Un hombre trata de rescatar a otro del interior de una furgoneta
Un hombre trata de rescatar a otro del interior de una furgoneta - reuters/ archivo
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El naufragio de Nueva Orleans

Hace diez años, el huracán «Katrina» rompió sus diques y el agua arrasó el 80% de su suelo. Esta semana, su población celebra su milagroso renacimiento

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Estábamos acostumbrados a que las escenas de casas y familias anegadas por el desastre natural procedieran de islas tropicales o regiones asoladas por la pobreza. Pero las que se difundieron en agosto de 2005 pertenecían a la nación más poderosa del mundo. Un país que, a pesar de su riqueza, hacía aguas en su mismo corazón. Al menos, en el lugar donde nació hace más de un siglo un latido nuevo procedente de las culturas africana, caribeña, francesa y española, y cuyo ritmo se extendería por todo el planeta.

El paso del «Katrina» hace diez años por Nueva Orleans entró de forma inmediata en la mitología de una tierra de por sí repleta de mitos, de leyendas y de magia, más negra que blanca.

El huracán se formó el 23 de agosto, y en su letal viaje por las Bahamas, Cuba, Florida, Luisiana y la Costa este de Estados Unidos dejó tras de sí más de 1.800 muertos. El día 29 llegó a Nueva Orleans, donde el viento rompió una gran sección de los diques cuya consecuencia fue que el 80 por ciento de la ciudad quedara inundada. La gobernadora de Luisiana, Kathleen Blanco, ordenó la evacuación total de la población, y durante varios días en aquella zona se carecía de agua potable y servicios públicos, con unas temperaturas de 35 grados y en medio del caos y la violencia ejercida por pandillas de delincuentes.

Las críticas a la lenta reacción de las autoridades pesaron como una losa en la biografía del entonces presidente George W. Bush, quien además tardó dos días en regresar a Washington de sus vacaciones en Texas. El tiempo dio la razón a los que se quejaron de las frágiles infraestructuras que sostenían todo aquel entramado: en 2008, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los EE.UU., encargado de la construcción de los diques, fue declarado responsable de las inundaciones. El desastre natural más costoso que ha vivido el país en su historia.

Pero estamos hablando de la ciudad que inventó el blues y el jazz, de la patria de Louis Armstrong y el Mardi Gras, y donde la música circula por sus calles con la misma facilidad que los coches. Así que, más que conmemorar los diez años de tan terrible desgracia, en Nueva Orleans se celebra esta semana su renacimiento.

Sobre este mismo tema hablará en su discurso el presidente Obama, cuya visita está prevista para el próximo jueves. En los diferentes barrios se celebrarán multitud de actividades: teatro, proyección de películas (como el documental de Spike Lee "When the Levees Broke"), debates, ceremonias religiosas, conciertos... para desembocar en un gran festival que tendrá lugar el día 29 en el estadio King Center Smoothie.

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