El Observatorio Astronómico de Madrid ideado por Carlos III para competir con el de París y Londres

Diseñado por Juan de Villanueva formaba parte del eje científico de la capital y en él se conservan las mediciones meteorológicas más antiguas de Madrid. En la actualidad desde el observatorio se informan de las efemérides astronómicas y se calculan las posiciones de las estrellas.

El edificio del observatorio astronómico fue diseñado por Juan de Villanueva BELÉN RODRIGO

Belén Rodrigo

El Real Observatorio de Madrid fue diseñado por Juan de Villanueva para formar el eje científico del Madrid de Carlos III , junto con el Jardín Botánico y el Gabinete de Ciencias Naturales que acabó por ser el Museo del Prado. Se encuentra en la calle de Alfonso XII (números 3-5), próximo a Atocha y colindante con el Parque del Retiro, del que le separan escasos metros. Está en lo alto de una colina , mucho más pronunciada cuando se construyó en 1790, y pasa desapercibido desde la altura de la calle. Por entonces el sol, las estrellas y los planetas se observaban desde los grandes telescopios que se adquirieron para este lugar. « Carlos III quería poner a Madrid a la altura del de París y Londres donde había observatorios de renombre», explica a ABC el astrónomo Mario Tafalla, del Observatorio Astronómico Nacional.

Para conseguirlo encargó el diseño del edificio a Villaneuva, máximo exponente de la arquitectura neoclásica, quien optó por un edificio de cruz latina con templete. Y el monarca dotó el espacio de los mejores medios posibles. Por un lado, tres telescopios newtonianos de William Herschel, «el mejor fabricante del mometo» . Y es que Herschel con sus telescopios descubrió, por ejemplo, el planeta Urano. Y hubo un cuarto telescopio, de enormes dimensiones, el segundo más grande del mundo, también construido por Herschel. «Se construyó en Inglaterra, se desmontó y se montó en Madid, siguiendo las indicaciones conservadas en láminas», cuenta Tafalla . «Él tenía el más grande del mundo y después hizo varios y uno de ellos es el que se instaló en el observatorio en 1804». No se sabe con toda seguridad donde se colocó pero se imagina que estuvo en el jardín, dadas sus dimensiones, y se llegó a barajar la idea de quitar el templete del edificio para poder instalarlo dentro.

Uno de los tres telescopios newtonianos que tuvo el observatorio BELÉN RODRIGO

Una importante inversión apenas rentabilizada porque este edificio, dada su ubicación estratégica, fue ocupado por los franceses en 1808 y acaba muy dañado. «El gran telescopio se destruyó, probablemente para usar la madera para calentarse», indica el astrónomo. Los espejos se recuperaron, que hoy se pueden ver, al igual que dos de los tres telescopios newtonianos. En este caso se conserva la estructura pero faltan algunas de las piezas, entre ellas los espejos.

Abandono del edificio

Tras la salida de las tropas napoleónicas el edificio sufrió un cierto abandono hasta que en 1850 se reconstruye y se refunda con Isabel II gracias al trabajo del arquitecto Narciso Pascual y Coloner . Utilizando los diseños de Villanueva se reconstruyó prácticamente igual. Durante la Guerra Civil cerró sus puertas, aunque se quedó un portero, y se trasladó la actividad a Valencia, retomando su actividad tras el conflicto. Y una última reforma tuvo lugar en 1976, con el trabajo de Antonio Fernández Alba que le sirvió para ganar el Premio Nacional de Restauración en 1981.

La sala del meridiano BELÉN RODRIGO

Entre los primeros trabajos que se realizaron desde este observatorio se encuentra el de «las medidas meteorológicas más antiguas de Madrid» . También desde este lugar se observaron las manchas solares en una época «en la que no se entendía lo que hacía el Sol» y «se han descubierto muchos asteroides». En sus orígenes esta pequeña colina, el cerrillo de San Blas, estaba a las afueras de Madrid y el cielo de la capital era bien diferente. «Ahora los observatorios están fuera de la ciudad y los telescopios se han profesionalizado. Canarias, Hawai y Chile son sitios buenos para instalar telescopios por su buena climatología», indica Mario Tafalla.

Colección de instrumentos desde 1800

Alrededor de este edificio central se fueron construyendo otros posteriores, entre ellos el de las antiguas viviendas de astrónomos que allí vivían y que ahora son oficinas. En el observatorio actualmente apenas funciona paa albergar unas salas de reuniones y unos despachos, además de la biblioteca y de la sala del Meridiano de Madrid o de la hora. En la biblioteca , posterior a 1850, es rica en documentación, con anuarios de distintos observatorios europeos, y tiene ejemplares únicos. «En Europa, Madrid era la ciudad con mejor tiempo y eran muy importantes las mediciones y estudios que se realizaban», recuerda el astrónomo. Por su parte, en la sala del Meridiano se incuentra un telescopio de 1853, el llamado círculo meridiano que se ha usado mucho como instrumento científico y luego de práctica. «Se cortó el edificio para poder observar los astros y estudiar el paso de las estrellas ». Además conserva una importante colección de relojes.

Réplica de un telescopio de Herschel que fue el segundo mayor del mundo BELÉN RODRIGO

Reconstrucción del telescopio de Herschel

Uno de los grandes atractivos del observatorio es poder contemplar la réplica del telescopio de Herschel, una reconstrucción escala 1:1 del original para lo cual solo se contaba con algunas láminas de la época que mostraba su aspecto general. Se introdujeron en programas de CAD datos calculados a partir de esos dibujos para intentar recrearlo a escala 1:1. Fue un trabajo complicado para finalmente hacer encajar todas las piezas. «Se llevó a cabo hace diez años y se contó con la ayuda de la Escuela de Ingeniería Industrial», recuerda Tafalla. Para construirlo en madera se contactó con un fabricante de barcos de Bermeo. «La tecnología moderna ha cambiado mucho pero en su momento este telescopio fue muy importante », añade. Es la única replica que existe e incluso el personal del museo de Herschel lo han visitado y se han quedado maravillados. Para guardar esta réplica se construyó un nuevo edificio en las inmediaciones que también se puede ver en las visitas guiadas.

Como recuerda el asatrónomo Tafalla, este observatorio «tuvo su momento y la antorcha la han seguido otros» y gracias a instrumentos como este famoso telescopio «se prentede que sea un gancho para atraer a las personas a carreras científicas». Cree importante «que se puedan imaginar como fue y que sueñen como es el mundo» . Este observatorio pertenece al Instituto Geográfico y aunque desde él ya no se observe el cielo de Madrid se ocupan de distintas actividades. Desde aquí informan de las efemérides astronómicas, se calculan las posiciones de las estrellas y se informa cada viernes de lo que se puede ver cada semana en el cielo.

En la biblioteca se conservan documentos antiguos sobre meteorología BELÉN RODRIGO
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