Ghislaine Maxwell y las imágenes con el fugitivo que le regaló a Jeffrey Epstein unas trillizas de 12 años

Salen a la luz unas fotografías que datan de 2003 y muestran la gran complicidad que existía entre la madama y el que fuera un gran amigo del pedófilo fallecido

Ghislaine Maxwell

ABC

Mientras que sus abogados denuncian ante la jueza las «arduas» condiciones en las que está viviendo Ghislaine Maxwell en la prisión de Brooklyn, aislada y vigilada en todo momento para evitar que se suicide como el pedófilo Jeffrey Epstein , han salido a la luz unas imágenes bastante inquietantes de la madama.

Todo sorprende en este caso. Cada cosa que sale supera a lo anterior publicado: orgías diarias, abuso de menores en la rebautizada como la isla de la pedofilia, la relación de estas barbaridades con hombres tan importantes como Bill Clinton o el mismísimo Príncipe Andrés... Lo último en salir son unas imágenes, que datan del año 2003, de la propia Maxwell en la citada isla junto al fugitivo Jean-Luc Brunel (74 años), acusado de violar a decenas de mujeres, en actitud muy cómplice. Una prueba más que condena a la socialité.

Este es sospechoso además de ayudar a reclutar jóvenes para Epstein, de participar en las orgías, además de estar acusado de regalarle por su cumpleaños al pedófilo unas trillizas de 12 años para que abusase de ellas. Las obligó a volar desde Francia a la famosa isla para pasar tiempo con Epstein.

Jean-Luc Brunel, que se cree que está escondido en algún rincón de América del Sur, fue el jefe de la agencia de modelos MC2. En las imágenes publicadas, se ve la gran complicidad que tenían Maxwell y Brunel. Se dice de este que era también el mejor amigo de Epstein , que llegó incluso a financiar la agencia de modelos de Jean-Luc a cambio de proporcionarles a mujeres jóvenes. El empresario, antes de huir tras el suicidio de su amigo, negó rotundamente las acusaciones.

Orgías diarias

Ghislaine Maxwell intentó por todos los medios que no se hiciesen públicos los documentos de su caso, pero la decisión de la magistrada Loretta Preska era irrevocable. Temía que saliesen a la luz todas las barbaridades que cometió. Al parecer, la madama también participaba a diario en las orgías con menores en Nueva York, Nuevo México, Florida y Francia, como así describe Virginia Roberts, una de las esclavas sexuales cuando fue interrogada, y recogía The Sun.

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