Dominique Strauss-Khan, una nueva vida de placeres junto a su cuarta esposa

El político francés se lame las heridas del escándalo sexual que acabó con su carrera junto a Myriam L’Aouffir

DSK y L’Aouffir en París, pocos días antes de su boda Berzane Nasser/ABACA

JUAN PEDRO QUIÑONERO

Dominique Strauss-Kahn (DSK), el socialista más famoso de Europa y el que fuera uno de los hombres más influyentes del mundo desde la presidencia del Fondo Monetario Internacional (FMI), se ha refugiado en Marrakech junto a su cuarta esposa : Myriam L’Aouffir , 19 años más joven que él. Su nuevo nidito de amor es una villa palaciega en la ciudad marroquí, desde donde imparte consejos financieros. Alejado de su antigua vida de viajes, placeres y afrodisíacos, Strauss-Kahn -cuyo nombre vuelve a resonar estos días como un eco del caso Weinstein por sus semejanzas- ha sustituido su antaño opípara dieta por el cuscús local.

La pareja DSK (68 años) y L’Aouffir (49 años), que ya compartían su vida íntima desde 2012 o 2013, según diversas fuentes, contrajeron matrimonio el pasado día 7 de octubre en Marrakech, a poco más de 100 kilómetros de Agadir, la ciudad donde el antiguo aspirante socialista a la presidencia de la República francesa pasó buena parte de su muy acomodada infancia y adolescencia. Tras el devastador terremoto que el 29 de febrero de 1960 sacudió la zona y dejó 12.000 muertos, los padres de Strauss-Kahn se trasladaron a Mónaco.

Aquellos recuerdos juveniles, acompañados por una querencia profunda hacia el país magrebí, han estado muy presentes en la vida sentimental de DSK, que en su día regresó a Rabat, Fez y Marrakech con sus tres anteriores esposas y varias de sus amantes ocasionales. DSK llegó a comprar, junto a su tercera mujer, la multimillonaria Anne Sinclair , una magnífica villa en Marrakech, donde la periodista más adinerada de Francia y el socialista llamado a ser jefe del Estado ofrecían suntuosas fiestas .

Anne Sinclair

Varias de las numerosas amantes conocidas de DSK han relatado sus «estancias de placer», animadas con «afrodisíacos locales» -cuscús, té a la menta...-. Durante los procesos relacionados con la intensa vida prostibularia de DSK, en Washington, París, Lille y otras ciudades, las «escapadas eróticas» al sur de Marruecos tuvieron reseña puntual.

A su lado

La primera esposa de DSK, Hélène Dumas -por aquel entonces una joven adinerada residente en Montecarlo con la que se casó en 1967- jamás ha contado una palabra sobre su descubrimiento de Marrakech, guiada por el padre de sus tres hijos. La segunda, Brigitte Guillemette -estuvieron casados entre 1986 y 1989, con quien tuvo a su hija Camille -, le apoyó con su presencia durante su proceso judicial en Manhattan por la agresión sexual de Strauss-Kahn a una camarera de hotel. Brigitte falleció prematuramente en octubre de 2013. La tercera, Anne Sinclair, con quien se casó en 1991, compartió con DSK la villa marroquí y disfrutó de una intensa y exclusiva vida social junto a él. Sin embargo, tras la ruptura, resumió su periplo marital con esta melancólica frase: «Cuando miro hacia atrás y recuerdo mis 20 años de casada, me pregunto si no fue todo un rosario de mentiras».

Brigitte Guillemette

Divorciado de Anne Sinclair, consumada la separación de bienes -un hotel particular en la parisina plaza de los Vosgos y la mansión de Marrakech, entre otras propiedades-, DSK ha vuelto a su amado «oasis» para instalarse en la misma ciudad donde ha celebrado su boda con Myriam L’Aouffir, marroquí de nacimiento, aunque francesa de adopción.

Jubilación de lujo

Cobrando su saneada jubilación, DSK puede vivir muy holgadamente en Marrakech, desde donde se desplaza para dar conferencias y consejos financieros, cobrados al altísimo precio que corresponde a su fama. Myriam, por su parte, tiene su propia consultoría en comunicación audiovisual, tras una experiencia de veinte años en la televisión pública francesa. Alejados del mundanal ruido , seducidos por la erótica del cuscús y los desérticos horizontes saharianos, la pareja DSK-L’Aouffir también ocupa su tiempo trabajando para sus dos organizaciones humanitarias.

Pero de tiempo en tiempo, la serenidad propia de los atardeceres del sur marroquí termina cansando un poco. Y DSK todavía tiene ganas de soltar algún sermón -corto y contundente- dirigido al nuevo inquilino del palacio del Elíseo, Emmanuel Macron , diciendo cosas entre irritadas e insignificantes: «Siempre habrá izquierda y derecha». Los colegas del gremio fotográfico que han intentando inmortalizar la nueva silueta del recién casado han tenido que soportar su ira: DSK ha llegado a romper varias cámaras de los paparazzis entre tremendos insultos.

Aún le quedan pendientes procesos judiciales ligados al hundimiento de una sociedad de inversiones en Luxemburgo. En París, sus antiguos amigos y compañeros socialistas miran hacia el cielo: «¡Piedad, que no se le ocurra volver!». Antiguas amantes se la tienen jurada y prometen soltar horrores si alguien tiene la tentación de desenterrar un tórrido pasado hoy sumergido en el olvido.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación