La parroquia se enclava en una de las zonas más populosas del distrito de Retiro
La parroquia se enclava en una de las zonas más populosas del distrito de Retiro - BELÉN DÍAZ

Parroquia de Nuestra Señora Reina del Cielo: geografía de amor en el barrio

La parroquia, en pleno barrio de La Estrella, abre sus brazos a 15.000 feligreses desde que abrió en 1971

MADRID Actualizado: Guardar
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La parroquia es un trocito de cielo en la tierra, de ese cielo al que no van solo los de siempre, con permiso de Mingote. Y, si el cielo, que son también los otros, tiene una Reina y una parroquia, ¿qué más se puede pedir? La parroquia Nuestra Señora Reina del Cielo, calle Can Menor, s/n, es un cielo en medio del barrio de la Estrella, que no sería tal sin la parroquia. Porque como nos cuenta el joven y agradable párroco, el padre Juan Antonio Sánchez, miembro de los Agustinos de la Asunción, Asuncionistas, la comunidad de fe, que es de vida, caridad y esperanza, ha dado forma al barrio, y se ha convertido en «una comunidad de servicios».

Muestra de ello es que la fiesta parroquial se convierte cada año en la fiesta del barrio. Por primera vez, por cierto, nos encontramos por aquí con los Asuncionistas, fundados por el sacerdote francés Manuel d’Alzón, nacido en 1810, poco después de la revolución francesa. Su lema es «Venga tu reino» y, como nos aclara el padre Juan Antonio, la aportación del carisma Asuncionista pasa por «un amor incondicional a la Iglesia, querido por nuestro fundador; una preocupación por la búsqueda de la unidad, de ahí la presencia en los países de oriente; y una dedicación particular por lo social».

Nada más llegar al atrio del templo, un espacio y una geografía que permite la apertura al mundo y la intersección de dos universos que conviven, el visitante se encuentra con una placa en latín, que recuerda la construcción y dedicatoria de la iglesia. Dice, entre otras cosas, aquello de «Emmanuelii Quintana Ferguson, munificencia conditum; Architecti Josephi Antonii Domínguez Salazar, arte eximia constructum». Da gusto con los nombres en latín que nos hablan de munificencia, de un templo inaugurado en 1971, con cabida para 600 personas sentadas y destinado a una feligresía de 15.000 almas.

La parroquia nació en 1966 y el primer lugar de culto estuvo ubicado en la torre del actual número 3 de Cruz del Sur, en un bajo cedido por Urbis. El primer párroco fue el padre Ricardo Ruiz, a quien en 1967 le sustituyó el recordado siempre padre José Luis Huéscar, que fuera tantos años vicario episcopal y ahora canónigo de la Catedral de la Almudena, entre otros ministerios dignos de agradecimiento. En la actualidad ayudan al párroco los padres José Alberto Domínguez y Philippe Muhindo, sacerdote congoleño. Además, colaboran los restantes miembros de la comunidad asuncionista, institución por cierto propietaria de uno de los grupos de comunicación más importantes de la Iglesia, especializado en prensa infantil y juvenil, Bayard.

Grupos de fe

La parroquia tiene una fisonomía marcada por la generosidad de tiempo y de recursos. La primera característica es su grupo «scout» que, según dicen, con sus más de cuatrocientos niños y jóvenes, es uno de los más numerosos. Un grupo animado por el espíritu del Evangelio y semilla de Evangelio dentro del movimiento «scout». Son varias las peculiaridades dentro del amplísimo abanico de acciones en la parroquia. Además de la catequesis, cuentan con una Escuela de Biblia y otra de Teología; dos grupos de Fe y Vida; dos de Vida Ascendente; uno de laicos de la Asunción; y el grupo de Comunicación, que mantiene la información viva a través de una completa página web, la hoja parroquial y una volandera semanal. Cáritas es uno de los núcleos de una comunidad que el pasado ejercicio contable destino 37.544, 31 euros a la caridad dentro y fuera de España, junto con colectas a otras instituciones por un importe de 20.646, que también son expresión de una larga mano de amor.

Y, dentro de las actividades se encuentra el grupo de belenistas, la Comisión de Fiestas, el Grupo de Renovación carismática, el de teatro, la coral Stellarium y la Schola Gregoriana Matritensis. A los que hay que añadir la magnífica labor de las señoras de Betania, que confeccionan ropa para niños del Tercer Mundo y los colaboradores con la ONG de los Asuncionistas Uyamá. Para el joven párroco, hay tareas pendientes, como la incorporación de los matrimonios jóvenes o, dentro de la vida de oración, la Adoración con el Santísimo de los jueves, que es también un cielo de amor en la tierra.

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