La 'juerga privada' del fundador de Tuenti: la Policía coteja las declaraciones de testigos del asalto a su casa

Los investigadores dan veracidad al robo violento al encontrarse en ese momento un operario en la vivienda, un lujoso ático junto al Retiro. Zaryn Dentzel, de 38 años, había quedado con una tercera persona, pero fue víctima de una emboscada

Zaryn Dentzel ISABEL PERMUY

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El Grupo XII de la Brigada de Policía Judicial, especializado en atracos a bancos, secuestros y asaltos violentos a viviendas, ha visto de todo en sus años de labor en Madrid. Por eso, los investigadores no se muestran tan sorprendidos por la denuncia interpuesta por el fundador de Tuenti, el californiano Zaryn Dentzel, de 38 años.

Solo la relevancia del personaje víctima de ese suceso, lleno de lagunas, le da un matiz distinto a otros muchos que son desconocidos para la opinión pública. Eso sí, pese a ciertas incoherencias , la Policía Nacional da veracidad al robo en su lujoso ático en el barrio de Jerónimos (Retiro) y está manos a la obra para dar con el autor o autores del suceso.

Esperaba a una persona

Porque el empresario que revolucionó a mediados de la primera década a los adolescentes españoles con su red social aportó en su denuncia, ayer a mediodía (los hechos ocurrieron la tarde del martes), que había quedado con una persona . Y que fue a ella a la que franqueó la puerta, en principio, cuando llamaron al timbre. Lo que no esperaba es que tres o cuatro personas más, encapuchadas y siempre según su relato, le tendieran la emboscada para robarle.

Las condiciones en las que se encontraba Zaryn Dentzel cuando llegaron los primeros coches patrulla eran bastante 'precarias'. Había estado varias horas de 'fiesta privada' y su situación física y mental no era precisamente la mejor. De ahí que se le tomara en ese momento, a las 19.20 horas, una primera manifestación, pero que no pudo poner negro sobre blanco en la propia Jefatura Superior de Policía hasta el día siguiente.

El también autor del libro 'El futuro lo decides tú', dijo, en su testimonio inicial, que tras abrir la puerta a esa persona que presuntamente conocía le golpearon, amordazaron, taparon los ojos y maniataron. A él y al encargado del mantenimiento de la calefacción que se encontraba en el exclusivo ático de la calle de Ruiz de Alarcón , a dos pasos del Retiro y del Museo del Prado. Una vivienda casi tan millonaria como la cartera de bitcoins que aseguró que tiene y que, en ese momento, dijo que era lo que podrían haberle robado porque sus captores lo que iban buscando, sobre todo, eran las contraseñas para hacerse con su fortuna en criptomonedas.

No le robaron bitcoins

Aquello que parecía un macabro sainete protagonizado por un joven rico, que suele moverse bastante por la noche madrileña , explican fuentes del caso, empezó a cobrar trazas de verosimilitud cuando el operario en cuestión corroboró el asalto. Él también había sido retenido en contra de su voluntad. Ese testimonio y el de algún testigo del inmueble (hay varios más que afirman haber visto algo raro, pero su veracidad está siendo verificada) son los que empezaron a dar empaque al asunto.

De hecho, lo fundamental en este momento para los investigadores es cotejar esas distintas deposiciones y ver en qué coinciden. Lo que está claro es que no le han robado ni un céntimo de bitcoins a Zaryn Dentzel. Así ha quedado comprobado tras comprobar sus registros de contabilidad.

Las pesquisas en este caso son de manual: visionado de cámaras, recogida de declaraciones, de huellas y demás restos (a manos de la Brigada Científica) y, por supuesto, investigar al entorno más próximo (pero también el siguiente círculo, el 'social' y de negocios), porque parece claro que el ladrón o ladrones sabían a donde iban y lo que buscaban.

No es un ajuste de cuentas

Según ha podido saber ABC, no se trataría de un ajuste de cuentas ni constan en principio amenazas previas contra el empresario, que siendo un veinteañero se convirtió en millonario. Otra cosa es que cómo y en qué gastara el dinero a sus 38 actuales.

Tampoco se encontraron los agentes la casa destrozada. Sí en un estado en el que estaba claro que lo que se encontraba haciendo el californiano a las tres de la tarde, cuando abrió la puerta y empezó su tortura (aunque finalmente solo presentaba un pequeño corte en el pecho), no era algo laboral.

En cuanto al botín, le han robado numerosos aparatos electrónicos, sobre todo de tipo informático, además de joyas. La víctima está haciendo su propio inventario para saber a cuánto ascendía su valor. Tampoco aclaró cómo consiguió liberarse, tras la marcha de la presunta banda de encapuchados, aunque fueron unos vecinos (que escucharon sus gritos) y él mismo quienes avisaron al 091 en torno a las siete de la tarde.

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