Cristina Kirchner en las inmediaciones de su hotel en Granada
Cristina Kirchner en las inmediaciones de su hotel en Granada - alfredo aguilar

La misteriosa visita por sorpresa de Cristina Fernández de Kirchner a Granada

La presidenta argentina paseó por el centro histórico, pero suspendió a última hora su visita a la Alhambra

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Argentina y España amanecieron con un nueva sorpresa. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner ha vuelto a Granada. Durante 48 horas, la ciudad de la Alhambra se ha convertido en escala (no anunciada y casi secreta), en su viaje hacia Moscú, donde tiene previsto encontrarse con Vladimir Putín en visita oficial de dos días. La agenda oficial de la Casa Rosada «omitió» que Fernández tenía previsto esta corta estancia, de carácter privado. Tampoco en la Embajada de España tenían noticia alguna de su presencia en la capital andaluza.

Alojada en el hotel Alhambra Palace, y entre fuertes medidas de seguridad, Cristina Fernández de Kirchner aprovechó su estancia para pasear y visitar el centro histórico. El domingo se la vio en la Catedral, donde saludó y hasta besó a dos niñas que la reconocieron (según informa el diario «Ideal de Granada»); también entró en las tiendas y compró obsequios y recuerdos.

En la tarde de ayer, se anunciaba visita a la Alhambra, aunque finalmente fue cancelada.

El secretismo de esta visita sorpresa ha disparado en Argentina todo tipo de especulaciones. Algunas voces se inclinan a pensar que la presidenta optó por esta parada porque el viaje a Rusia le resulta demasiado largo y fatigoso. Pese a tener 62 años y debido a su quebradizo estado de salud – operación en la cabeza, esguinces, desvanecimientos, problemas en las articulaciones y otros contratiempos...–, habría preferido descansar y hacer algo de turismo antes de seguir con rumbo a Moscú. Otras voces recuerdan su viaje de hace dos años a la islas Seychelles, también mantenido en secreto y ocultado por el Gobierno, que únicamente salió a dar explicaciones cuando un programa de televisión lo hizo público tiempo después.

En aquella ocasión, se le atribuyó la escala –en el marco de una gira por Asia–, a la necesidad, o deseo, de revisar presuntas cuentas corrientes abiertas a su nombre en el archipiélago del Índico, célebre por ser paraíso fiscal. Pero no es el caso de España, como ella bien sabe. Entre otras cosas, porque la semana pasada también se despachó a gusto por la situación de Rodrigo Rato y se tomó su particular venganza contra el hombre que, considera, le puso las cosas muy difíciles cuando estaba al frente del Fondo Monetario Internacional.

En aquella ocasión, en 2013, al destaparse la escala de las Sychelles, el Gobierno intentó salir del paso argumentando que apenas estuvo 13 horas y media, aunque el equipo de PPT (Periodismo Para Todos), que encabeza el periodista Jorge Lanata, demostró que, en rigor, había estado en las islas, como ahora en Granada, 48 horas.

A bordo del «Tango 01»

Cristina Fernández partió el sábado por la noche a bordo del avión oficial Tango 01. El plan de vuelo estaba publicado y difundido con todo lujo de detalle por la agencia oficial Telam, a excepción de Granada. Tampoco la presidenta comentó en sus intervenciones en Twitter la visita, lo que ha provocado mayores suspicacias. Resulta curioso que no lo hiciera después de haber tenida una activa presencia en la micro-red, donde aprovechó el fin de se mana para vincular al difunto fiscal Alberto Nisman con los fondos de inversión a los que se refiere como «buitres».

El silencio oficial de la visita a Granada adquiere, por este cúmulo de elementos, otra dimensión. También, porque la presidenta, mientras lanzaba sus twitts, a lo largo de la semana, fue dando pistas de dónde estaba.

El martes escribió que se encontraba en la ciudad de Campana, en la provincia de Buenos Aires. Dos días más tarde, que estaba en Parque Norte de la capital argentina, pero ni una palabra de que el domingo paseaba por Granada.

Esta visita es la segunda que la presidenta de Argentina realiza a la ciudad. La primera fue en el 2010, cuando iba rumbo a China. Su «escala técnica» coincidió con la estancia del director argentino israleí Daniel Barenboim, con quien mantuvo una audiencia privada. En aquella ocasión se alojó con todo su séquito en el Parador Nacional de San Francisco. Y también se dijo que visitaría la Alhambra (monumento por el que han pasado otras figuras políticas como David Cameron o Michelle Obama), lo que finalmente no hizo. Este regreso a Granada es todo es un misterio.

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