Urbanismo del siglo XXI

Foro ABC sobre urbanismo: «Debemos caminar hacia ciudades donde no compense el coche»

Tres expertos debaten acerca de cómo serán las urbes del futuro, con la prolongación de la Castellana como eje

El último diseño que hizo Distrito Castellana Norte sobre su planeamiento DCN
Ignacio S. Calleja

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¿Cómo serán (o deberían ser) las ciudades del futuro? El foro ABC sobre el urbanismo en el siglo XXI, celebrado ayer en colaboración con Distrito Castellana Norte (DCN), profundiza en esta cuestión con el desarrollo del norte de la capital –la conocida como operación Chamartín– como ejemplo. Juan Alayo , profesor adjunto de la escuela de Arquitectura del Instituto de Empresa; Luis Cabrera , director del área de Energía y Sostenibilidad de CBRE; y Daniel Fletcher , profesor asociado de la IE School of Architecture & Design en el Master in Real Estate Development, han debatido en torno a pilares como la movilidad y sostenibilidad de las grandes urbes, su eficiencia energética y cómo deben ajustarse al concepto de Smart City y a la vida de sus moradores.

En un momento en el que el modelo de movilidad clásico está más cuestionado que nunca, con ciudades como Madrid bajo la lupa por la elevada contaminación , el pensamiento generalizado entre los analistas es que debe avanzarse hacia un horizonte con el tráfico privado al mínimo. «El objetivo es que no te compense coger el coche», apunta Alayo, formado en arquitectura y urbanismo por la Universidad de Navarra. Bajo su parecer, existe cierta «obsesión» con el término movilidad y la solución pasa más por mejorar la accesibilidad. «Si la optimizamos, minimizamos la necesidad y tenemos un nuevo parámetro». Su propuesta, basada en otras urbes como Bilbao, es utilizar el transporte público a nivel general y « primar el caminar » para las actividades cotidianas.

Cabrera, ingeniero agrónomo por la Universidad Politécnica, añade que el objetivo es que el 80 por ciento de los desplazamientos mototizados sean en transporte público y el 20 en vehículo privado. «Debemos invertir el modelo actual; tiene que cambiar y que el ciudadano se involucren», apunta.

Es en este punto, entre otros, donde el proyecto Madrid, Nuevo Norte se configura como una «gran oportunidad». Así lo entiende Fletcher, seguro de que las características del plan colaborarán en la construcción de una ciudad con ese parámetro. «Es una oportunidad magnífica para mejorar la accesibilidad; hay que tener en cuenta que no solo las personas se desplazan por la ciudad, también miles de entregas de comercio electrónico. Hay que hacer un diseño que contemple cómo se harán y cómo se construirán los edificios para que no entorpezcan», sostiene el ponente, que ha participado en la elaboración de cuatro planes generales de Ordenación Urbana.

Ciudades concentradas

La discusión sobre la movilidad, como el resto de temas tratados, deriva en una dicotomía: hacia dónde debe enfocarse y hacia dónde se hace en realidad. Cómo se han de configurar las ciudades es un ejemplo muy claro. La tendencia actual, explican los tres urbanistas, es que cada vez sean más dispersas, cuando lo ideal es precisamente lo contrario. No obstante, no está concretado en qué punto es el término justo. El por qué deben ser «concentradas, densas y compactas» lo explica Daniel Fletcher:«Una densidad alta genera una economía de escala con mejores servicios a un coste menor».

Así, a pesar de la falta de consenso, la ONU sitúa el baremo ideal en 15.000 habitantes por kilómetro cuadrado. La nueva operación Chamartín, en ese sentido, ronda los 12.000.

El foro, moderado por la subdirectora de ABC, Yolanda Gómez , ahonda en otras dos cuestiones que avanzan de la mano: sostenibilidad y eficiencia energética, cuyo futuro dependerá de la elaboración de nuevos marcos normativos como la ley de cambio climático o el código de edificación y del aprovechamiento de las herramientas tecnológicas existentes. Luis Cabrera defiende que cualquier planificación debe «poner al ciudadano en el centro» y, después, desarrollar parámetros como rebajar los niveles de calidad del aire, un consumo de energía nulo o, entre otros, la recuperación de aguas grises.

Pero la sostenibilidad lleva asociado el factor económico. La pregunta que se plantea entonces es cómo sobrevivir a largo plazo si los activos de los que se dispone no son suficientes para cubrir las necesidades, habida cuenta de que en muchas ocasiones –como Portland– abarca hasta el 80 por ciento del PIB. «¿Qué ocurrirá cuando, por ejemplo, se acabe el dinero de las ayudas de la UE?», pregunta Fletcher sobre el caso español. La respuesta es clara: fomentar la colaboración público-privada . Nuevo Norte es nuevamente una oportunidad para impulsar este criterio. «La pregunta es cómo no sacar provecho de todo el potencial de la zona», apunta Alayo en referencia al norte de la capital. «Ha estado infravalorado y lo que está claro –por la estación de Chamartín– es que es accesible para todos», dice.

Este primer foro sobre el urbanismo será el primero de una serie de cuatro que se desarrollarán este año.

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