Entrevista
Samantha Vallejo-Nájera: «Estoy totalmente enganchada a mi vida saludable»
Asegura que no se cambia por su versión de los 20 años y que está cada vez mejor, porque se cuida mucho la piel y tiene buenos hábitos. Todo ello, en paralelo a su empresa de cátering, su restaurante, la TV con Masterchef y su familia con cuatro niños
Enérgica y polifacética. Así es la chef Samantha Vallejo-Nájera , jurado del programa Masterchef, empresaria, madre e incansable emprendedora (llegó a escribir un libro sobre todo lo que hace, 'Fórmula Samantha'). Dueña de un estilo muy personal, le gusta cuidarse tanto por dentro como por fuera, para lo cual se reserva, aún con la intensa agenda que acomete cada día, algunos ratos solo para ella («los necesito y los disfruto», afirma). Embajadora de la nueva línea Endocare Renewal, de Cantabria Labs, para ella el paso de los años aporta valores como la experiencia y la tranquilidad, pero nunca resta ni pesa, al contrario, ya que se siente mejor que nunca y asegura estar en su mejor momento vital.
¿Te cuidas mucho?
Me cuido bastante, hay una edad en la que tienes que cuidarte cada vez más. Es importantísima la alimentación, descansar, controlar los excesos como fumar o beber, aunque yo no bebo y me fumo como mucho tres pitillos al día. Estoy totalmente enganchada a mi vida saludable, a dormir bien. Es verdad que también lo estoy a trabajar sin parar, soy bastante ‘workaholic’ y adicta al deporte, aunque de esto último no me dé cuenta sino que es la gente la que me lo dice. Lo que pasa es que mi cuerpo me pide deporte y actividad, y eso lo hago semanalmente, y también voy al fisio porque soy tan movida que lo necesito. También me cuido la piel, bebo agua y me encanta darme un baño cuando llego a casa y ponerme cremas buenas que huelan bien, para mí todo eso es una gozada. Me gusta tener momentos para mí.
Con todo lo que haces, ¿cómo encuentras esos huecos en tu agenda?
Intento que sea de día, por las mañanas, aquí en casa me pongo al teléfono desde temprano, a organizar y hacer cosas, y mientras tanto me voy poniendo cremas o haciendo mis rutinas.
Con el paso de los años, ¿qué has ganado, y qué has perdido?
¿Perdido?
A veces, por ejemplo, se pierde un poco la vergüenza o la timidez, se gana en seguridad.
Nunca he tenido vergüenza, así que tampoco la puedo perder. Lo que te da la vida y los años es la experiencia, la tranquilidad. Al final si eres alguien influyente o líder de opinión es por la experiencia que tienes en la vida, porque eres alguien que ha viajado, conocido, probado. Tocar, ver, sentir, moverte, todo eso te da experiencia en la vida, y cuanto más maduros somos más podemos influir. Yo cuando veo 'influencers' con 20 años me quedo un poco así... no sé, creo que es gente muy joven, la madurez te da mucho conocimiento. Y no he perdido nada, estoy cada vez mejor.
Además de tu trabajo como cocinera y en televisión, ¡ahora tienes un hotel!
Eso es algo muy gratificante. Es un negocio con el que siempre había soñado, tener mi propio restaurante. Pero es que además está en el pueblo al que voy los fines de semana, donde ahora además puedo trabajar lo que más me gusta en la vida. Yo nunca había pensado hacerlo, pero vimos un local vacío y mi marido me convenció. No se trata solo de que el sitio me apasione a mí personalmente, sino que además la oferta gastronómica que tenemos es sencilla y divertida, ordenada, apetecible. A Casa Taberna la gente viene a disfrutar, y es que a Pedraza solo se va a eso, a pasar un día en familia o en pareja o con amigos, y a mí eso me encanta.
Llevas años dedicándote al complicadísimo mundo del cátering, tiene mérito.
Llevo 35 años en esto y aún así nunca estás tranquila. Efectivamente, es súper difícil. Mira, justo acabo de hacer un cátering importante que no me ha salido como me gusta, después de tantos años. Así que tuve que pedirle disculpas a mi cliente. Creo que es un signo de madurez profesional reconocer cuando las cosas no salen bien. Es complicadísimo este trabajo, pero me sigue apasionando y tengo un equipo de gente increíble. La hostelería es complicada en general, pero el cátering ya ni te digo.
¿Sientes presión por la imagen o debido a la edad?
Yo lo veo en los demás, pero por suerte no lo siento. Yo me siento bien, enérgica, estupenda, aunque sí, es cierto que veo personas que lo pasan mal, que intentan seguir ciertas tendencias o a personas más jóvenes. Yo me siento igual que una de 35, pero también me encanta decir en algunos momentos eso de ‘ya no tengo edad para hacer esto’. Voy quemando las etapas de la vida con orgullo, las vivo a tope, y no volvería a los 20 ni loca, ¡me muero!, estoy encantada donde estoy. Creo que hay que aprender a disfrutar cada etapa de tu vida. Aún me queda tiempo, porque tengo un niño de diez años, pero me apetece ser abuela, y creo que a los 60 estaré igual de feliz que ahora.
¿Qué es para ti Masterchef?
Es lo más. No sabes lo que es la televisión hasta que no estás en ella. Te ve todo el mundo, te acerca a la gente, que te ve en el salón de su casa y te deja entrar en su familia. Hagas lo que hagas, y mira que llevo años trabajando, nada provoca lo que consigue la tele. Agradezco a los fans que nos siguen y nos ven y nos quieren. Masterchef es un formato increíble que marca un antes y un después en la gastronomía. No sé si seguirá, pero estoy orgullosa de llevar diez años en este programa, con tres ediciones al año, al pie del cañón todo el tiempo, porque son horas y horas de grabación. Es duro pero tiene su recompensa, merece la pena por todos lados. La gente nos quiere y este concurso es al final el resultado de una vida profesional, no estás allí por casualidad.
Tienes un estilo muy marcado a la hora de vestirte y arreglarte, no pasas desapercibida. ¿Es propio o tienes ayuda?
En Masterchef tengo un equipo, con estilista, maquilladora y peluquería. Luego en mi vida me gusta disfrazarme, ir un poco loquita, divertida, tengo un estilo muy propio efectivamente.
Un truco de belleza, para cuidarnos un poco más.
Mira, yo me levanto, pongo los desayunos y después me gusta peinarme y ponerme mis cremas. Lo hago con un pincel, y disfruto muchísimo de hacerlo, de ese tiempo de mimarme, de mirarme a la cara y ver que estoy bien, de peinarme las cejas y ponerme mi rimmel y mi colorete y cada día un perfume distinto según el plan. Soy camaleónica, a veces más práctica y otras más sofisticada, voy disfrazada de lo que tengo cada día.
