La fiesta siempre está contigo

Mijaíl Pukshanski, corresponsal de «Moskovskii Komsomolets», hizo sus primeros viajes por España a Lloret del Mar y Salou, donde quedó seducido por la hospitalidad de la gente y el colorido de la zona

Paseo marítimo de Malgrat de Mar

Mijaíl Pukshanski

Una vez que te has enamorado de un país, es imposible dejar de amarlo. Parafraseando a Ernest Hemingway , España es una fiesta que siempre está contigo. Especialmente si vives en ella o la visitas con frecuencia. Mi afecto hacia España comenzó «in absentia», a principios de los 80 en Moscú, cuando Arancha, una «niña de la guerra», como otras muchas que había en la Unión Soviética, nos vino a ver a casa.

Después tuve oportunidad de visitar España muchas veces por distintos motivos: como simple turista durante dos semanas, como reportero deportivo en viaje de dos días para cubrir partidos de ámbito internacional, en un viaje organizado para la compra de vivienda, en un viaje de adaptación con los niños durante tres meses y ahora, por fin, en calidad de corresponsal del principal periódico ruso. Espero que sea en serio y para largo.

Mis primeros viajes, ya en la primera época, las hice a Lloret de Mar , Malgrat de Mar y Salou , cerca de Barcelona. Eran unos tiempos en los que apenas nos dejaban salir al extranjero. La misma forma de vida de la gente, su hospitalidad y el colorido del país fueron para nosotros en ese momento más importantes que las creaciones de Gaudí e incluso que el Mediterráneo, mar que nunca habíamos visto antes.

Gozábamos como niños en el parque acuático de Port Aventura , asistíamos embelesados a las corridas de toros y a los entrenamientos abiertos del Barcelona, con el Camp Nou lleno hasta la bandera, bebíamos copas de Rioja y Jerez. Para nosotros, a comienzos de los años 90, todo aquello era un soplo de libertad.

Un poco más tarde, ya en calidad de enviado especial, empecé a viajar con equipos de fútbol para cubrir partidos. Y siempre que podía, elegía España. Estuve en los entrenamientos durante el invierno de equipos rusos en Marbella, en un partido inolvidable de la Liga de Campeones entre el Real Madrid y el Spartak . También en un partido, no hace mucho, en Bilbao con ese mismo Spartak. Ese gran ambiente de la fiesta del deporte me acompañó siempre en mis viajes a España. Vi por primera vez, incluso en estadios ya viejos, cómo decenas de miles de aficionados desalojaban el recinto en pocos minutos. En Rusia los espectadores deben permanecer en las gradas del estadio durante mucho tiempo después del final del partido.

Cuando tuve hijos comprendí que deberían vivir en España precisamente. Así que en 2011 me apunté a una gira especial para comprar una vivienda. Elegí la Costa Blanca porque la zona era ya muy popular entre mis amigos y conocidos. Allí, incluso en otoño, el mar es cálido y casi no hay viento. Además, hay un montón de lugares de ocio y entretenimiento en el área de Benidorm. Están muy cerca entre sí Terra Mítica , Terra Natura , Aqualandia , Park Safari y Dinopark . Tomamos el automóvil y conducimos, no solo a lo largo de toda la costa, sino también por las montañas. Nos bañamos, a veces incluso hasta diciembre. El coste de la alimentación no es mayor que en Rusia y la calidad es muy superior, especialmente debido a que, dos veces por semana, te llega un gran mercado hasta tu propia ventana. Hay pocos turistas rusos, pero sí muchos compatriotas que antes de la crisis compraron viviendas.

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