IGLESIAS DE MADRID

Virgen de la Nueva, una parroquia con sabor de hogar

Fundada en 1972 para la Colonia Nueva Esperanza, es punto de encuentro en Canillejas de mayores y familias jóvenes

Interior del templo Belén Díaz

José Francisco Serrano Oceja

Hay barrios que se merecen una parroquia como esta; hay parroquias que se merecen un barrio como este y hay barrios y parroquias que se merecen un párroco como este. Metro Esperanza, Colonia Nueva Esperanza, parroquia Virgen de la Nueva, que también es esperanza, pero que no le pudieron poner ese nombre para no crear confusión, calle Calanda 28, muy cerca del cementerio de Canillejas , entre edificaciones construidas para que Madrid abrace a quienes llegaban de toda España. 3.200 viviendas en el territorio de una parroquia que cuenta con algo más que un templo, un espacio alrededor que permite otro lugar sagrado al aire libre, con un gran salón de actos y, para la nostalgia de los fieles, el barracón inicial en el comenzaron las celebraciones, allá por los años setenta, la Casita.

Según cuenta la crónica oficiosa de la parroquia, «se fundó en el año 1972 para los vecinos de la Colonia de Nueva Esperanza . En sus orígenes la parroquia se componía de un pequeño barracón donde tenia lugar la Eucaristía hasta que en años posteriores el primer párroco, Don Gabriel, construyó el resto de los edificios parroquiales, incluyendo el templo que hoy conocemos. Don Gabriel permaneció en la parroquia desde sus inicios hasta 2012, cuando fue sustituido por Don Javier que continuó con su labor de evangelización en el barrio». El templo actual, amplio y funcional, en el que destacan unas vidrieras como friso lateral superior, fue de los últimos que inauguró el cardenal Vicente Enrique y Tarancón .

Ahora esta parroquia tiene un párroco prototipo de la generación de sacerdotes jóvenes de Madrid. Sencillo, directo, bien formado, con las ideas claras, con ganas de servir a una Iglesia en salida, en una parroquia que los fieles llevan en su corazón y que entienden que es la natural prolongación de sus casas. Su nombres es Manuel Sánchez-Galindo Mas y está acompañado por el sacerdote jubilado Ángel González. Desde que llegó, en el mes de octubre pasado, ha sabido ganarse la atención de las personas mayores y de las nuevas familias que hacen posible el recambio generacional en la zona. Porque este barrio, en el que todos se conocen y se saludan, que tiene mucho de sabor una España rural que de la noche a la mañana se hizo cosmopolita, entiende que la parroquia es el natural centro de convivencia. De hecho es tradicional la chocolatada en la que se congrega el barrio casi entero y que ahora lleva demasiado tiempo sin poder celebrarse por la pandemia. La parroquia cuenta con una Cofradía de la Virgen de la Nueva, una advocación originaria de san Martín de Valdeiglesias que aquí se ha rejuvenecido.

Manuel Sánchez-Galindo Mas , el párroco Belén Díaz

De entre las actividades prioritarias de la parroquia está el trabajo y acompañamiento apostólico de las familias, de los niños, que se van sumando a la catequesis, y de los jóvenes. La Escuela de familias, el rosario de las familias, el grupo de jóvenes montañeros, la catequesis de confirmación, son algunos ejemplos de esta revitalizada vida de la comunidad de fe y de esperanza. También es importante la vida espiritual, las devociones populares. Ahora están metidos de lleno en la novena al Sagrado Corazón de Jesús No hay que olvidar la oración ante el Santísimo Sacramento de los jueves después de la misa de 19,30h. que congrega a no pocos fieles.

Cáritas es una dimensión básica de toda parroquia. En esta circunstancia el párroco insiste en que los fieles se vuelcan con Cáritas, quizá porque en su experiencia de personas que han trabajado duro para sacar las familias adelante saben lo que significa tener necesidades. El grupo de voluntarios, con los jóvenes, hacen la recogida y entrega de alimentos. Son una veintena las familias que los reciben, además de otras ayudas. Se trabaja muy en conexión con otras parroquias cercanas, como la del Tránsito y Santa Rosalía. De hecho, la Casita, el primigenio templo, ha acogido durante bastante tiempo un centro de acogida y de la Cáritas general de la zona. Todos los meses se organiza en la parroquia un pequeño retiro mensual, una tarde para estar con el Señor, como si fuera en la casa de cada uno.

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