel y Boris Johnson AFP

Todo explotó con la salida del ministerio de su funcionario más longevo, Philip Rutnam, que tras 33 años en el servicio público se marchó a principios de este año, no sin antes denunciar el ambiente tóxico supuestamente generado por la funcionaria. Grosera, malagradecida, despectiva e incluso hostil, son algunos de los adjetivos con los que sus colaboradores la han calificado, según fuentes citadas por la prensa local, que detallan que hay personas que trabajaron junto a ella y quedaron incluso «traumatizadas». Sin embargo, otras voces hablan de ella como fuerte, amigable, sensible, cercana, inteligente y encantadora, incluso miembros del Partido Laborista, en la oposición.

Patel está en la mira también por su afán de controlar la inmigración ilegal, pero sus críticos la acusan de falta de empatía e incluso de hipocresía. «Como hija de un inmigrante, conozco las oportunidades que brinda Gran Bretaña. Recuperar el control de nuestras fronteras no significa cerrar la puerta de golpe», dijo en algún momento la ministra, defendiéndose. Nacida en la capital británica en 1972, su madre y su padre, ambos de origen indio, se mudaron a Reino Unido huyendo de la expulsión masiva de los asiáticos ordenada por el dictador Idi Amin en Uganda , donde habían emigrado sus abuelos. «Mis padres fueron expulsados de Uganda», dijo en una entrevista publicada en el 2015, en la que agregó que «venir de un país donde eres perseguido significa que quieres trabajar duro y contribuir a la sociedad en la que terminas viviendo». Pese a ello, luego reconoció en una entrevista en la radio LBC que es posible que sus padres no hubieran sido admitidos en el Reino Unido según las reglas de inmigración que ella abandera. «No estarías aquí», le lanzó el entrevistador Nick Ferrari , a lo que ella respondió: «Sí, pero tampoco olvidemos que no estamos cambiando nuestro enfoque hacia los refugiados y solicitantes de asilo, que es muy diferente a un sistema basado en puntos» para quienes buscan empleo.

Diputada desde hace una década, es euroescéptica, y en el pasado se manifestó a favor de la pena de muerte, aunque ahora se desdice de esa opción. Eso levantó ampollas entre grupos de derechos humanos, que ahora critican su política de asilo y acogida de personas sin papeles. Su hoja profesional no está libre de manchas. Durante el gobierno de Theresa May , en el 2017, tuvo que renunciar a su cargo como secretaria de Cooperación Internacional tras mantener una serie de encuentros no autorizados con altos cargos israelíes, incluido el primer ministro Benjamín Netanyahu , durante unas supuestas «vacaciones familiares» en el país. Menos de dos años después, Johnson la redimió, llamándola para el cargo que ahora ostenta. Antes había trabajado como encargada de prensa en el Partido Conservador, así como para la firma de relaciones públicas Weber Shandwick y el gigante de bebidas alcohólicas Diageo. Antes había estudiado economía en la Universidad de Keele y luego realizó una maestría en gobierno y política en la Universidad de Essex.

Está casada con Alex Sawyer desde el 2004, un consultor de marketing de Nasdaq, con quien tiene un hijo de 12 años. Pero ni siquiera esta parte de su vida personal está libre de controversia, ya que Sawyer tuvo que renunciar a su trabajo a tiempo parcial como cabeza de la oficina de Patel, cargo que ejerció entre el 2014 y el 2017, después de las críticas por recibir un sueldo de 25.000 libras teniendo otros dos trabajos remunerados.

Pero esta mujer pequeña de mente grande al parecer ha sabido surfear las inmensas olas de la política británica y en múltiples ocasiones ha declarado que su referente es Margaret Thatcher , y su innata habilidad «única para entender qué era lo que movía a la gente». La comparación quizá le viene grande, pero de momento, y pese a los embates del 2020, Patel resiste.

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