El amigo mexicano de Don Juan Carlos, nuevo dueño del Villa Magna

La inmobiliaria RLH, presidida por Allen Sanginés-Krause, ultima la compra del hotel por 210 millones de euros

Ana Mellado

Lujo contemporáneo en el corazón de Madrid. El 2 de mayo de 1972, un anuncio en la página 42 del diario ABC informaba de la apertura del hotel Villa Magna , en pleno paseo de la Castellana. Nacía como competidor directo y alternativa moderna a los decanos del lujo como el Palace o Ritz. Casi 2.000 metros cuadrados distribuidos entre jardines y terrazas y 150 habitaciones en las que ha pernoctado una amplia nómina de huéspedes ilustres; desde presidentes a reyes, pasando por estrellas como Brad Pitt , Bruce Springsteen o Ricky Martin .

A lo largo de estos 45 años, ha cambiado de manos en numerosas ocasiones. Y está a punto de estrenar nuevo dueño. La inmobiliaria mexicana RLH Properties , especializada en el mercado hotelero de altísima gama, ultima los flecos de su compra por 210 millones de euros , según adelantaba «El Confidencial». Una cifra de récord ya que supone pagar 1,4 millones por cada una de las 150 habitaciones del hotel. Desde hace dos años el hotel pertenece al grupo turco Dogus , quien a su vez lo adquirió al empresario portugués Pedro Queiroz por 180 millones. Y ahora será propiedad de un hombre que no resulta desconocido en nuestro país.

El presidente de RLH es Allen Sanginés-Krause (1959), quien ejerció como director de Goldman Sachs en España y de inversiones industriales en Europa. Con doble nacionalidad, mexicana y británica, se graduó con honores en el Instituto Tecnológico Autónomo de México en 1982 y recibió un doctorado en Economía por la Universidad de Harvard en 1987. Habla más de cinco idiomas, entre los que destacan el inglés, alemán, español y ruso, y posee propiedades repartidas por México, Madrid y Londres.

Pero su nombre no solo figura en las páginas de color sepia como hacedor de grandes negocios. Su estrecha amistad con Don Juan Carlos también le ha reportado titulares en otras secciones. Su relación nació en la época en la que trabajaba para Goldman Sachs en nuestro país y era frecuente verles compartir mesa, mantel y largas conversaciones. El empresario es un hombre cosmopolita, amante del arte y coleccionista de antigüedades. Como miembro activo del Consejo de Palacios Históricos del Reino Unido, siempre se ha interesado por la arquitectura tradicional y la historia que ocultan los pilares de legendarios edificios. En 1999, adquirió el castillo de Killua, en la localidad irlandesa de Clonmellon, a 80 kilómetros de Dublín. Precisamente, en este emplazamiento recibió al Rey junto a otros invitados como la mallorquina Marta Gayá, en el verano de 2017 para celebrar la inauguración de un espacio de arte ubicado que fue reformad por su esposa Lorena Sanginés-Krause. El magnate también guarda amistad con Corina Zu Wittgenstein -probablemente les presentó Don Juan Carlos- y se les ha visto a ambos juntos públicamente en algún evento, como en junio del 2014, durante el festival de las Noches Blancas en el palacio de invierno de San Petersburgo.

El matrimonio tiene tres hijos y siempre se han esforzado en procurarles la mejor educación. Como no podía ser de otra forma, su hijo se codeó con aristócratas e hijos de la jet set en las aulas de Eaton, mientras que las niña estudiaron en el St. Mary’s School Ascot.

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