Viaje a Mingorrubio: el cementerio del Pardo al que Sánchez quiere trasladar los restos de Franco

ABC recorre el camposanto en el que se encuentran enterrados otros ilustres de la historia reciente de España

Cripta del cementerio del Pardo en la que descansan los restos de Carmen Polo Belén Díaz | Vídeo: EP
Adrián Delgado

Esta funcionalidad es sólo para registrados

No cabe esperar otra cosa, pero el silencio sepulcral que ambienta el cementerio de Mingorrubio sobrecoge. Se escuchan nítidamente los pasos a lo lejos, los rezos en falsete, el chirrido del grifo de la fuente o el golpe hueco de las pisadas entre las lápidas. Dos líneas de autobuses interurbanos llegan hasta la puerta: el 601 y el 602. Solo se baja una enlutada mujer de avanzada edad. Uno de los conductores aprovecha para ir a los baños que hay nada más entrar a la derecha. «Dentro de nada lo tienes aquí...», bromea el chófer con el empleado que vigila el recinto sobre el traslado de los restos de Franco. «Eso está por ver», responde incrédulo, señalando con la mirada la cripta en la que descansan los restos de Carmen Polo.

Está cerrada a cal y canto. Una estampa de la Virgen del Carmen encajada en la cerradura llama la atención de dos matrimonios. «¿Aquí es donde está enterrada la mujer de Franco?», preguntan al vigilante. «¿No se puede entrar?», insisten. «No», dice tajante. No hay nada que dé pistas sobre el enterramiento. No hay ni un solo símbolo de exaltación del franquismo. Ni siquiera una bandera. «Dicen que hay un hueco al lado de la tumba de Carmen Polo que estaba preparado para Franco», comentan, mientras intentan ver algo a través de los cristales ahumados de las puertas. Mingorrubio sale así de su sepulcral silencio. La excursión de los curiosos no ha hecho más que empezar en busca de los personajes ilustres que descansan allí «ad eternum».

Tumba de Carrero Blanco Belén Díaz

La decisión del Gobierno de Sánchez de trasladar los restos del dictador ha activado la curiosidad del « necroturista ». Algunos acuden ya con la lista, teléfono en mano, paseando al lado de familiares que, ajenos al morbo, acuden a honrar a sus seres queridos. Entre los célebres están algunas personalidades vinculadas al franquismo. Carlos Arias Navarro descansa junto con su esposa, la marquesa de Arias Navarro, bajo una sobria losa de granito de Colmenar. Da la espalda a la cruz de mármol negro bajo la que se encuentran los restos del almirante Luis Carrero Blanco y su familia. Enfrente, una lápida de bronce del periodista, académico y dramaturgo Joaquín Calvo Sotelo –tío del que fuera presidente del Gobierno Leopoldo Calvo Sotelo–.

Los mausoleos familiares que flanquean el paseo central, entre los que se encuentran los de los Oreja Aguirre o los Banús, recogen todos los estilos: desde la parquedad de la piedra y la madera, hasta los mármoles pulidos, los bronces y las vidrieras. La ostentosidad que desprenden algunas construcciones desmonta el tópico de que la muerte lo «iguala todo», aunque no es oro todo lo que reluce. Un templete cuadrado de mármol negro y dos columnas dóricas guardan los restos del dictador dominicano Leónidas Trujillo , uno de los más sanguinarios en la historia de Iberoamérica. Fue trasladado desde el Père Lachaise de París, donde tiene otro panteón ruinoso. Una ventana deja ver un interior también arruinado por las humedades. Las flores de plástico crían arañas.

Panteón del dictador Leónidas Trujillo Belén Díaz

El registro del camposanto tiene inscritos los nombres de seis ministros de Franco. Entre ellos están Francisco Fernández-Ordóñez o el general Félix Álvarez Arenas. También están allí enterrados algunos de sus colaboradores más cercanos. En una discreta lápida salta a la vista el nombre de Francisco Franco, pero no es Bahamonde, sino Salgado-Araujo, su primo. También descansó allí su primer bisnieto, Francisco de Borbón Martínez-Bordiú , que murió a los 11 años cuando regresaba de esquiar con su padre. Sus restos fueron trasladados después, con los del Duque de Cádiz, a las Descalzas Reales.

Catedráticos e historiadores

Sepultura de Francisco Tomás y Valiente, en el cementerio del Pardo B. Díaz
Lápida de Luis Gutiérrez Soto B. Díaz

En la nómina de inhumados está también Francisco Tomás y Valiente , presidente del Tribunal Constitucional, historiador y catedrático de Historia del Derecho, asesinado en su despacho de la Universidad Autónoma de Madrid en un vil atentado de ETA. Se suman a él, nombres de arquitectos como Luis Gutiérrez Soto –autor de edificios como el Ministerio del Aire o el Cine Callao, entre otros– o Ramón Andrada Pfeiffer , muy vinculado al estilo del Pardo; pintores como Daniel Vázquez Díaz; o próceres de la Real Academia de la Historia como José María Jover Zamora y Antonio Romeu de Armas.

También yacen en Mingorrubio miembros de familias notables, entre ellos un hermano de José María Escrivá de Balaguer ; un hermano de Miguel Delibes, Adolfo; los bisnietos del pintor Joaquín Sorolla ; y, hasta un descendiente directo del mismísimo Cristobal Colón : Diego Prado y Colón de Carvajal. «Me suena», dice otro curioso frente a su lápida. La lista « necroturista » de su móvil está incompleta. La Wikipedia, a golpe de «clic», le saca rápido de dudas.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación