Marina Picasso posa en «La Californie», la casa que poseía su abuelo en Cannes
Marina Picasso posa en «La Californie», la casa que poseía su abuelo en Cannes - getty

Marina Picasso quiere vender «La Californie», la millonaria casa de su abuelo

También subastará siete cuadros del famoso pintor malagueño. Podría embolsarse hasta 241 millones de euros

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Marina Ruiz-Picasso (Cannes, 1951) ha decidido ahondar la ya legendaria y trágica ruptura con su abuelo tratando de vender discretamente parte de las obras del genio malagueño y «La Californie», la famosa villa que el pintor poseía en Cannes. Según informa el periódico «New York Post», la decisión de la descendiente de Pablo Picasso de rematar la valiosa herencia de su abuelo sería una manera de dejar atrás un legado que siempre ha asegurado que le fue dado «sin amor». «Es una manera de dejar atrás el pasado», reveló un amigo de la nieta del pintor al «Post».

Según el periódico neoyorquino, Ruiz-Picasso, que es hija de Paulo, único hijo del pintor malagueño y de su primera mujer, la bailarina rusa Olga Koklova, tendría planeado reunirse personalmente con los potenciales compradores en Ginebra para negociar la venta del retrato «Portrait de femme (Olga)» (50 millones de euros), «Maternité» (45 millones), «Femme à la Mandoline» (50 millones), además de «La Californie» y otras obras y así hasta llegar a los 241 millones de euros.

Tras una larga y compleja batalla judicial y familiar, Marina heredó más de 400 pinturas y más de 7.000 dibujos, esculturas y grabados de Picasso. La suya ha sido una de las colecciones picassianas más importantes de la historia. Desde hace años, la heredera vende regularmente alguna de las obras de su colección para financiar acciones filantrópicas y antitaurinas. Coincidiendo con el fin de año, Ruiz-Picasso ha escrito una carta personal, manuscrita, dirigida a la Federación de Luchas por la Abolición de las Corridas (FLAC), anunciando que ha decidido participar «más activamente» en la lucha contra las corridas de toros, y no solo en Francia. En su caso, la crítica frontal a la tauromaquia tiene mucho de venganza póstuma contra Pablo Picasso. Pero no es la primera vez que arremete con extrema violencia contra la vida, la obra y el personaje público y privado de su abuelo.

Venganza póstuma

Cuando Picasso descubrió otro amor en el lecho de la joven Marie-Thérèse Walter, Olga Koklova pidió el divorcio, jamás aceptado por Picasso, para no ceder a su esposa legal la mitad de su patrimonio. Picasso «cuidó» de su primera mujer y de sus hijos, instalados «confortablemente» en la Costa Azul. Pero esos «cuidados» tuvieron un trágico costo humano. Paulo Picasso se dio al alcohol, destruyéndose muy prematuramente. Sus hijos, Pablito y Marina, terminaron viviendo con su abuela y realizando «visitas» a la casa del abuelo en circunstancias que Ruiz-Picasso ha contado muchas veces, dejándose llevar por unos recuerdos horrorosos.

La nieta del pintor publicó en su día un libro de «memorias» consagradas a su abuelo. Ese libro, «El abuelo», fue leído con pavor. Marina hacía un retrato devastador del artista, que llevaba a sus dos nietos a muchas corridas de toros. «Necesitaba sangre para firmar cada una de sus pinturas. He pasado toda mi vida tratando de escapar de la miseria creada por Picasso», dice ella en sus memorias.

El día de la muerte de Pablo Picasso, Pablito deseó dar un último adiós a su abuelo. Pero Jacqueline Roque, la última mujer del artista, impidió esa despedida íntima. A las pocas horas, el hermano de Marina se suicidó bebiendo una botella de lejía y ella misma sufrió un largo rosario de crisis psicológicas.

Heredera de un legado artístico y financiero excepcional, la «liberación» de Marina Ruiz-Picasso ha sido y continúa siendo un proceso largo y sinuoso, que podría llegar a su fin con la venta de la supuesta «herencia maldita» que le dejó el maestro del cubismo.

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