Charlene pasa del «punk» al «bob» en tiempo récord

La esposa de Alberto de Mónaco, que se rasuró media cabeza en diciembre, recupera la melena simétrica para el nuevo posado oficial de la familia

Charlene entre sus hijos Jacques y Gabriela. Detrás, el Príncipe Alberto Palais Royal

I. G. Rico

Si el transgresor rapado lateral que lució la Princesa Charlene de Mónaco (42 años) el 16 diciembre de 2020, durante la tradicional inauguración del árbol de Navidad del principado, respondía a «una depresión, un mal momento emocional, que es lo que suelen esconder este tipo de cambios radicales en una persona que no tiene 20 años», según declaraciones del estilista Alberto Cerdán a ABC , la esposa de Alberto II ahora habría superado la ensalada emocional que el rasurado de entonces parecía transmitir y que a todos dejó boquiabiertos.

Coincidiendo con un nuevo posado de la principesca familia que el martes fue publicado en las redes sociales del Palais Royal monegasco, se ve que Charlene abandona en tiempo récord el punk para regresar al lady enfundada en un elegante vestido blanco de aire nupcial y ligero escote en uve, que complementa con una espectacular gargantilla XXL de oro y perlas. La melena (un bob simétrico en ambos lados con flequillo recto y el rubio unos tonos más claros que en diciembre) es idéntica a la de su hija, la Princesa Gabriella (6), un «mini-yo» de su madre. Ambas visten de Dior. Alberto II (62), guardando las espaldas de nadadora de su esposa, y el Príncipe Jacques, ataviado igual que su progenitor, completan el cuadro. La imagen está disponible en la tienda de recuerdos del Principado, en la Place du Palais y el túnel Luis II, y los beneficios de su venta se destinarán a obras humanitarias.

Posado de la familia de Alberto II Palais Royal

El posado devuelve a la sudafricana al canon royal , coincidiendo con la publicación de una entrevista en la biblia de papel cuché del Gotha europeo, «Point de Vue» , en la que la Princesa proclama su derecho a hacer con su pelo lo que le venga en gana: «Ese corte fue mi decisión» , proclama rotunda en su encuentro exclusivo con la publicación francesa. No necesita permiso para saltarse el protocolo

Durante la charla, realizada en la finca Rocagel , en las faldas del Mont Agel, a 760 metros de altitud y a pocos kilómetros del corazón de Montecarlo, Charlene insiste en que si se pasó la maquinilla por l amitad de su cabeza no fue debido a una crisis de identidad, sino porque desde hacía mucho tiempo deseaba ese side cut (como lo llaman los especialistas), pues, insiste, « es el estilo que me gusta» . Y asume el shock provocado y hasta su cuota de crítica como un mal menor: «Parece que suscitó todo tipo de comentarios» , se lamenta, aunque está lejos de arrepentirse de lo que muchos vieron como una llamada de atención. «De todos los miembros de la realeza, probablemente soy yo quien haya probado los peinados más diferentes, y seguiré haciéndolo», advierte. Y añade: «Soy feliz como soy».

En un año, el pasado 2020, en el que volvió a ser la royal con mayor gasto de vestidor ( 106.200 euros , frente a los 156.000 euros de 2019) según la plataforma especializada UFO No More, no hay datos sobre sus gastos de peluquería. De cualquier forma, su peinado punk ha sido tan efímero, que no llegará a la categoría de icónico, tal y como sí sucedió con el corte que el estilista Sam McKnight realizó a la difunta Lady Di en 1990 y que definió una época.

El radical medio rapado de la princesa que lució en diciembre de 2020 EFE

Charlene de Mónaco convive con la crítica desde los tiempos en los que aún no se había desprendido del Wittstock, su apellido de soltera, que perdió tras su boda con el Príncipe Alberto, a principios del verano de 2011. Y eso es algo sobre lo que ella ya ha hecho callo: «Esos comentarios tipo pero, ¿qué está haciendo?» o '«bueno, no es realeza», los conozco demasiado bien. Y no tengo nada que decir, excepto que estamos en 2021 y en estos tiempos tan convulsos, tan difíciles, otros asuntos mucho más importantes merecen nuestra atención», continúa en «Point de Vue».

Parece que el coronavirus y la crisis económica que también están golpeando a Mónaco ( «su impacto, como en todos los países del mundo, es difícil de manejar» , dice la Princesa) ha obrado un pequeño milagro en su matrimonio con Alberto II, quien se infectó de Covid-19 en la primera ola de la pandemia. Ahora más que nunca reafirma su papel como consorte: «Cuando mi esposo tiene problemas, me lo cuenta. A menudo le digo: «No importa qué, estoy al mil por ciento contigo . Te apoyaré en todo lo que hagas, en los buenos o en los malos tiempos. Antes de que nos casáramos eras mi amigo, mi guía, me protegiste. Cuando llegué a Mónaco, tuve que adaptarme a un nuevo entorno. Aprendí escuchando, observando, pero especialmente fuiste tú quien me ayudó, quien me enseñó el camino. Siempre estaré a tu lado, te protegeré».

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