Ferry y su segunda esposa, 37 años más joven que el cantante
Ferry y su segunda esposa, 37 años más joven que el cantante - ABC
CONFESIONES

Bryan Ferry, se ve «demasiado viejo» para ser padre de nuevo

Más de un año después de su divorcio de Amanda Sheppard, el cantante de Roxy Music confiesa las razones de la ruptura. «Ella quería tener hijos y yo no quería dárselos», explica

Madrid Actualizado: Guardar
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Siempre fue un caballero, sobre el escenario y fuera de él. Su elegancia e impecables maneras, más allá de sus muchas cualidades como artista y vocalista, llevaron a Roxy Music al olimpo musical en los 70 y los 80. Bryan Ferry tenía un carisma diferente, iba contracorriente de lo que se supone que una estrella de la música debería ser y, así, puso su pica en la época más salvaje del rock.

En el ámbito privado, durante años se habló largo y tendido sobre sus conquistas. Ahora ha sido él quien ha roto su silencio para explicar por qué su matrimonio con Amanda Sheppard, 37 años más joven que el cantante, se fue al traste 19 meses después de la boda.

En una entrevista a la edición dominical del «Daily Mail», Bryan Ferry, que acaba de lanzar al mercado un nuevo disco en solitario «Avonmore», confiesa que Amanda deseaba tener hijos y que él se sentía demasiado mayor para satisfacerla. «Queríamos cosas diferentes. Ella quería un bebé y yo no pude. Al principio creía que eso era lo que debía hacer, pero luego lo pensé mejor», explica.

«Fue un momento de tensión terrible para los dos. Creo que de haber accedido habríamos acabado muy mal, porque yo soy demasiado viejo para ese "trabajo". Disfrutamos mucho el uno del otro. Amanda es una chica maravillosa, está llena de vida, es positiva y tiene una gran ligereza de espíritu, que complementaba mi manera más grave de ver las cosas», añade en la entrevista.

Bryan Ferry y Amanda Sheppard se casaron en una romántica ceremonia celebrada en las Islas Turcas y Caicos (territorios de ultramar pertenecientes a la Corona Británica, al norte de República Dominicana y Haití), en enero de 2012. Se da la circunstancia de que Ferry conoció a Amanda cuando la joven estaba saliendo con Isaac, su segundo hijo. Aunque se enamoraron de inmediato, parece que Isaac jamás vio aquello como una traición de su padre. Ferry y Amanda, que por aquel entonces trabajaba en una agencia de Relaciones Públicas en Londres, se fueron a vivir juntos. Corría el año 2009 y nadie daba un duro por ellos. Pero formaron una sólida pareja hasta que los intereses divergentes de ambos acabaron rompiéndola casi cinco años más tarde.

Bryan Ferry y Jerry Hall en los años 70
Bryan Ferry y Jerry Hall en los años 70 - ABC

Ahora Brian Ferry confiesa que está solo y tranquilo. Siempre tuvo fama de conquistador, aunque en su nómina sentimental no figuran tantas mujeres como en la de muchos de sus colegas. En los 70, se decía que se acostaba con cada chica que salía en las portadas de los discos de Roxy Music. Hasta que Jerry Hall, otra «cover girl», le hizo sentar la cabeza. Fueron novios entre 1975 y 1977, cuando Mick Jagger se cruzó en su camino, se llevó a Jerry y la hizo madre de parte de su numerosa prole. Ferry, que se quedó destrozado, hoy sólo tiene buenos deseos para la modelo texana. Preguntado en el «Daily Mail» sobre su opinión acerca de la relación de su ex con Rupert Murdoch, admite: «Yo sólo quiero lo mejor para ella».

Ferry junto a su primera esposa, Lucy
Ferry junto a su primera esposa, Lucy

En 1982, Bryan Ferry se casó por primera vez con Lucy Helmore. El matrimonio duró 21 años y tuvieron cuatro hijos varones: Otis, Isaac, Tara y Merlin. Aunque son una piña, los vástagos del cantante han dado algún que otro disgusto a su padre, en especial los dos mayores. Isaac fue expulsado temporalmente de Eton por mandar correos amenazadores y Otis, un incansable activista social, fue detenido en diversas ocasiones por sus furibundas protestas. En una de ellas, fue condenado a cuatro meses y medio de prisión.

El último gran disgusto de Bryan Ferry lo tuvo el pasado año, cuando su hijo Merlin sufrió un accidente de coche en el que casi pierde la vida. El joven, que quería ser guitarrista profesional, ha visto truncada su vocación, dado que una de sus manos quedó seriamente afectada. «Fue horrible -recuerda-. Quería dedicarse profesionalmente a la guitarra, pero no podrá. Aunque tiene algo de movimiento, ni siquiera es capaz de atarse solo los cordones». Sin embargo, vislumbra un futuro brillante para su hijo. «Es un gran lector y tiene muy buen oído. Creo que será un gran productor».

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