Berlusconi demandará a quien cuestione su «buena» salud

Tras pasar por el hospital San Raffael de Milán

Silvio Berlusconi y Francesca Pascale MEGA

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«¿Matrimonio o patrimonio?». Este es el sibilino titular que ofrecía ayer un medio italiano para referirse a la réplica que había hecho Francesca Pascale , la novia de Silvio Berlusconi , al diario «Il Fatto», según el cual el repentino ingreso del magnate en el hospital San Raffael de Milán, el pasado 6 de agosto, se debió a una acalorada discusión con la propia Francesca, su novia desde 2012, que le habría pedido que la llevara al altar.

Los cierto es que ha intrigado sobremanera que, en pleno mes de agosto, el exprimer ministro hubiera tenido que ser ingresado en un centro hospitalario. El San Raffael se limitó a señalar que Berlusconi se había sometido a exámenes médicos de control .

Ante lo inesperado de la noticia y para evitar falsos rumores sobre la salud del Cavaliere, sus más estrechos colaboradores aseguran que se encontraba bien . El propio Berlusconi así lo ha manifestado reiteradamente en los últimos tiempos y en campaña electoral , siendo elegido eurodiputado al parlamento de Estrasburgo. Incluso, un Berluscon incorregible contaba chistes picantes, los más amplios en su lista, para ratificar su buen estado de salud.

Desmentido

Berlusconi ha amenazado con tomar acciones legales contra el periódico. «Las informaciones sobre mí son graves e infames. Me reservo iniciar acciones legales y pido publicar un desmentido a la noticia que no tiene fundamento». Después, la novia de Berlusconi lamentó no haber sido consultada directamente por el medio, porque «hubiera podido contar qué significa para mi el Amor. Hubiera dicho que para mí es el más noble de los sentimientos, que no tiene necesidad de contratos o vínculos religiosos para existir. Hubiera explicado que para mí no debe haber barreras o prejuicios porque el amor es una cosa seria».

A continuación, Francesca Pascale explicó su idea del matrimonio: «Personalmente no creo que el matrimonio pueda reducirse a una mera firma o rito: el civil me entristece y el religioso me inspira simpatía. Aun respetando el matrimonio como institución o elección individual, no considero que eso esté entre lo fundamental de un amor ni entre las condiciones que hacen noble y auténtico el más puro de los sentimientos». «Il Fatto» le replica con cierta ironía: «Gentile Francesca, una señora que sabe describir tan bien el Amor -estoy de acuerdo con usted sobre la A mayúscula- no puede cegarse por las maldades de los que filtran secretos de Arcore o de Palazzo Grazioli (la residencia romana)».

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