A la nueva operación Chamartín se le agota el tiempo: un mes para salvar el proyecto

Urbanismo demora la tramitación del plan, pese a que se comprometió para diciembre de 2017. Si no lo hace en marzo, no saldrá en esta legislatura

Vías de la estación de Chamartín, con las cuatro torres al fondo, donde se desarrollará la nueva operación Chamartín MAYA BALANYÁ
Ignacio S. Calleja

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Madrid Nuevo Norte , el proyecto sustitutivo de la famosa operación Chamartín , está nuevamente en el aire. Aunque el Ayuntamiento de la capital, encargado de la iniciativa del plan, se comprometió el pasado mes de julio a que la aprobación inicial llegase en diciembre o enero, lo cierto es que aún no se ha tramitado. La preocupación en torno a la prolongación de la Castellana crece a medida que se acerca la fecha límite; si no se firma antes de marzo volverá al punto de partida y estará bloqueada y a merced de los gobiernos que se configuren tras las elecciones de 2019, como en los últimos 20 años.

Esta situación de incertidumbre contrasta con el clima del pasado verano, con un consenso entre administraciones inédito desde el nacimiento del ambicioso proyecto. El plan para el desarrollo del norte de la capital fue presentado por la alcaldesa, Manuela Carmena ; el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna ; y el presidente del promotor Distrito Castellana Norte (DCN), Antonio Béjar . Entonces, se anunció un acuerdo intermedio entre las propuestas de DCN (operación Chamartín) y el Consistorio (Puerta Norte), con una rebaja considerable de la edificabilidad y las viviendas a construir.

Entre las novedades de Nuevo Norte, que supone una inversión de 6.000 millones de euros y la creación de 200.000 empleos , estaba la cláusula de que la gestión pasara ser pública y el Ayuntamiento lo pilotase. Los plazos que se marcaron para el comienzo de las obras fue 2019, siempre y cuando se comenzara a tramitar el plan en enero de este año como máximo. A fecha de hoy, sin embargo, no hay noticias en ese sentido. Fuentes cercanas a la operación sostienen que existe un «cuello de botella» en la administración, acaso lastrada por la burocracia o la «complejidad» del proyecto. De hecho, el edil de Desarrollo Urbano Sostenible (DUS), José Manuel Calvo , justificó recientemente el atraso con la segunda cuestión, si bien aseguró que todo estará listo antes de que se cumpla el primer trimestre del año.

Doble problema

Esta demora genera ahora una problemática doble . La incertidumbre de si se llegará a tiempo, antes de que finalice esta legislatura; y la mala imagen de Madrid de cara a futuras inversiones. Respecto a la primera cuestión, la mayor dificultad es que el proceso es largo y tedioso. Una vez aprobado, debe pasar por un periodo de alegaciones de un mes y ser refrendado por el Pleno de Cibeles. Después se elevará a la Comunidad de Madrid porque requiere una modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), lo que también conllevará cierto tiempo. «Si no se aprueba en marzo, no llegan», apuntan las mismas fuentes.

En segundo término, desde el sector aseguran que esta vacilación repercutirá negativamente, especialmente porque Carmena se comprometió públicamente a cumplir en tiempo y forma con este extremo, primer paso para desbloquear la operación casi un cuarto de siglo después. «Desde el punto de vista de marca, es malo para Madrid y para España», dicen analistas inmobiliarios, apoyados en que este desarrollo es el proyecto más ambicioso de Europa .

Los puntos clave, como informó ABC, son la reducción de la edificabilidad y la construcción de viviendas. Según el acuerdo alcanzado, se levantarán entre 10.000 y 11.000 pisos , de los cuales cerca de 4.000 serán de protección pública. Sobre el primer punto, otro de los asuntos mollares, se determinó un espacio total de 2.830.000 metros cuadrados, un 20,5 por ciento menos que la propuesta inicial de DCN. De este terreno, un millón y medio lo ocupará el área de oficinas y otro millón será para uso residencial.

La «city» financiera , al igual que la estación de Chamartín, será uno de los grandes atractivos del proyecto si finalmente sale adelante. Con la intención de concentrar la oferta de oficinas en una única zona para atraer la inversión extranjera y configurarse como una alternativa al Brexit, se quiere que los usos sean mixtos y haya vida más allá de la jornada laboral. Estará dotada con áreas deportivas, restaurantes y zona residencial.

La estación, primer paso

Carmena y De la Serna señalaron en verano que la reforma de la estación de Chamartín , que ocupará 150.000 metros cuadrados, debía ser el primer paso. Tanto es así que su transformación ya ha comenzado, aunque con un plan paralelo a este. A la pretensión de triplicar las vías , con 13 dedicadas a Cercanías y 18 para Alta Velocidad, ya se ha iniciado la tramitación para la ampliación de algunas vías de estacionamiento, así como la adecuación de marquesinas y andenes.

El objetivo, en cualquier caso, es que la nueva operación Chamartín esté lista para iniciar las obras antes de las próximas elecciones municipales y autonómicas, en mayo de 2019. El miedo es que los nuevos gobiernos, ya sea en Cibeles o en Sol, tengan una apreciación distinta a la de los actuales y echen por tierra este principio de acuerdo. Estas desavenencias, no obstante, ya son reconocibles. No es ninguna novedad que Carmena y Calvo tienen una corriente disidente en Ahora Madrid que amenaza con dinamitar el consenso que han conseguido tras medio año de negociación con Fomento y DCN. También en Podemos a nivel regional son reacios a la operación por su «naturaleza especulativa». Ante el previsible voto en contra del sector más radical en Cibeles, será necesario el apoyo del PP y del PSOE para que salga adelante.

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