La joya arquitectónica de la Expo’ 58, abandonada en la Casa de Campo
El Pabellón de los Hexágonos, primer premio en la muestra de Bruselas, lleva décadas en ruinas. Carmena prometió rehabilitarlo, pero solo se ha creado un grupo de trabajo
«¿Premiado en la Expo de Bruselas? Ni idea, yo solo lo he visto así, hecho una ruina». El comentario de un joven paseante en la Casa de Campo refleja la realidad del Pabellón de los Hexágonos en los últimos años. Reconocido con el primer premio de arquitectura en la Exposición Universal de Bruselas de 1958, acumula años de abandono y vandalismo, comido por la maleza, pintarrajeado y sin uso. Aunque la alcaldesa Manuela Carmena prometió su rehabilitación, hasta la fecha solo se ha constituido un grupo de trabajo, en la línea de sus predecesores.
Un suelo alfombrado de hojas y un descuidado muro de ladrillo, «decorado» con grafitis , recubren lo que hace 60 años fue un referente de la arquitectura moderna . «Lleva ahí toda la vida, pero lo único que veo que ha cambiado son las pintadas nuevas», lamenta otro vecino que acude a diario con su perro al parque, el más grande de la capital e instalado en la sensación de que sus edificios no interesan a nadie.
«Toda la vida» suena a exageración, pero lo cierto es que es la medida de tiempo exacta para todos los que hayan nacido después de 1975, que fue cuando cerró definitivamente. Obra de Ramón Vázquez Molezún y José Antonio Corrales, se construyó para representar a España en Bruselas. Su montaje en la Casa de Campo -se trasladó pieza a pieza- llegó un año después de la exposición, en 1959. Entonces gozó en la capital del único periodo medianamente proporcional a su reconocimiento internacional, abierto durante dieciséis años. Ahora es titularidad del Ayuntamiento, a través de la empresa municipal Madrid Destino.
El pabellón, configurado como una especie de cadena geométrica, con 130 paraguas hexagonales, de 3 tres metros de lado y en diferentes alturas, fue considerado como una de las obras arquitectónicas más relevantes del siglo XX . El trazado original -según la explicación técnica del Colegio de Arquitectos (COAM)- tenía una estructura ligera de hierro galvanizado y dos tipos de cerramiento, uno opaco con ladrillo visto y otro transparente con bastidores de aluminio y vidrio. El montaje en la Casa de Campo varió la disposición primigenia, ya que el terreno no tenía las mismas características. Así, perdió su continuidad y se habilitaron dos patios interiores cerrados y otro abierto, con circulaciones por ambos lados.
Su consideración fue tal que se impuso al célebre «Atomium» de Bruselas, uno de los iconos más reconocibles de la capital de Bélgica. Pasado más de medio siglo, comparar las obras es ridículo si atendemos a su conservación. Lo que maravilló al mundo es en la actualidad una ruina. Sin matices.
De la impresionante estructura solo queda el esqueleto y el paredón de ladrillo visto, con la apariencia de un almacén olvidado . Solo la imaginación y las fotos de archivo permiten resucitar lo que fue.
Su suerte, de hecho, es pareja a la del resto de edificaciones de este espacio verde, convertido en un cementerio de elefantes de la arquitectura. A apenas unos pasos languidecen los antiguos restaurantes del Paseo de la Gastronomía que aún siguen en pie; otros, como el Guipúzcoa, ya han sido derribados. Currito, Colonial de Mónico o el Bosque Sagrado son, en el mejor de los casos, un bonito recuerdo de lo que llegó a ser el Recinto Ferial. En el peor, un vertedero y un nido de okupas e inseguridad.
Últimos compromisos
La reforma del pabellón ha sido un discurso recurrente para los últimos ayuntamientos, pero nunca ha ido más allá de la mera declaración de intenciones . Ana Botella (PP) anunció una actuación integral para trasladar allí la subdirección general de Bomberos, con el 2016 en el horizonte, integrada en el complejo de Seguridad de la Casa de Campo. La llegada de Ahora Madrid, la marca municipal de Podemos, tampoco ha mejorado la perspectiva.
Madrid Destino, dependiente de la concejalía de Cultura (controlada por Carmena), anunció en marzo del año pasado u n estudio sobre el recinto , con el objetivo de profundizar en la situación del pabellón y abordar la reforma. Pasado un año y medio, el grupo de trabajo sigue abierto, pero no se ha hecho nada hasta la fecha. Fuentes municipales detallaron que su labor está pendiente de las conclusiones finales y esperan anunciar qué harán en un plazo de tres semanas o un mes. «La intención es abrirlo y mostrar su relevancia arquitectónica», señalan. Actualmente, añaden, están centrados en «evitar un mayor deterioro».
Aunque en Madrid Destino aseguran que ya existe un plan, parece complicado que el pabellón cambie demasiado en los próximos meses, a las puertas de la campaña electoral. Lo mismo sucede con los restaurantes abandonados, habida cuenta de que los 30 millones de euros prometidos por el Ayuntamiento no se invertirán porque «no es prioritario» , como reconoció el coordinador general de la Alcaldía, Luis Cueto, hace un año.
Proyectos fallidos
Pero aunque este proyecto fraguase, tampoco está claro que el pabellón pueda recuperar su aspecto original. En el año 2004 se dijo que un traslado como el que se hizo de Bruselas a Madrid sería inviable, con el derribo y la reconstrucción como única solución. Se advirtió más de veinticinco años después de su cierre, en uno de los últimos intentos por recuperarlo. Entonces, se negoció la posibilidad de mudar el inmueble al parque de las Naciones , pero una vez más solo fueron buenas palabras. En 1967, no obstante, el arquitecto José Luis Fernández del Amo abordó una remodelación que incluyó una pequeña ampliación y transformación, como pabellón del Ministerio de Agricultura. Esta segunda vida también fue efímera.
El COAM, a pesar de que la construcción no cuenta con ninguna protección patrimonial, lamenta que esté en esta situación: «Se encuentra abandonada y sin uso, corriendo serio peligro de desaparición».
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