Hubertus de Hohenlohe ha redecorado el Marbella Club
Hubertus de Hohenlohe ha redecorado el Marbella Club - Francis Silva
Hubertus de Hohenlohe

Hubertus de Hohenlohe: «Tuve de todo muy pronto. Algo que luego es un palo»

Su padre convirtió el Marbella Club en la meca de la «jet set». Ahora, él lo ha redecorado para que sea el punto de moda a la hora de las copas

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Esquiador olímpico, cantante, empresario, fotógrafo y hasta decorador. Hubertus de Hohenlohe lo tiene todo, incluso el atractivo de años atrás -cuando era uno de los hombres más apetecibles de la vida social-, además de simpático a rabiar y con ese mundo que solo los muy viajados saben apreciar. Casado y residente en Liechtenstein, aunque pasa los veranos en Marbella, este año se ha encargado de decorar El Patio del hotel Marbella Club para convertirlo en punto de moda a la hora de tomar una copa.

Precisamente en este hotel pasó algunos de los mejores años de su infancia. Cuando su padre, el príncipe Alfonso de Hohenlohe, decidió convertirlo en parada obligatoria de las personalidades internacionales. «Cuando paso por la casa me da cierta nostalgia», reconoce.

Para no perder esos recuerdos el aristócrata compró la finca de su padre en Ronda, aunque vive en otra a pocos kilómetros del Marbella Club, que ha decorado con su estilo personal donde el color y las fotografías siempre son los protagonistas.

-Un Hohenlohe de nuevo en el Marbella Club. La historia de este hotel es la de su familia. ¿Le ha dado pena?

-No, porque en el Patio empezó todo. Estos muros eran de la finca de un pastor que mi abuelo compró y que mi padre convirtió en hotel. Por eso me ha encantado revitalizarlo. Se trata de recuperar el espíritu chic de años atrás, sin opulencias ni estridencias, algo divertido y elegante. Mi labor es cuidar la dirección artística, en resumen, recuperar el espíritu artístico de mi padre. Este hotel ha vivido mucho del pasado pero hay que pensar en el presente, debemos reinventar sin perder la esencia. La otra noche estuve con las hijas de Pepe Moreno, el dueño de la discoteca que frecuentaba con David Bowie, fue divertido rememorar aquellas noches en casa de Ignacio Coca.

-Usted es consciente que ha sido un privilegiado en la vida...

-Es verdad que tuve de todo muy pronto, algo que luego es un palo cuando llegas a la vida real. Mi paso por las escuelas en Austria -que eran tristes y duras-, me sirvió para hacerme esquiador olímpico. Era mi manera de divertirme y adaptarme a la realidad, porque el problema de vivir todo el año en un sitio de vacaciones es que estás en una burbuja. Estoy muy contento de haber salido a tiempo, era todo demasiado fácil y por eso fue una suerte reinventarse.

-Estará conmigo en que no ha probado el sabor amargo de la vida...

-En algunas cosas. Piensa que no pudimos vivir con nuestra madre porque mis padres estuvieron muchos años peleados (cuando se separaron Alfonso de Hohenlohe estuvo viajando en secreto con los niños por Europa para que su mujer Ira de Fürstenberg y su nuevo amor no los secuestraran). Luego mi padre perdió su lugar mas bonito por la crisis del petróleo y ETA, por lo que no todo ha sido tan fácil.

-¿Cómo es la sociedad que viene a Marbella ahora?

-Artistas, futbolistas del Real Madrid, aristócratas de Alemania... Todo esta mezclado, también hay nuevos ricos.

-¿Son ellos los que han acabado con el glamour?

-Con mucho dinero el gusto se vulgariza porque hay tentación de hacer cosas muy opulentas. Tienes que tener mucha clase (muchas generaciones), para no caer en la trampa del exceso.

-Y este paraíso en medio de un país que sigue sin gobierno y en crisis...

-Lo que más me llama la atención de España es el carácter de la gente, incluso de aquellos que lo pasan mal. No es un país donde la crisis se note en las caras de las personas. Lo digo ahora como en los años de la ETA, cuando el miedo tampoco se reflejaba. Los españoles son muy auténticos. Mi padre con este hotel ha dado de comer a mucha gente y por eso estoy seguro que si se hubiera presentado a alcalde hubiera ganado. A España le hacen falta sitios como éste, no se puede derrumbar ni convertir en un centro comercial. Creo que forma parte de la riqueza cultural y del culto al buen gusto.

-Hablar de alcaldes precisamente en Marbella trae nefastos recuerdos sobre todo de la era Gil-Muñoz. ¿Ha notado el cambio?

-Marbella ha sobrevivido a esa era a pesar de los daños. La suerte es que la gente sigue apostando por Marbella. A este lugar se le recuerda más por la labor de Hohenlohe aunque es cierto que Gil hizo que se socializara más ya que años atrás era un lugar privilegiado.

-¿Se vive con miedo al terrorismo yihadista?

-El miedo esta en todas partes pero aquí, como hay tantos árabes, igual no hay atentados porque podrían acabar con muchos de ellos. Lo más peligroso son estos asesinos solitarios que causan horror por todas partes.

-¿Cómo está su madre Ira de Fürstenberg?

-Muy mal porque la semana pasada se murió mi abuela a los 96 años. Fuimos todos al funeral y está muy triste.

-Su abuela era Clara Agnelli, miembro de una de las grandes fortunas de Italia. ¿Que recuerdos tiene de ella?

-Mi abuela tenia un gusto increíble, le encantaba decorar las casas de forma exquisita y creo que eso lo he heredado, con la diferencia de que tenia muchos mas medios que yo por ser la hermana de Gianni Agnelli. Como abuela era estupenda, no se enfadaba si llegabas tarde a comer y se adaptaba perfectamente.

-¿Cual era su nieto favorito?

-Una prima mía. A nosotros nos vio muy poco durante los años que mis padres estaban peleados, pero siempre se acordaba del día que nací en México. Se casó con el conde Nobulet dejando al príncipe Fürstenberg. Aquello fue un escándalo, tenía fama de caza fortunas. Eso le costó separarse de su hermano, que no aprobó la boda, pero luego se arreglaron. Fueron muy felices hasta la muerte de su esposo.

-¿Qué le regalaba su abuela?

-Todo lo que necesitaba para esquiar. Me compraba los mejores esquíes, el mejor outfit, botas... Eso hacía que aún me gustara mas esquiar. Tenía una casa muy bonita en Cortina, el chofer me llevaba a las clases... Ella fue responsable de que me entregara a ese deporte. Pero con quien se volcó fue con la hija de un hermano de mi madre. Fue su pasión. La vestía de forma increíble con la ropa que diseñaba, la mimó tanto que no ha acabado bien, tuvo problemas de drogas.

-¿Habrá problemas con la herencia de su abuela?

-No lo sé. Aún no se ha abierto el testamento.

-¿Su madre tenía mucha relación con ella?

-Sí, complicada, pero como tanta gente. Mi abuela al final de su vida tenía alzheimer y realmente nos ha sorprendido todo lo que ha vivido.

-Este agosto se cumplen diez años de la muerte de su hermano en una cárcel de Tailandia. ¿Cómo terminó la investigación?

-Nunca sabremos exactamente qué pasó y nadie nos lo va a devolver, por lo que no tiene sentido hacer nada más. Supongo que alguien le ayudaría a acabar como acabó. El 8 de agosto mi madre organizará un funeral en Ronda.

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