«Isabel Preysler nunca se ha negado a repartir la herencia de Miguel Boyer»

El abogado de la «reina de corazones» niega las versiones publicadas en algunos medios: «Los hijos de Boyer siempre han tenido las puertas abiertas»

Madrid Actualizado: Guardar
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Casi al mismo tiempo que Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa llegaban a Francia por asuntos profesionales del escritor, saltaba en los medios españoles una nueva polémica que salpica de lleno a la «reina de corazones». Y no precisamente en un asunto que resulte agradable. Según publicó este lunes «OkDiario», los hijos del ex ministro de Economía Miguel Boyer y de la doctora Elena Arnedo, Miguel y Laura Boyer, se estarían planteado presentar una demanda contra la socialite filipina para exigir su parte de la herencia paterna, que un año y medio después del fallecimiento del político socialista sigue sin repartirse.

En las informaciones publicadas estos días se apunta que la fortuna de Miguel Boyer podría ser considerable e incluso se cuestiona si los hijos del «súper ministro» tendrían derecho también a la casa de Puerta de Hierro en la que ahora viven Preysler y Vargas Llosa, al añadir que Boyer habría participado en la compra de esos terrenos tras vender una serie de propiedades de sus padres.

También se dice que Miguel y Laura Boyer podrían reclamar la conocida colección de libros de su progenitor o algunas obras de arte de herencia familiar, entre las que habría un busto de Benlliure, un Sotomayor y un Villegas.

«Falsedades e insidias»

Hay que recordar que el ministro tuvo una tercera hija durante su matrimonio con Isabel, Ana Boyer, abogada de profesión. Ayer, ella prefirió que fuera su madre quien aclarara algunos puntos de esta noticia. Y así lo hizo a través de su abogado, Javier Ruiz, que ha calificado de «informaciones falsas e insidiosas» muchas de las cosas que se han publicado en diversos medios. En palabras Ruiz, y por encargo de Isabel, «muchas acusaciones que le adjudican a Preysler, como que hizo todo lo posible por romper los vínculos de Miguel con sus hijos de su primer matrimonio o que pretendió que la abultada factura del hospital de Boyer la abonaran sus hijos, son totalmente falsos».

Aparte de una larga lista de aclaraciones que manifiesta su defensa, lo que sí deja constancia Ruiz es que «es injurioso decir que Isabel Preysler se haya negado a repartir la herencia de Boyer con sus hijos, pues todos los trámites para el inventario, evaluación y partición de la herencia están siendo realizados por el albacea, contador y partidor designado en su testamento, ya que esa fue la voluntad del esposo de mi cliente». También subraya que «los hijos (Laura y Miguel Boyer) siempre han tenido las puertas de la casa abiertas para comprobar y examinar los bienes de su padre y así lo han realizado, incluso acompañados por abogados y técnicos expertos», añade Ruiz.

El albacea del ministro

Es fundamental la aclaración del letrado Ruiz cuando explica a ABC que Miguel Boyer dejó escrito en su testamento que su hermano, Christian Boyer, fuera el albacea de sus bienes, «a quien otorgó un plazo de 60 meses para hacer las operaciones de división e inventario». De ahí que año y medio después de la muerte del político no se haya producido ese reparto.

Según dice el abogado de Preysler, «el matrimonio tenía separación de bienes y por tanto no ha habido que hacer liquidación de gananciales». También aclara que la propiedad de Puerta de Hierro «siempre he tenido entendido que es de Isabel Preysler» y explica que, una vez el albacea realice el inventario, «el segundo paso es contratar a técnicos expertos para que valoren los bienes, ya sean propiedades, antigüedades, objetos personales y hasta libros».

Biblioteca valiosa

Javier Ruiz insiste en que los hijos del exministro han podido ir a la casa de Isabel acompañados de unos técnicos y un abogado. «No se ha negado la entrada a nadie», asegura el letrado, que añade que, ahora, es cuestión de que el albacea quiera apurar esos 60 meses para hacer el reparto de los bienes de Boyer, un hombre que, en palabras del abogado, tenía «su gran pasión en los libros».

Por eso no sería descartable, y a la vista del poco valor que los libros tienen en el mercado de segunda mano, que los herederos decidieran donar a algún organismo la biblioteca del ministro al completo, como hicieron los herederos del catedrático de Derecho Mercantil Rodrigo de Uría, quienes legaron su gran biblioteca a la prisión de Soto del Real.

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