Sara e Irene en 2012
Sara e Irene en 2012 - GTRES

Irene Carbonero, la «hermanísima» también es la escudera fiel de Sara en Oporto

En los últimos tiempos se ha convertido en la sombra de su célebre hermana, quien espera la llegada de un nuevo hijo para la próxima primavera. Siempre discreta y en un segundo plano, Irene ya es habitual en la ciudad portuguesa

Corresponsal en Lisboa Actualizado: Guardar
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«Be real, no perfect» («Sé real, no perfecto») es el título del libro que Irene Carbonero metió en la maleta para su último viaje (de ida) a Oporto. Se trata de un manual de autoayuda escrito por la bloguera Miriam Albero, quien descubre su «fórmula infalible para estar bien». Una lectura bastante significativa para alguien que, al igual que otras mujeres, figura en la amplia nómina de «la hermanísima de...»; y como tal ejerce, sobre todo ahora que Sara se trasladó a Oporto para acompañar a Íker Casillas en su aventura portuguesa.

Sara necesita una aliada cercana, discreta e incondicional. Alguien en quien apoyarse para que los días no transcurran esperando a su novio sin más.

Y todo eso lo encuentra en Irene.

Tras meses de agonía en el Real Madrid, abucheado desde la grada e incomprendido por la directiva, el sol de Portugal brilla para Íker Casillas. Disfruta de lo lindo en su papel de ídolo galáctico de la fervorosa afición local. La periodista (en excedencia) de Telecinco también tiene su cuota de gloria cada vez que hace acto de presencia en el Estádio do Dragao. Hoy es la persona más fotografiada de la grada, aunque esa creciente popularidad no le basta a Sara Carbonero para vivir feliz.

Ida y vuelta

La cercanía de Oporto (ciudad conocida como Invicta desde tiempos napoleónicos) facilita los viajes de ida y vuelta con la capital de España. Es un recorrido que Irene realiza con frecuencia. Antes del fichaje de Casillas por el equipo bicampeón de Europa, era habitual ver a las hermanas de Corral de Almaguer (Toledo) salir de compras por los centros comerciales de Pozuelo Alarcón (Madrid). Comparten gustos y un estilo bohemio chic que las revistas de moda diseccionan hasta el infinito. También lucen sendos tatuajes en la muñeca izquierda que, por cierto, entusiasman a sus fans portugueses: Irene lleva el símbolo del infinito, mientras que Sara optó por la palabra sunshine.

Si siempre han estado muy unidas, ahora su complicidad es máxima. Sara Carbonero no habría podido adaptarse de una manera tan rápida a semejante cambio de vida sin contar con la ayuda de Irene. Las dos han dado lo mejor de sí mismas para que el lujoso piso de cinco habitaciones, alquilado por 6.000 euros al mes en la zona de Foz (al lado del Paseo Alegre y a tiro de piedra del Atlántico), se haya transformado en un auténtico hogar y en un punto de encuentro para la familia Carbonero. Así se demostró recientemente con la visita de Goyi Arévalo, madre de Sara y ávida de hacer a su hija un buen cocido madrileño.

Ahora que se ha confirmado el segundo embarazo de Sara, la presencia de Irene en Oporto será aún más habitual. En los últimos meses se le ha visto ejerciendo como adorable tía para el pequeño Martín, el primogénito de Íker y Sara, que a principios de enero cumplirá 2 años.

El silencio

Pero, ¿cómo es la vida de Irene más allá de la de su famosa hermana? Pocos datos han transcendido sobre ella, dado que la discreción es la máxima que impera en la familia Carbonero. En especial desde que el patriarca, Carlos Javier García Carbonero, antiguo agente de seguros, fuera condenado a dos años de cárcel por estafa a varios vecinos de Corral de Almaguer. En la localidad toledana opera la ley del silencio.

No es un secreto, sin embargo, que la joven ha encontrado en Adrián Godoy a su media naranja. Simpático y muy deportista, Adrián es un apasionado del paddle surf, tal y como pudo comprobarse durante sus vacaciones de verano en la isla griega de Mykonos, donde también descansaron Íker, Martín y Sara. Fue entonces cuando el guardameta del Oporto dio muestras de su sentido del humor al bromear en las redes sociales sobre la peculiar manera con la que su cuñado practica ese deporte.

Hoy, los Casillas-Carbonero esperan con calma la llegada de su nuevo retoño para la primavera. La ciudad portuguesa, desde luego, se los ha ganado. También a la incondicional Irene, paseando por Vila Nova de Gaia, al otro lado del emblemático Puente Don Luís I, proclamó a los cuatro vientos su amor a Oporto.

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