El independentismo catalán mete miedo a los famosos: «Desde lo de Serrat nadie se atreve a hablar»

La mayoría de personalidades públicas rechazan dar su opinión sobre el 1-0 ante las inminentes represalias

El cantante español Joan Manuel Serrat EFE
Rocío F. de Buján

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El miedo, desde hace años, se ha instalado en Cataluña . Pero desde el comienzo del procés se ha transformado en pánico. Discrepar de la posición oficial es arriesgado en todos los ambientes públicos. De un debate sereno, de confrontación de posiciones, se ha pasado a una discusión bronca que divide o destruye familias, amigos y compañeros de trabajo. El «derecho a decidir», para los que lo proclaman es indiscutible . No se tolera que un catalán puede cuestionarlo. Es condenado a la hoguera: la quema en plaza pública de las redes sociales con descalificaciones personales y profesionales; la acusación de «traidor a la patria»; insultos en su presencia, escarches e incluso agresiones físicas por lanzamiento de objetos, más o menos contundentes. Son las prácticas habituales de los totalitarismos. La amenaza al disidente se palpa en la sociedad y se padece por quien osa discrepar.

La situación, como no podía ser de otra manera, ha llegado a los «famosos». Esos que son más conocidos y que, en distinta medida, tienen lo que en el mundo clásico se llamaba «auctoritas» , es decir, influencia social. Los políticos saben bien que una declaración de ellos sobre la independencia o el derecho a decidir tiene enorme repercusión en sus seguidores. Así sucede con deportistas, cantantes, actores o personas con gran presencia en los medios. En menor intensidad, también con intelectuales, en sentido más estricto.

Y ante esta situación, quienes están en contra de lo que está sucediendo, unos se pronuncian y otros no. Depende de la capacidad que tienen de resistir la presión, lo que es comprensible. Pero también depende de si hacen prevalecen sus intereses sobre sus convicciones . Lo cual es humano, pero poco ejemplar. Son los que no se pronuncian porque pierden el favor de los poderes públicos, que los han secuestrado con contratos y subvenciones. Otros se autocensuran a fin de no perder fans pues el posicionamiento se hace en una sociedad catalana dividida y enfrentada.

ABC ha intentado conectar con «famosos» y se ha encontrado con una situación de «omertà», es decir, de silencio impuesto en ambientes mafiosos que impide denunciar cualquier acción de la banda.

La representante de una célebre agencia de actores ha dicho: «Desde lo de Serrat nadie se atreve a hablar». Otras compañías ni siquiera nos han permitido preguntar: «Tenemos una cláusula con nuestros artistas que les impide hablar de política» , contestan de manera cortante tras escuchar la propuesta. «Perdona, pero no va a decir nada de este tema», responde un manager.

Frente a este panorama algunos se han alzado con coraje. No consienten ser limitados en su libertad de opinión y expresión. De entre ellos, merece admiración especial Serrat, icono para catalanes y para el resto de España. El amor a su tierra y a su lengua catalana son incuestionables. Pero desde su dignidad personal y su defensa de la libertad se ha sentido obligado a proclamar la verdad: la consulta independentista «no es transparente, está creada con una ley elaborada por el Parlament pero a espaldas de los demás miembros del Parlament». Y con Serrat, Albert Boadella, Jordi Évole, Loquillo, Marc Márquez, Mercedes Milá, Juan Marsé, Eduardo Mendoza, Isabel Coixet, Mireia Belmonte, Estopa, Montserrat Caballé, Javier Cárdenas, Jorge J. Vazquez, entre otros, se han pronunciado contra la fractura social que provoca la independencia ¡Gracias a ellos, todos mantenemos la esperanza!

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