Emmanuel Macron, segundo empezando por la derecha de la segunda fila
Emmanuel Macron, segundo empezando por la derecha de la segunda fila - France tv

Emmanuel Macron evoca su título como bachiller 22 años después

En el verano de 1995, el presidente de Francia se graduó en una escuela de Amiens con una media de 19,38 sobre 20

Corresponsal en París Actualizado: Guardar
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Cuando el curso escolar termina a bombo y platillo, con los exámenes nacionales del Bachillerato, el presidente Emmanuel Macron (39 años) guarda un recuerdo tan emocionado de su graduación, a comienzos del verano de 1995, que ha decidido «cambiar profundamente» el fondo, la forma y el título mismo en la muy masificada enseñanza pública francesa. Hace apenas 22 años, el joven Macron se graduaba con notas «excepcionales»: un 19,38 sobre 20 de media. Formado parcialmente por la que con el tiempo sería su esposa, Brigitte Trogneux (64), en un centro de Amiens, fue un alumno tan religioso como enamorado.

Macron realizó sus exámenes finales en un legendario liceo parisino, Henry IV, junto al Panteón de los hombres ilustres. Tal y como ha publicado «Paris Match», el presidente escogió la rama «S» o científica.

Obtuvo un 20 sobre 20 en las pruebas de Matemáticas y Biología y la nota media final descendió a 19,38, ya que no era tan bueno en Letras. Tras superar el examen, Macron enterró la vida de provincias: su familia le envió a estudiar a París y Brigitte decidió seguir a su alumno, solicitando el traslado a otro colegio de Jesuitas en el muy acomodado distrito XVI de la capital francesa.

Durante aquel año de 1995, ya gobernaban personajes que terminarían haciéndole la corte. El ministro de Educación de la época se llamaba François Bayrou (66) y era miembro de un gobierno conservador presidido por Jacques Chirac (84). Bayrou en su día calificó la cosecha de bachilleres del 95 como «muy buena», sin imaginar que un oscuro joven de provincias, formado en la tradición del humanismo católico más profundo, sería el presidente de la República. Dos décadas más tarde, el mismo Bayrou abandonó sus viejas familias políticas conservadoras y centristas para sumarse a la campaña triunfante de Macron.

Hoy el presidente evoca de aquellos años las noches de ambición y embriaguez de un joven provinciano dispuesto a comerse el mundo «como los jóvenes lobos ambiciosos de Balzac», según ha dejado caer en uno de sus ataques de sinceridad. La mujer que le descubrió el amor y «la disciplina, el rigor, de la escuela privada católica» es hoy la primera dama de Francia. Juntos se embarcaron en una fabulosa aventura con la que ninguno podía soñar cuando ella escuchaba a su alumno recitar los poemas de Racine y la genealogía de los reyes de Francia que vivieron en el Louvre, el mismo palacio donde aquel brillante bachiller de hace apenas 22 años fue «coronado» como jefe del Estado durante una jubilosa fiesta el pasado mes de mayo. Formado por su antigua profesora en la cultura audiovisual, Macron ha querido que en su fotografía oficial como presidente se incluyera, en escorzo, un libro del Stendhal, autor versado en amor y bonapartismo.

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