Isabel Preysler: «¿De dónde sale que yo estoy enfrentada a la familia Verdasco?»
La socialité zanja la polémica en torno a la boda de su hija Ana con Fernando Verdasco
Esta semana, la aparición de una imagen de Isabel Preysler (66 años) realizada en el salón de su casa de Puerta de Hierro, mientras le tomaban medidas para la figura que se presentará el año que viene en el Museo de Cera, ha sido noticia casi obligada en la mayoría de medios del corazón. «No me reconozco mucho en algunas fotos que han publicado de ese momento», asegura a ABC la propia Preysler, quien confía en que antes de que se den a conocer los resultados ella pueda dar el visto bueno. En otras ocasiones, hubo celebridades que quisieron modificar el acabado de su figura de cera, pues no siempre fue el más atinado.
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Celosa de su imagen pública y extremadamente cuidadosa en cada una de las sesiones para las que posa, Preysler se mostró dispuesta a colaborar con el Museo de Cera de Madrid, quien desde hace años quería incorporarla a su galería de personajes. «El problema ha sido encontrar un hueco para concertar la cita. Estoy viajando sin parar -su último destino ha sido Rusia, junto a su pareja, Mario Vargas Llosa - y no es fácil organizar la agenda», comenta.
Y en estos últimos días en los que el escritor estaba realizando un viaje de trabajo, Isabel aprovechó para cumplir con algunos compromisos y descansar en su domicilio. Por amor hace y deshace maletas con frecuencia, pues casi siempre le sigue allá donde va.
Precisamente allí le ha llegado lo publicado en una revista, donde se habla de un enfrentamiento con la familia del que en primavera será su yerno, Fernando Verdasco . El motivo, según la publicación, son los preparativos de la boda del tenista y la menor de sus hijos, Ana Boyer . «No entiendo de dónde sacan esas historias, que para nada son ciertas. Según me han contado, unos reporteros acudieron a la clínica donde ha estado ingresado Antonio Carmona y cuando le vieron, le preguntaron por la boda de Ana y Fernando. Él dijo que no sabía nada, seguramente para no meter la pata por si contaba algo que no debía; y eso ahora lo interpretan como que hay enfrentamientos familiares. No es cierto. Ni siquiera la madre de Fernando está molesta. Además, quienes deciden todo lo relacionado con su boda son los propios novios . Esto ya no es como en mi época. Ahora ellos organizan todo y, como mucho, mi hija me consulta alguna cosa. Pero nada más», explica Isabel.
La boda puede esperar
Si no hay sorpresas de última hora, Isabel y Mario no darán el paso de casarse. El pasado verano decidió contraer matrimonio por sorpresa el marqués de Griñón , exmarido de Isabel, con Esther Doña ; ahora su hija Ana es quien lo hará en 2018 tomando la delantera a su madre. «Te aseguro que no tengo ninguna necesidad de casarme. Estamos fenomenal así y me encuentro muy bien», insiste Preysler. De momento, la situación legal de Mario Vargas Llosa es que, aunque tiene el divorcio en España, tendría que dar los mismos pasos en Perú, como exigen algunas voces de allá. Sobre la presencia del escritor en la manifestación de Barcelona del 8 de octubre contra la independencia de Cataluña, Isabel puntualiza que se trata de la primera vez que se sube a un estrado desde que abandonó la política y destaca lo bien que habló. Los mismos elogios se los dedica a Josep Borrell , a quien conoce bien desde que ella se casara con Miguel Boyer : «Le tengo mucho cariño», explica.
Esta semana, Preysler y Vargas Llosa acudirán juntos a la celebración del 25 aniversario del Museo Thyssen. Y aunque aún falta tiempo, Isabel confía en quedarse en Madrid la próxima Navidad. Reunir a todos sus hijos y nietos en su casa de Puerta de Hierro, además de a su hermana y su madre, y pasar parte de las fiestas tranquila y con la familia es lo que más le gustaría tras varios años viajando a Estados Unidos.
