La Montaña de los gatos

Madrid recuperará en 2019 el tercer capricho de Fernando VII en El Retiro

El Ayuntamiento invertirá 400.000 euros para reabrir al público esta gruta oculta desde hace 25 años, que podría convertirse en un centro de interpretación del parque

Los arcos de la entrada a la Montaña de los gatos, que hace 25 años fueron una sala de exposiciones MAYA BALANYÁ

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Cuando Fernando VII regresó a España tras la huida de las tropas napoleónicas , en enero de 1814, el monarca se encontró con El Retiro destrozado, fortificado y convertido en un campo de maniobras. Tras invertir en su recuperación original, el «Deseado» levantó una tapia en los terrenos del parque situados al noreste, entre las calles de Alcalá, O’Donnell y Menéndez Pelayo ; y desde el extremo sureste hasta el límite con el Estanque Grande. Uno de los «caprichos» que el Rey mandó construir en aquel «Reservado» fue la «montaña de los gatos», una edificación artificial de 15 metros de altura que permanece oculta a los ojos de los madrileños desde hace 25 años.

El Ayuntamiento de Madrid, a raíz de una propuesta inscrita en los presupuestos participativos de 2016, pretende recuperar en 2019 este enclave secreto bajo el montículo donde el monarca trató de recrear el hábitat de los osos que vivían en la Casa de Fieras , ubicada a unos metros de la Montaña Artificial. Según indicaron a ABC fuentes municipales, el proyecto de rehabilitación está a punto de salir a licitación, con cargo a las Inversiones Financieramente Sostenibles de 2018. Las obras contarán con un presupuesto de 400.000 euros y durarán seis meses.

Un bosque de olmos, fresnos, cedros, hiedras y hasta una cascada, ahora seca, custodiada por varias esfinges, dan la bienvenida al Retiro a quien entre al parque por la puerta de O’Donnell. La montaña está levantada sobre unas bóvedas de ladrillo y mampostería, de planta circular. En su interior se encontraba la noria que surtía de agua la catarata y el río, en el que habitaban gansos y peces. La entrada a la gruta tenía aspecto de castillo , tal y como se aprecia en un grabado anterior a 1841 que custodia el Museo de Historia de Madrid. Aquel palacete, ya desaparecido por las sucesivas contiendas, era conocido como «el tintero» por la silueta que sus torres dibujaban en el horizonte.

En los años 60 se ejecutó sobre los restos originales del templete una bóveda de adoquines que descansaba sobre ocho pilares metálicos. Posteriormente, en la década de 1980, la bóveda de pavés se recubrió con un casquete de hormigón, que ahora desluce el entorno al estar repleto de grafitis. El acceso a esta secreta y enigmática edificación está enmarcado por un arco de medio punto y dos arcos ojivales situados en una llamativa fachada en color coral adornada con motivos pompeyanos. Por esta puerta, que destaca en medio de la naturaleza, se recalaba en lo que fue utilizado como una gran sala de exposiciones .

Gruta interior de la montaña

Precisamente, su rehabilitación y su uso público es lo que reivindica la asociación de Amigos de los Jardines del Buen Retiro, que quiere recuperar este emblema del parque con especial ahínco ahora, ya que se cumple el 150 aniversario de la cesión del Retiro al Ayuntamiento de Madrid por parte de la Corona española.

Por la Unesco

«La montaña artificial era el parque temático del Rey. Es una construcción muy singular, no hay otra igual en España, por eso es tan valiosa», indica a ABC el secretario general de la asociación, Ignacio Bazarra. «El Retiro, pese a ser el lugar más visitado de Madrid , no cuenta con puntos de información al visitante ni un centro de interpretación que ilustre a los madrileños y a nuestros visitantes sobre la riqueza histórica, patrimonial y medioambiental del parque. Por eso, nos parece que el lugar más indicado para ello sería la Montaña Artificial», proponen.

Su puesta a punto y reapertura también ha sido reclamada por el Grupo Municipal Socialista, con más motivo ahora que el eje Prado-Retiro se ha presentado a la candidatura de la Unesco. «Creemos que este espacio, así como otros que están desaprovechados o cerrados en el parque del Retiro, deben reformarse y abrirse al público. En primer lugar porque forman parte del eje que pretendemos convertir en Patrimonio de la Humanidad y también porque, en este caso concreto, supone recuperar una sala de exposiciones y parte importante de nuestro patrimonio cultural», indicó a este diario la edil socialista Mar Espinar.

Exterior de la montaña artificial, de 15 metros de altura MAYA BALANYÁ

El objetivo de esta intervención que está por adjudicar es, según explicaron fuentes municipales, « solucionar las filtraciones de agua que se producen a través de los restos del templete original situado en la cima de la Montaña Artificial, y que afectan a la bóveda de fábrica de ladrillo del interior». También se renovará la instalación eléctrica interior y se pondrán luminarias exteriores tipo Led, además de acondicionar los caminos terrizos que conducen a la cima.

En primer lugar, se demolerá el casquete de hormigón de la cima para impermeabilizar toda la superficie. Se construirá un lucernario de vidrio sobre una estructura metálica para que entre la luz por el óculo de la bóveda interior y, al mismo tiempo, mejorar la ventilación del ladrillo. La superficie de la losa de hormigón será de nuevo transitable «para recuperar el carácter de “mirador” que tuvo originalmente».

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