La fantasía caníbal de Armie Hammer
El actor ha sido expulsado del rodaje de su última película hasta que se esclarezca si se ha comido algún humano o es una broma macabra de los hackers
Ayer, mientras TVE emitía «El silencio de los corderos», la palabra caníbal era Trending topic en las redes sociales. Pero no estaba dedicada a Aníbal Lecter sino al protagonista de «Call me by your name», Armie Hammer , envuelto desde hace días en una polémica sobre sus gustos sexuales que ha acabado por sentenciar su participación en «Shotgun wedding», una cinta de acción que iba a rodar en República Dominicana junto a Jennifer López .
[Antes de seguir leyendo, les advertimos de la crudeza de algunos testimonios]
Todo comenzó con un rumor sobre sus parafilias que fue creciendo de manera viral hasta que el diario sensacionalista «Daily Mail» lo materializó en sus páginas usando como fuente a alguien cercano a su ex esposa, Elizabeth Chambers . En los mentideros de Hollywood, apoyados en algunos «likes» del actor a contenidos sadomasoquistas, se iba más lejos, apostando por el canibalismo como una de sus fantasías más íntimas. En supuestas capturas de Mensajes Directos de su cuenta oficial de Instagram aparecían conversaciones que mostraban un carácter dominante al extremo: «Vivirás sólo para obedecerme y serás mi esclava. Te poseeré. ¿Vendrás para ser de mi propiedad hasta el fin de tus días?». Pero este chat privado, que circula como otros muchos en distintos hilos de Twitter, acaba con un ruego bastante más sórdido: «¿Y si quisiera cortarte un dedo del pie para guardarlo en un bolsillo y llevar siempre conmigo un pedazo de ti?».
La cuestión es que han ido apareciendo más y más testimonios de mujeres que han tenido relación epistolar digital con el actor. Y muchas de ellas son anteriores a su separación, algunas incluso tuvieron lugar durante el embarazo de la que fuera su esposa. A una le confiesa «Soy 100% caníbal. Te quiero comer». A otra: «Quiero ver tu cerebro, tu sangre, tus órganos, cada parte de ti». Pero el tono de las conversaciones va mucho más allá: «Te cortaría en pedazos y me los tiraría» o «Me he sentido como un animal. Te habría matado. Es todo tan intenso…». La cantidad de capturas es ingente y algunas de las conversaciones, perturbadoras.
Por ahora, todo se queda en acusaciones de fantasear con el canibalismo como parte de un juego sexual: no hay denuncia por violación ni por haber llevado a cabo ninguna de esas prácticas sadomasoquistas tan violentas y gráficas con las que sorprendía a unas mujeres que le seguían el juego. Hasta ahora.
Resulta extraño que una «celebrity» use su propio perfil oficial para este tipo de chats con mujeres anónimas, en lugar de esconderse en uno con avatar y nombre falso. Todos sabemos que la suplantación de identidad es moneda corriente en internet o, incluso, podrían haber «hackeado» su cuenta. Pero algunas de sus conquistas aseguran que eso era precisamente parte del morbo del juego de sumisión con el actor : su atrevimiento a la hora de asumir su identidad o de hablar de cosas íntimas relacionadas con su familia. Falsa o cierta, la polémica está servida, nunca mejor dicho: la estrella publicó un comunicado mostrando su repulsa por las acusaciones pero la productora Lionsgate anunció anoche su cese fulminante. El actor, por su parte, aseguraba que abandona el proyecto para no dejar a sus dos hijos a merced del escándalo durante los cuatro meses de rodaje.
Irónicamente, Armie Hammer realizó su primera aparición importante en pantalla en «La red social» -la misma que puede acabar con su carrera-, pero la decisión de Lucca Guadagnino de hacerle protagonista de «Call me by your name» hizo despegar su carrera, aunque no a la misma velocidad que la de su compañero de reparto, Timothée Chalamet . Tiene pendiente el estreno de «Dreamland», un thriller de Nicholas Jarecki . Es bisnieto de un magnate del petróleo e hijo de un empresario entregado a los medios de comunicación cristianos en las Islas Caimán. Ahora se enfrenta al papel más difícil de su carrera o se verá obligado a tragarse sus palabras. Y no será plato de buen gusto.
