Cómo organizar la oficina en casa para ser más productivo

El teletrabajo ha dado un papel protagonista al despacho en casa, como una zona en la que debe reinar la calma y la comodidad, pero, al mismo tiempo, también la vitalidad y la creatividad . Y en este universo laboral en el hogar, el desorden se presenta como el principal enemigo, ya que aumenta los niveles de estrés, reduciendo, por tanto, la productividad. El escritorio es la pieza principal, alrededor del cual gira la actividad diaria. Por eso, es fundamental que esté organizado, ‘limpio’ de cables y objetos innecesarios y bien iluminado . Ha de concebirse como si fuera el del ordenador, donde las ventanas abiertas (bolígrafos, calendario, documentación…) dificultan encontrar algo y donde las carpetas (organizadores de mesa) facilitan el día a día. Tener todo bajo control, permite pensar con más claridad.

Un buen ambiente laboral ha de contar únicamente con aquello que se necesita y seguir, en la medida de lo posible según el trabajo realizado, la regla del ‘menos es más’ . Esto no significa que tenga que ser un museo porque dar un poco de vida es desarrollar la vena creativa y escuchar la llamada de la inspiración. Se trata de que el desorden se tolera si está organizado. Es decir, cuando uno es capaz de orientarse en él. Eso sí, aunque durante el día cierto caos está permitido, al terminar la jornada la mesa debe quedar impoluta, para empezar al día siguiente con las pilas puestas y nada que perturbe la atmósfera, como en esta propuesta de USM, con estanterías y cajonera que ayudan a recoger.

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Bien equipado

Además de digitalizar todos aquellos papeles que puedas guardar en la nube o el ordenador, es importante contar con un buen equipo. Desde un bote para los lápices y bolígrafos hasta un organizador de mesa con separadores para las cosas pequeñas, baldas, estanterías o cajoneras para papeles y documentos. Lo ideal es que los estantes estén junto al escritorio, para que puedas alcanzar lo que buscas sin levantarte, pero también puede ser muy útil la librería del salón. Muebles y accesorios de Habitat.

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Con un toque verde

La presencia de vegetación en el escritorio, como en esta propuesta de La Redoute Interieurs, contribuye a cierto equilibrio, hace que el espacio sea menos frío, reducen el estrés, transmiten sensación de higiene, mejoran el estado de ánimo y algunas, como el aloe vera o la drácena, purifican el aire. Además, las plantas en el entorno de trabajo mejoran la productividad, ya que el color verde en sí mismo desarrolla la creatividad, proporcionando una atmósfera tranquila. Esto tampoco debe llevarse al extremo y convertir la oficina en una jungla, lo que invitaría más al relax que a la concentración y causaría desorden visual. A la hora de elegir las especies adecuadas, hay que tener en cuenta la ubicación y la luz. Con la monstera o la sanseviera es difícil equivocarse.

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Personal

Lo bueno de tener la oficina en casa es que se puede diseñar a medida. Tener fotos de seres queridos puede reducir el estrés y los pensamientos negativos, ya que ver algo familiar es especialmente reconfortante. Las fotografías logran un equilibrio entre los aspectos profesionales y personales de la vida. También puedes personalizarlos con accesorios de oficina divertidos o el último regalo del Día del Padre, elementos que dan optimismo cuando se necesita. Lámpara de sobremesa de Fritz Hansen.

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Una posición adecuada

La posición del cuerpo es fundamental para trabajar con eficacia. La forma de sentarse en la silla, esta de Maisons du Monde, influye directamente en la productividad porque favorece la concentración. Es importante, mantener esta posición el mayor tiempo posible: los pies apoyados en el suelo, sin cruzar las piernas, la pantalla colocada a la altura de los ojos y la espalda lo más recta posible. El secreto está en recordarla y corregirla a medida que avanza el día, levantarse cada hora u hora y media y dar un paseo o hacer estiramientos.

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'No molestar'

Lo difícil de trabajar en casa consiste en mantener la concentración porque al ruido normal del ordenador, el teclado y el teléfono se le suma el telefonillo, los niños llegando del colegio, el repartidor del supermercado… Por eso, dependiendo del caso, escuchar música puede dar ganas de trabajar, relajarse y mejorar su estado de ánimo, pero también puede ralentizar y distraer para realizar tareas más complejas. Todo es cuestión de las costumbres y el tipo de trabajo. Además, se pueden establecer señales para el resto de la familia, como colocar un jersey en el respaldo de la silla o un libro en el centro del escritorio, que actúen a modo de cartel de ‘No molestar’. Estantería de String Furniture.